Capitulo 5. Jugando a ser Tolkien de otra manera.

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Capitulo 5. Jugando a ser Tolkien de otra manera.

Tristeza, algo de enojo, fascinación y alegría. La mar de sentimientos se arremolinaba en su cuerpo. Aquel hermano mayor que tenia era el único que podía ponerle nervioso. Quedaba un día para el encuentro, y podíamos observar como su cama estaba repleta de cachivaches. Había una cuerda, una pequeña pistola, y también unas cuantas agujas ; bastante largas y aparentemente afiladas. No obstante lo que más hacia contraste en aquellos objetos era un fusil de francotirador, la Barrett M82. Empezó a caminar en círculos por la habitación, de un lado a otro, preparándose mentalmente para la pelea. Sabía cuan bueno era su hermano, y también lo poderoso que podía llegar a ser. Hacia tiempo que no se veían, y por ello no sabia que trucos iba a usar en esa pelea. Bufó con suavidad, aparentemente enfadado pero interiormente contento. Decidió ponerse en camino, por lo que se colocó sus pantalones vaqueros negros (Elásticos por supuesto. ) con un cinturón bastante simple, una camiseta sin mangas negra y unas botas de militar que le llegaban a poco de la rodilla. Podíamos observar en la derecha como llevaba un pequeño cuchillo oculto entre las inmensas bandas que adornaban estas. Se colocó su chaqueta larga, de tono azul, con un gorro y de manga corta. Puso sobre su cabeza unas gafas de " piloto ", aquellas que llevaba siempre que iba hacer un encargo. Metió en sus manos los guantes sin dedos, y ato a su muñeca una pulsera que poseía un hilo de pita bastante fino, que usaba para rebanar algún que otro pie debido a que era demasiado... Cortante. Se colocó la misma pulsera en la otra mano. Tras aquello dio una palmada a estas, frotándolas después -. Bueno... ¿Y que más? - Repaso todo lo que tenia encima de la cama, y decidió que con eso bastaba. Si la cosa se ponía fea siempre podía contar con la ayuda de su querido compañero, Muéraseme. Dejo escapar de sus labios un suspiro, atando al cinturón una bolsita donde colocó las agujas. Después se llevó a la espalda el fusil, la cuerda en el otro extremo del cinturón y la pistola la escondió en un bolsillo que poseía dentro su chaqueta. Salió de casa sin decir adiós, más sus padres ya sabían con quien se iba a encontrar y gastar energías era innecesario. Ellos estaban contentos por la llegaba de su hermano, ya que le iba a dar una lección a su hijo mediano. Llego al bosque donde habían quedado, la niebla cubría parte del lugar y las montañas se alzaban con evidencia delante de él. Los árboles adornaban el paraje, y se pudo observar como entre las montañas yacía un pequeño lago. Poseía todo lo que necesitaba, y tenía que preparar una trampa antes de que llegara su hermano, solo por si el encuentro no salía como esperaba. Por ese motivo había salido tan pronto de casa. Se colocó sobre los ojos sus gafas de " piloto ", comenzando a caminar. Más al analizar el campo de batalla, cuatro alas de plumas negras se materializaron en su espalda.

Empezó a volar para observar el paraje desde la altura. Clavaría una aguja en un árbol, y así constantemente hasta que se formará un enorme círculo con los árboles en los que estaban " marcados". Efectuó lo dicho. Alzó su muñeca derecha para observar cuanto tiempo había pasado, ya que en esta también yacía un pequeño reloj. Eran las cinco. Podíamos observar como el sol se empezaba a alzar para alumbrar el lugar, pronto se haría de día. Habían quedado a las siete, por lo que se quedo sentado en mitad de los árboles, sobre sus pies para ser exactos. Colocó ambas manos alrededor de sus labios, hacia bastante frío. Empezó a jugar con el vaho que se formaba cuando respiraba, intentando usar sus dotes de ladrón para planear todas sus acciones. Más él tatuaje que poseía en el brazo derecho empezó a brillar. Primero salió un ojo de este, después unas plumas y así el tatuaje de un cuervo cobró vida. Parecía que el pequeño Múreseme no se podía estar quieto cuando había acción -. Mu... Largo. Fuera. Adentro . - Se podía notar cierto nerviosismo en la voz de Daisya, y por como movía su mano delante del cuervo. Múreseme no estaba de acuerdo con aquel comportamiento, por lo que le castigo dando un picotazo en su frente. Después de aquello desapareció en neblina, formándose de nuevo el tatuaje -. Maldito cuervo... - Optó por levantarse ya que empezaban a ser las seis y media. Eligió un árbol que estaba cerca, uno de los más altos.

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2014 ⏰

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