▌║Especial: Las memorias de Felix║▌

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El pequeño “niño” pecoso tomó uno de los libros de la biblioteca. Como era usual sus padres estaban ocupados trabajando así que una vez más hundiría en la fantasía de sus libros. Acomodó su vestido, a veces sentía extraño que su madre le tratara así, incluso su cabello caía poco más abajo de sus hombros y era adornado con una diadema y algunos de esos accesorios pequeños. Incluso le llamaban Alice, con tal de hacer más real la experiencia.

Salió de casa y se sentó en una de las bancas, su casa estaba cerca del parque donde los niños jugaban. Todo era tranquilo hasta que su lectura fue interrumpida al escuchar como un balón había impactado cerca suyo, golpeándolo por poco. Poco luego del susto de aquello escuchó una dulce voz.

—Perdona, ¿estás bien? —preguntó un niño de cabello rizado.

Felix asintió y estaba a punto de hablar cuando de pronto alguien más hizo presencia.

—¡Alice! —exclamó molesta su progenitora acercándose al pecoso y tomándole de la muñeca—. Ya te he dicho, no te involucres con esos niños salvajes.

¿Salvajes? No lo creía, los veía reír a cada rato, se veían tan felices y unidos. Sin contar la forma tan dulce que el niño de cabello rizado le había hablado mientras sonreía. A lo lejos pudo escuchar como era llamado; “Chan”.

Felix ahora castigado tenía que conformarse con ver a Chan desde su ventana, a veces dejaba sus preciados libros sólo por observar al chico divirtiéndose. Sin embargo, su alegría se acabó. Debían mudarse a Australia, todo fue un cambio, sus padres ahora le decían Felix y cortaron su cabello. Aparte de ir a estudiar. Al final se había acostumbrado al cambio, su vida parecía normal. Años después pudo volver a Corea, y oh su suerte. Al mismo lugar donde vivió su infancia temprana, en su primer día de preparatoria se reencontró con aquel chico. Su voz había madurado claramente, pero todavía tenía ese tono dulce y esa inconfundible sonrisa. Allí se dio cuenta que su enamoramiento nunca se había ido.

Se hicieron novios, frente a la gente nadie sospechaba que eran más que amigos. Todo iba perfectamente bien, casi tres hermosos años... hasta que el pecoso tenía náuseas recurrentes. Pensaba que era alguna enfermedad hasta que pudo ver como su abdomen se abultaba, de pronto tenía ganas incontrolables de cierto alimento. Se quiso negar, no, él no podía ser uno de esos casos. Toda sospecha acabó en cuanto se hizo la prueba de embarazo, efectivamente, se había embarazado.

Aunque raro, actualmente habían aparecido casos de hombres capaces de quedar encinta por algunas mutaciones. ¿Sus padres alguna vez lo supieron y por ello fue tratado como niña sus primeros años? Miles de dudas y miedos inundaban su mente. El Felix alegre y amoroso se estaba cayendo.

—Felix, ¿pasa algo? —preguntó el mayor, a lo que el pequeño negó.

—Creo que me enfermé, a final de año suele pasar—. Sí, era cierto. Él tenía tendencia a enfermarse a final de año. Pero también, en su cabeza tenía muchas cosas. ¿Debía decirle la noticia?

Un bebé demanda una gran responsabilidad, sabía que sus padres no le apoyarían sabiendo que andaba con él y tampoco de los padres de Chan. Su novio era joven, con tantas esperanzas, sueños, metas... metas que un bebé podría dificultar, tampoco sabía si él querría tenerlo.

Y finalmente, la fiesta despues de la graduación llegó, a pesar de los tres meses Felix supo ocultar su abdomen. Tenía la intención de disfrutar ese noche, era la última que podría pasar con su amado. Al finalizar el brindis le pidió salir, su rostro alegre inmediatamente se hizo serio, apretó sus puños. No debía llorar.

—Lixxie, ¿qué pasa?

—Estoy harto —dijo el menor con el tono más despectivo.

—¿Harto? ¿De qué? —Chris se hallaba confundido.

—De ti, de tus estúpidos apodos, tu voz, todo. ¿No lo ves? Eres la persona más ingenua que hay, que no puede notar cuando lo engañan y juegan con él. Y ya me cansé, es aburrido. Mírame, ¿crees que podría querer estar con alguien cuyo futuro son sólo sueños y fantasías? —había practicado tanto aquel párrafo, lo sabía de memoria. Porque sabía que si intentaba improvisar algo aparte de no saber que palabras decir, su voz quebraría en llanto. De inmediato su rostro evitó al del mayor. Si veía aquellos ojos llorar no podría continuar.

Chan soltó una risa quebrada—. Hey... Lix, esa broma no es divertida.

—No es ninguna maldita broma, no te amo, ni lo hice—. Sus respuestas eran cortas y directas, ya se había acabado su monólogo. Quería huir ya antes de llorar pero sus piernas no respondían.

—¿Y todos nuestros besos? ¿Las citas? ¿Las veces que dormimos juntos? Vamos... fueron casi tres años, ¿todo eso no fue nada?—. El cuerpo de Chris no dejaba de temblar, esperando que fuera una broma de mal gusto o una pesadilla.

Felix no respondió y se dio la vuelta, sus ojos lagrimearon y huyó lo más rápido que pudo, ya lejos dejó salir su llanto, corrió y corrió a casa. Su almohada estaba empapada y apestaba a las lágrimas saladas del chico mientras acariciaba su vientre. Ya era mayor de edad para su suerte, sus padres vieron admirable que su hijo quisiera su propia casa y trabajar por su cuenta por lo que no negaron en darle el dinero sin saber el porqué real de su distanciamiento.

Pero claramente, no podía emprender su "negocio" ¿quién querría contratar un embarazado? Bueno, para su suerte tuvo gente que le ayudó. Minho, Jisung. Después de graduarse ambos abrieron una cafetería. Sabía que era probable que sus ex compañeros vinieran, y obviamente Chris. Por lo que él tenía el trabajo dentro de la cocina. De vez podía verlos de reojo, sus compañeros y a Chan, ahora su cabello era rubio. Podía verlo sonreír, pero algo dentro suyo le decía que era una sonrisa vacía. Su corazón se estrujaba.

Meses después, finalmente llegó al mundo aquella pequeña criatura rosadita. Tenía los ojos de su padre y su rostro era adornado por la pecas de su "madre", era un tema tan reciente que sí, salía como madre. El nombre ya había sido decidido, “Christa”, así al menos podía sentir que tenía una parte de su amado Chris en ella. Las cosas luego de ello no eran mejores, pero al menos la pequeña Christa le hacía sentir que tenía alguien por quien estar.

Pero la vida no era justa con Lee Felix, probablemente ahora pagaba el daño que había hecho. Años después, él ya tenía 23, la niña ya estaba poco de cumplir sus cuatro años. Había sido diagnosticado con una enfermedad que le estaba matando y justo se hizo notoria en su etapa terminal. Tan sólo quedaban unos meses de vida.

—¿Estás seguro Lix? —preguntó Minho tomando aquellas cartas.

—Sí, no tengo cara para mirarlo y decir las cosas yo... acabaré llorando. Y no quiero, no merezco llorar cuando fui yo él que le hice esto. Las cosas de Christa están listas—. El pecoso miró a la niña que estaba acomodando un álbum. Suspiró, no quería dejarla ir, pero no quería que lo viera débil y moribundo.

—Sabes que él vendrá. Felix, todos estos no ha hecho más que esperarte —dijo el mayor tomando la mano de su "sobrina". Al haberse distanciado de su familia Minho y Jisung eran lo más cercano a un tío para la pequeña—. Las entregaré y lo dejaré verla si lo desea, no te preocupes.

Dicho aquello el chico salió de la casa con la niña para entregar aquellas cartas.

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Entre tener que releer la historia original y escribir me deshidrato llorando. Sólo esperó les esté gustando. Después de esto vendrá la última carta, un epílogo y algunos datos sobre la historia y más sobre la obra de la que tomé inspiración. Los amo.

Xx-Ghost_Phoenix-xX

▌║ Cartas para Christopher Bang ║▌ ❬Adaptación Chanlix❭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora