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。☆✼★━━━━━━━━━━━━★✼☆。 —¡POR FIIIINNN!—exclamó el rubio mientras entraba todo eufórico a la tienda

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—¡POR FIIIINNN!—exclamó el rubio mientras entraba todo eufórico a la tienda.

Llevábamos como dos o tres horas allí fuera haciendo cola para comprar el dichoso juego de Felix. Este, al entrar a la tienda de videojuegos, se puso a hiperventilar fuertemente mientras buscaba el juego.

—¡Allí está Ori!—me agarró de la muñeca y salió pitando hacia donde estaba lo que sus ojos tanto deseaban. Tuve que hacer un esfuerzo para no caerme y quedarme sin mis queridos dientes.

El pecoso fue más veloz que un puma al conseguir el juego y llevárselo a la caja tan rápido como pudo.

—¿Sabes que el juego no va a desaparecer de tus manos, no?—dije con una pequeña sonrisa al ver la reacción de mi amigo al ir tan deprisa en querer pagarlo—Además, no sé por qué tantas ganas de comprarlo el mismo día que sale a la venta.

—Tss, no hables si no entiendes de videojuegos. Comprarlo el mismo día que sale a la venta es lo mejor del mundo—dijo con aires de superioridad, en broma claramente—¡Qué ganas de probar a este pequeñín!—genial, ahora estaba abrazando la caja que contenía a su "pequeñín".

Solté una pequeña risa ante la escena, pero me fijé que detrás de Lix se encontraba el cajero con su mirada clavada en él. Era bastante atractivo, va a quien quiero engañar, parecía un mismísimo dios griego, pero la forma en que miraba a Felix no tenía descripción.

Era como de... ¿pena?

Se dio cuenta de que me fijé en que estaba observando al pecas y me dio una sonrisa ladina con la misma expresión que tenía.

。・:*:・゚★,。・:*:・゚☆

—¡No puedes hacerme esto!—lloraba falsamente mi amigo mientras que yo me ponía el casco que se supone que era lo principal del juego—¡Es mío, yo lo he comprado!

—Perdona, pero no estuve aguantando en una larguísima cola de tres horas para quedarme viendo como juegas tú—exclamé en mi defensa—Además, fuiste tú quien dijo que quien ganase al mejor de tres podría probarlo primero.

Felix comenzó a hacer la croqueta en el suelo como un niño pequeño.

—No es justo...

—Ahora dilo sin llorar—le saqué la lengua mientras buscaba el chip del juego para poder ponerlo en la entrada del casco.

En la caja venía todo lo necesario; el casco tipo a lo Power Rangers, bastante molón que era lo principal, ya que allí dentro se proyectaba el juego haciendo que pareciera real. Luego venía con él el chip donde estaba todo del juego y solo se tenía que introducir en la entrada del casco y ya podría jugar.

—Felix, tengo hambre—le dije al notar que mi estómago empezaba a desencadenar una tormenta en mis adentros.

—Pues cómete tus ganas de fastidiarme—no podía verle porque llevaba el casco puesto, pero sé que me estaba mirando mal, jeje.

—Ay, pecosito, no te enfades—intenté encontrarle con mis brazos abiertos para darle un abrazito, pero solo logré caerme de morros contra el suelo de su habitación.

Pude notar una pequeña carcajada de parte del rubio a unos metros de mí.

—No te mereces un abrazo mío—dijo con falsos sollozos—me dueles, Orianna, me dueles.

—Idiota—me senté en lo que supuse que era su cama y le di a empezar el juego.

—Voy a hacer un sándwich—escuché como se iba alejando de la habitación, pero segundos más tarde escuché sus pasos volver.

—Que sepas que el sándwich es para mí.

Vale, el juego ya se había cargado y lo primero que salía era un personaje con poca ropa. Suponiendo que tenía que personalizar al personaje, empecé a vestirle y crearle como yo. El pelito largo ondulado, pestañas largas, le puse un traje random de los que salían. Luego empecé a rellenar información básica que te pedía el juego, como el número de teléfono y esas cosas, y le di a finalizar.

—Wowowow—en mis ojos podía ver lo que se supone que sería mi personaje.

Estaba como en una base, todo oscuro, y me salía flotando que pusiera mi nombre de usuario.

Alv, ¿y yo qué pongo? Decidí ponerme lo que pondría yo, supongo que eso luego se puede cambiar.

—¿Estás seguro de que quieres llamarte "Ori_queen"?—escuché que me preguntaba una voz robótica que salía de los auriculares del casco.

—S-sí—no sé porqué demonios estoy nerviosa, jaja.

La pantalla se puso negra y no pasaba nada.

Felix me mata, creo que ya rompí su juego.

—¡Felix! Creo que tu juego no funcion—AHHH.

Todo se oscureció, y lo último que vi antes de perder el conocimiento fue un destello brillante que me envolvía.

。・:*:・゚★,。・:*:・゚☆

La habitación de Felix se llenó de un silencio inquietante. El chico entró de nuevo con un plato de sándwich en la mano, pero al ver a Orianna, su rostro cambió a una expresión de terror.

—¿Orianna? —gritó, acercándose rápidamente, dejando el plato caer al suelo con un estruendo.

Ella yacía en el suelo, inconsciente, con el casco aún puesto. La pantalla del juego seguía parpadeando, mostrando una luz que reflejaba el caos de lo que estaba ocurriendo dentro del juego.

—¡Orianna! —dijo, agachándose a su lado. Intentó sacudirla suavemente—. ¡Despierta!

No hubo respuesta. Su corazón se hundió al ver que su amiga estaba totalmente inmóvil. La voz robótica del juego resonaba en su mente.

**"Recuerda, si el jugador muere dentro del juego, no despertará nunca más."**

—¡Esto no puede estar pasando! —se dijo a sí mismo, sintiendo que se le nublaba la vista. Tenía que encontrar la manera de desconectarla. Era su culpa, había sido él quien había insistido en que jugara.

Con manos temblorosas, comenzó a buscar en su teléfono las instrucciones del juego, tratando de recordar las discusiones sobre la configuración y cómo desconectar a alguien. Cada segundo que pasaba parecía un año, y la angustia se acumulaba en su pecho.

—Felix, ¡¿qué hiciste?! —se reprendió, sintiendo que todo era su culpa. Lleno de determinación, empezó a enviar mensajes a los amigos que sabía que también estaban en el juego, esperanzado en que alguno de ellos pudiera ayudar.

**"Si alguien está ahí, necesito que me ayude. ¡Orianna está atrapada en el juego!"**

Las palabras se sentían como un grito en la oscuridad. Cada respuesta que esperaba parecía no llegar nunca. Mientras tanto, dentro del juego, Orianna se encontraba en un paisaje desconocido, enfrentándose a un destino que ni siquiera podía imaginar.

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