Prólogo

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Cuando sonó el teléfono, _____ Hannover estaba pintando nutrias. Trabajaba con pinturas al óleo y por fin había obtenido la combinación ideal de negro para los ojos. Por ningún motivo iba a interrumpir su labor para contestar el teléfono. Se lo había advertido a Alice.

-Hola, hablas a casa de _____ , Alice y Hope. Por favor, deja tu nombre y número de teléfono y nosotras te llamaremos en cuanto nos sea posible. Gracias.

Mientras oía una serie de zumbidos, _____ aplicó unos toques difuminados de pintura con un pincel redondo. Después escuchó una voz grave de un hombre demasiado mayor como para llamar a Alice. Se trataba de un agente de reservaciones, amigo de un amigo, que era muy bueno en su trabajo.

-Tengo en la mano tres boletos para el concierto de hoy por la noche de Ed Sheraan y Taylor Swift en San José --anunció--. Son asientos excelentes.

_____ estiró la mano para atender el teléfono.

-¡Los quiero!

- Hooola _____. ¿Cómo está mi artista favorita?

-Pintando. Necesitas el número de mi tarjeta de crédito ¿verdad? Espera un momento --dejó el teléfono, corrió por toda la casa hasta la cocina y tomó rápidamente la billetera. Regresó al estudio, leyó con voz entrecortada el número y colgó sin recuperar el aliento.

Tragó saliva, miró el lienzo en el caballete, así como otros seis que la rodeaban en espera de ser terminados , pensó en todas las cosas que tenía que hacer en las próximas tres semanas y decidió que estaba loca. No tenía tiempo para asistir a un concierto. Pero, las niñas se sentirían absoluta y totalmente felices. Abrió la ventana y se asomó para recibir el aire fresco del bosque.

-¡Alice! ¡Hope!

A los pocos minutos sus hijas salieron corriendo de entre los árboles; Alice se veía tan pequeña como Hope ese día , el cabello les revoloteaba y ambas tenian mejillas sonrosadas. Ambas tenian el cabello rubio pero el de Alice terminaba en ondas sin fin , el de Hope en cambio era muy suave y medio castaño. _____ les gritó la noticia antes de que siquiera se aproximaran a la ventana. La expresión de alegría que vio en el rostro de las niñas valía el sacrificio de soportar hasta dos funciones como ésa.

- ¿Lo dices en serio? --preguntó Hope. Tenía los ojos muy abiertos, las pecas brillaban en la cara y la sonrisa dejaba entrever los dientes, que todavía eran demasiado grandes para el tamaño del rostro. Tenía trece años y estaba en la pre-adolescencia.

_____ sonrió y asintió con la cabeza.

-¡Genial! --exclamó Alice. A los quince años, le sacaba toda la cabeza a Hope y suaves curvas delineaban su figura.

Hope juntó las manos entusiasmada.

- ¿ Vamos a hacer todo? Tú sabes, lo que hablamos.

_____ no tenia tiempo para todo. Tampoco el dinero necesario. Sin embargo, si sus pinturas tenían éxito, ya vendría el dinero, y en cuanto al tiempo, la vida era demasiado corta.

-Todo --concedió, porque sería bueno que Alice se alejara del teléfono, que Hope se alejara de su gata y , sí, quizás también sería bueno que ella misma se alejara de sus óleos.

-Tengo que llamar a Sky --gritó Alice.

- Lo que tienen que hacer --corrigió _____ -- son los deberes pendientes de la escuela. Nos vamos dentro de una hora.

_____ volvió a su estudio una hora más y avanzó tan poco en su trabajo como sospechó que le ocurrió a sus hijas. Entonces subieron a la camioneta deportiva y partieron rumbo al norte. La tienda a la que quería ir se hallaba camino de San José. Aún estaba abierta cuando llegaron y contaba con mucha variedad de productos. Treinta minutos después salieron con botas y sombreros vaqueros luciendo amplias sonrisas.

Camino hacia la CostaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora