La hora azul se acercaba lenta y calmadamente, las hojas se movían con el viento frío pero agradable. Una cálida luz se acercaba sutilmente en el prado y el río cercano, una casa de aspecto rústico y su sensación se absorbían en la oscuridad que se deshacía con la nueva energía creciente del Sol. Sonidos rígidos de platos salían de ella.
En la cocina se encontraban él y su abuela, recogiendo los platos de su temprano desayuno. De alguna forma, ellos lograban hacer que ese lugar poco a poco se sintiera más hogareño. La mujer se movía erráticamente recogiendo la mesa junto a su nieto, que, al contrario lucía bastante más calmado que ella. Llevaba consigo tres collares, uno de rubís, otro de perlas y uno de esmeraldas. Él solo llevaba una pequeña esfera de cristal con una cuerda sobre su cuello, un amuleto. Esa noche sería una despedida pues el joven haría un largo viaje para perfeccionar y ampliar sus conocimientos sobre la magia.
⁃ Llevas lo suficiente contigo ⁃ dijo ella mientras miraba un bolso en el lado izquierdo del joven que parecía ya estar lleno. Junto a el, un pequeño llavero de una pequeña mano cortada y con algo de sangre seca como otro amuleto de protección.
⁃ Estaré bien, lo sabes ⁃ dijo él.
Estesería su primer viaje al pueblo de Las Luciérnagas, un lugar que solo eraaccesible por medio del tren Marie,el tren lunar, uno solo era capaz de subirse a cierta hora, a la hora azul, nocualquiera entraría. El destino se encarga de mostrarte el camino o no, unafutura criatura de Incalipsisjamás entraría. El estaba seguro que podría. Salió de su hogar y se dispuso a caminar al bosque Tereina, sus pasos crujían con las hojas y las ramas secas. Su amuleto
alumbraba el camino. Un par de ciervos yacían en el suelo con una terrible marca en los costados, alguien debió hacer eso, sus pensamientos se llenaban de dudas...Una necesidad, un error, o un momento de creciente dolor, inconciencia o simple locura o maldad. Todo era tan oscuro y un par de gotas de sangre se asomaban.
Los planos en sus apuntes eran exactos y el tren llegó justo dónde él estaba. Una mujer gigante de cabello azul luminoso estaba hincada sobre el suelo, se encargaría de abrirle las puertas a su vagón correspondiente, estos estaban hechos de plata. Al subir, habían unas 6 personas dentro, eran muchos vagones pero solo cabían 7 en cada uno. Sus adentros brillaban en oro puro y el amanecer lo hacía ver mejor que cualquier cosa. Se sentó justo al lado de la ventanilla mientras veía al tren flotar poco a poco hacía los cielos, aunque de pronto una voz agitada y al aire pidió detener el tren.
⁃ ¡Esperen!
El tren se detuvo drásticamente y la voz firme pero suave de una mujer retumbó en lo alto del bosque.
⁃ El amanecer esta en puertas, pero te daré oportunidad ⁃ abrió las puertas y dejó pasar al chico apresurado, llevaba consigo unas brillantes manzanas amarillas que combinaban con su cabello casi blanco, el poco azul del cielo hacían ver sus ojos verdes algo peculiares. Tomó su canasta de manzanas y la cerró para cruzar al ultimo lugar, justo al lado del joven castaño que miraba perdidamente el tímido Sol saliendo, pintando de dorado los ojos y el brillo en su cabello. Al sentarse posó sus manzanas debajo de su asiento y sacó un periódico de su chaqueta. Mientras comenzó a leer, el hombre a su lado dejó de ver el Sol y puso su atención en las letras en mayúsculas de aquel papel "Nuevos visitantes para Las Luciérnagas por el equinoccio". El hombre de ojos marrones no tardó en hablar.
⁃ Emm, disculpa, ¿eres de Luciérnagas?
⁃ Si, soy de ahí, compré este periódico antes de salir pero lo leo hasta ahora ⁃ Su sonrisa se asomó. El otro joven le devolvió la sonrisa y continuaron con su pequeña plática hasta que los comentarios del joven rubio deshicieron todo. El brujo a su lado perdió toda tranquilidad
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𝙻𝚄𝙲𝙸𝙴́𝚁𝙽𝙰𝙶𝙰𝚂
FantasyUn camino no cambia de rumbo hasta que se decide. La nueva melodía no es solo otra más entre todas las demás, es aquella que revela lo que no puedes entender. Un viaje nuevo es mucho más que años en cápsula.