Insomnio de ti

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Acaricio distraídamente las cuerdas de mi guitarra, rasgueando acordes o melodías sin saber exactamente qué estoy tocando. Es fácil. Solo tengo que dejar de pensar. En ti y en todo lo que tenga que ver contigo.

Guardo la guitarra en su funda y me meto en la cama. Siento la colcha suave directamente sobre mi piel dándome calor lentamente. Mi cuerpo me dice “duerme”, pero no tengo sueño. Sola, en silencio y en la oscuridad, es el mejor momento para que todo se te pase por la cabeza y recorra cada hueco de tu mente, haciendo que lo que estaba guardadito bajo llave salga de su cajita y ronde por tu cabeza diez, cien e incluso mil veces. Y así pasa tu cara por todos los recovecos de mi, haciéndome recordar cada momento que había pasado contigo y todos los que hubiera pasado.

Miro el reloj. Las doce. Intento que me entre el sueño leyendo un poco, pero los personajes no son consistentes en mi cabeza inundada de ti. Pruebo a destaparme. No, mucho frío; y si no, mucho calor. Vuelvo a mirar el reloj y es la una y media. Maldigo para mí el momento en el que dejé de tener sueño por las noches.

La banda sonora de “El castillo ambulante” resulta ser una mala forma de olvidarme de todo y dormir. De hecho, es una gran música para todos los dulces pensamientos que te dedica mi cerebro. Puede que esté así un par de horas, pero no aguanto más. Las tres y media. 

 Entonces, en mi desesperación, recurro a la famosa manera de dormirse desde antes de Cristo: contar ovejitas. Finalmente, el aburrimiento vence al insomnio y me duermo. 

Las ocho. Suena la alarma. Mierda.

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⏰ Última actualización: Jul 01, 2020 ⏰

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