Capítulo 55: ¡Maldita sea!

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"Lety... ¿Fernando iba a desbaratar la empresa por ti?"

"Si. De no ser porque los abogados de Filmo Imagen no tenían la autoridad de firmar por mí, ese mismo lunes se podría haber terminado todo."

"No pues con muestras de amor como esa, como no convencerte. Pero yo no tengo una empresa multimillonaria que sacrificar por Carolina."

"A mi no me impresionó por el valor de la empresa. Si no, que desde que yo conocí a Fernando, la empresa siempre fue lo primero y único importante en su vida. Y ese día, por fin pude creer que él me amaba más a mí. Que yo era más importante. Yo había decidido creerlo desde antes, pero esa fue la prueba irrevocable que por fin enterró todos mis miedos. Y para él, no se si fue mi amenaza de dejarlo o el hecho que yo no permitiera el remate, lo que logró convencerlo de perdón. Creo que ese día fue cuando verdaderamente comenzamos de nuevo."

"Y vivieron felices para siempre." Eduardo le dijo sinceramente.

"Claro que no. Pero hasta ahora hemos podido enfrentarnos a todo tomados de la mano y con la frente en alto. Por qué lo único que verdaderamente necesitamos, es el apoyo del otro."

Eduardo iba a seguir con sus preguntas, cuando la puerta se abrió, y Fernando entró a la casa balanceando unos papeles en una mano y bolsas de la tintorería en otra.

"No le vayas a contar nada; no se si Carolina quiere que se sepa aún." Le susurró a Lety mirando hacia donde estaba Fernando.

"No Lalo, no te preocupes, no necesito ayuda eh, gracias." Fernando fue directo al despacho a dejar las cosas que traía mientras Eduardo se reía de él.

Leticia le hizo un gesto cerrando su boca con un zipper cuando Fernando regresó a la sala, más guapo que nunca, habiendo dejado su saco y corbata sobre el barandal de la escalera. A Leticia le fascinaba ese look relajado de Fernando al salir de la oficina. Hacía mucho tiempo él le había contado como su casa era su espacio favorito, y donde él quería estar cómodo todo el tiempo.

"¿Cómo están las mujeres más bellas sobre el planeta tierra?" Fernando se agachó sobre su esposa para darle un beso en los labios y después en la barriga.

"Muy bien." Leticia le regaló una sonrisa muy tierna y se acomodó en el sofá para que él se pudiera sentar. "¿Y todos esos papeles?" Leticia le preguntó curiosa.

"Solo algunas cosas que necesito checar, pero ya no me daba la cabeza para más en la oficina, y como es fin de semana largo, no quería esperar al lunes para hacerlo." Fernando encogió los hombros.

"Bueno yo los dejo, todavía tengo que pasar haciendo unas compras antes del evento. Nos vemos en la noche."

"Está bien Eduardo. Te esperamos mañana, ¿verdad?" Leticia levanto una ceja, recordándole a su amigo los planes que habían hecho hace una semana para acción de gracias.

"Claro que sí. Yo estoy encargado del postre." Eduardo se despidió de sus amigos y se fue, muy feliz de saber que en pocas horas vería a Carolina otra vez.

"Amor, cuéntame, ¿cómo te fue en la tarde sin tu asistente?" Leticia entrelazó su mano con la de su esposo.

"Hay mi Lety, tu trabajas mucho. Hoy, si no hablé con las del cuartel unas treinta veces, no hice nada. Este Luigi está loco, me llamó como ocho veces pidiéndome contratos y cheques para el salón y quien sabe que tantas cosas. Y Carolina, ni se diga. Yo no sabía que lidiabas con tanto cuando había eventos en la empresa. Siempre pensé que Luigi se encargaba de todo..." Fernando estaba a medio monologo cuando Lety lo interrumpió con una sonrisa amorosa.

"Hay creo que tu hija ya conoce tu voz. Había estado muy tranquila toda la tarde, y hay.." Leticia tomó la mano de Fernando para ponerla sobre su vientre y él pudo sentir las pataditas de su niña.

La Fea Más Bella: Y Llegaste TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora