Satisfied (l.s.)

Satisfied

-¡Bien! A eso me refiero.- Escucho decir a Niall, el padrino del novio al terminar su discurso. Todos en el gran salón ríen, Niall siempre tuvo esa capacidad de hacer reír a todos con un par de simples palabras. -Ahora, todos, por favor denle un aplauso al hermano de Charlotte, ¡Louis Tomlinson!-.

Es hora. Me pongo de pie y tomo el lugar de Niall frente a la multitud mientras los aplausos llenan el salón, esto es mucho más difícil de lo que había esperado cuando Lottie me había pedido dar un discurso. No tengo idea de cómo empezar. La red que nos enlaza a los tres es demasiado complicada de explicar en unas cuantas palabras. Hay tanto que decir y tanto que quiero evitar mencionar. ¿Cómo podría resumir todo lo que siento por aquellas dos personas frente a mí?

Nunca he sido un mentiroso. Al menos no con Lottie, es imposible mentirle a ella, es tan abierta y amable que los secretos salen aunque no lo quieras. Normalmente admiro esta característica suya, pero esta noche es lo último que necesito. Resisto la necesidad de llorar cuando me encuentro con sus ojos brillantes de amor y emoción. No debería estar aquí. En este momento desearía poder cambiar las cosas.

Al alzar mi copa permito que mis ojos viajen hacia Harry y encuentro que él ya me estaba mirando. Tal vez simplemente me mira así porque estoy a punto de dar un discurso, aunque a veces me gusta fingir que me mira como más que sólo el hermano de Lottie. 

-¡Por el novio!- grito un par de segundos después, oigo un coro de voces que repiten lo mismo y beben de sus copas, siento alivio. No quiero meter la pata. Debería haber practicado esto antes. -¡Por la novia!-. Todos lucen sus mejores sonrisas radiantes y rezo por que la mía se vea igual y no forzada. Lottie me sonríe, se ve preciosa con su vestido blanco y el cabello rubio que le cae por los hombros, su sonrisa es genuina. Las palabras se me atoran en la garganta. -Te desea lo mejor tu hermano, siempre estaré a tu lado, Lots.- Esto lo digo de corazón, se merece toda la felicidad del mundo.  -¡Por su unión!-. Grito una vez más.

Oigo las voces de los invitados decir "¡Por la unión!" y "¡Por la revolución!"

-¡Y por la esperanza que nos proveen! Que siempre estén satisfechos.- El suelo bajo mis pies comienza a girar. Siento la mirada penetrante de Harry sobre mí. Lo recuerda, yo también lo recuerdo.

Recuerdo esa noche, puede que me arrepienta de aquella noche por el resto de mis días. Recuerdo el gran salón y los vestidos pomposos de mis hermanas, recuerdo como aquellos soldados se tropezaban con sus propios pies al pedir hablar con alguna de las chicas. Los mismos chicos que trabajaban con mi padre. Recuerdo la luz ensoñadora de las velas en la noche, iluminando mientras todos bailábamos y reíamos. Y nunca olvidaré la primera vez que vi su cara. Lo recuerdo, sus rizos oscuros cayendo sobre sus hombros y aquellos ojos verdes que hasta ahora me quitan el aliento.

Desde entonces no soy el mismo, el chico de ojos inteligentes y el porte ambicioso se fue. Cuando me saludó casi olvido mi nombre, encendió mi corazón en un fuego que nunca se va a apagar.

Se acercó con pasos lentos y decididos, como si supiera exactamente lo que quería, yo estaba acostumbrado a hablar con los hombres de mi padre, siempre querían quedar bien conmigo antes de hablar con alguna de mis hermanas, así que no me preocupé. Levanté la mirada, era un poco más alto que yo, aunque no me intimidaba.

-Me parece que eres un hombre que nunca ha estado satisfecho. - dijo lentamente. Yo me sorprendí, nunca antes me habían dicho algo así. Esa palabra, la palabra que me perseguirá por el resto de mi vida, desearía poder borrarla de mi mente, tirarla al mar y nunca volver a escucharla.

-Creo que no sé a qué te refieres.- dije, dando un paso hacia atrás, su mirada no flaqueó. Me tomó del brazo, deteniéndome. Mi corazón latió con fuerza, y me pareció algo gracioso, habían pasado años desde la última vez que eso había sucedido, imaginaba que esa parte de mí había dejado de funcionar.