Capítulo 1

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Eran aproximadamente las cinco de la tarde del viernes y Lisa sentía que, con cada paso que daba, el ruido que hacían sus Jimmy Choo al chocar contra el pavimento le resonaba cada vez más fuerte en la cabeza.

La verdad es que había tenido una semana de lo más estresante, repleta de situaciones que amenazaban con desequilibrar su paz mental.

Gritos y peleas con su esposo, tareas interminables y tediosas con sus hijos, reuniones aburridas y exasperantes... Todo eso en un lapso de cinco días.

Era un milagro que todavía tuviese fuerza para caminar en esos preciosos pero no-tan-cómodos stilettos de doce centímetros de altura.

Ah, pero al ingresar a aquel edificio e ir acercándose cada vez más a su destino, el dolor de cabeza comenzó a disiparse junto con la contractura que sentía en los hombros.

De su cartera Celine sacó su juego de llaves y abrió la puerta del apartamento, sorprendiendose al encontrarse con tanto silencio y oscuridad.

—¿Jen? Llegué... —avisó, buscándola con la mirada mientras se quitaba los zapatos, quedando descalza.

—¡En la habitación! —escuchó, y sonrió inmediatamente, dejando su cartera sobre el sofá y yendo en busca de ella.

Al entrar en la habitación se encontró con la misma oscuridad que había en el resto del apartamento, con la diferencia de que la televisión estaba encendida, brindando una tenue luminosidad.

Jennie se encontraba en la cama, bajo las cobijas y esperando por ella con una sonrisa de lo más dulce en el rostro.

—Hola, mi amor —se derritió Lisa, prácticamente tirándose a su lado en la cama.

Jennie se rió, estirando sus brazos para poder tomar a Lisa por las mejillas y besarla.

—Hola... —dijo entre besos.

—¿Qué haces acostada tan temprano? —preguntó, oliendo su cuello y tragándose las ganas de morderla.

—Ha sido una semana un tanto agobiante en el trabajo y, por lo que me has contado, tu semana no ha sido menos agotadora que la mía —respondió, besándola en la mejilla repetidas veces.

—Uh-uh... —negó Lisa, cerrando los ojos.

Jennie sonrió.

—Tenía pensado que veamos una película y comamos un poco de helado, pero supongo que primero puedes dormir un rato si quieres, mi amor... —sugirió, pues Lisa prácticamente se había dormido sobre su cuello, en una posición incómoda y con su ropa de oficina todavía puesta.

—No...no... —se negó, frunciendo el entrecejo pero aún sin abrir los ojos.

Jennie reprimió una risa y dejó otro beso en su mejilla.

—Sí, Lili. Quítate la ropa y acomódate a mi lado, vamos —ordenó, moviéndola de su hombro para que hiciera lo que acababa de pedirle.

Lisa se quitó la camisa de seda e hizo lo mismo con su pantalón de jean, quedando en nada más que su ropa interior y, claro, las joyas que descansaban y brillaban en sus lóbulos, cuello, muñecas y falanges.

Levantó la cobija y se acurrucó contra Jennie, quien vestía uno de esos baby-dolls de seda que usaba como pijama. Apoyó su cabeza sobre su pecho y se durmió sin poder decir o hacer mucho más.

Jennie sonreía ampliamente y con ternura, acariciando su cabello y viéndola descansar.

Bostezó y, luego de apagar el televisor, decidió que acompañaría a Lisa en su siesta.

Ella también había tenido una semana terrible. Ser profesora no era tan fácil y divertido como se lo había imaginado y, ahora que finalmente había comenzado a dictar clases en la universidad, esa idea de clases divertidas y entretenidas cada vez se hacía más lejana.

Claro que la literatura era increíblemente interesante para ella, por algo había decidido ser profesora, pero a sus alumnos no les importaba casi nada, sobre todo a los chicos de la secundaria, quienes se babeaban toda la clase por opción uno: mirarla a ella descaradamente, u opción dos: quedarse dormidos.

Ella no se hacía mucho problema por eso, pues su frase de presentación era "si no hacen las tareas y no se comportan en clase, simplemente los desaprobaré y ya", pero la verdad era que no podía desaprobar a un 80% de su alumnado.

Al menos las vacaciones de primavera estaban a la vuelta de la esquina, lo que, viendo el lado negativo, implicaba exámenes finales, pero viendo el lado positivo, significaba descanso.

Mientras jugaba con el cabello largo y rubio de Lisa entre sus dedos, cerró los ojos y, antes de que pudiera pensar en algo más, se quedó dormida.

You & Jennifer [JenLisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora