Minying observaba con preocupación la figura sudorosa de su hermano mayor, Taeyang, que se encontraba peleando contra su otro hermano, Dak-ho. En el palacio era habitual ese tipo de enfrentamientos entre los príncipes. Todos los príncipes habían sido entrenados de igual manera, con el objetivo de que ninguno se quedara atrás durante una pelea. Cada príncipe, a su modo, era un experto en la lucha. Todos, menos el menor, Minying.
El principe tenía estrictamente prohibida la violencia. Sus hermanos se alteraban solo con ver una pequeña marca en su pálida piel. Si lo picaba un insecto, corrían a buscar un ungüento. Si tropezaba, gritaban a las sirvientas por ayuda. Si se golpeaba, llamaban a un doctor de inmediato. Ni siquiera podía acostarse en la posición equivocada, pues sus hermanos se asustaban y revisaban que no se lastimara de ninguna manera. Había sido así desde su nacimiento.
Minying no se parecía mucho a sus hermanos mayores. Él era idéntico a su madre mientras que los otros príncipes eran la imágen exacta de su padre. Dejando eso de lado, tampoco se comportaba como ellos. Era más delicado, más calmado de una manera inexplicable. Él prefería cualquier cosa antes de la violencia, a diferencia de sus hermanos. La situación en la que se hallaba, era la prueba exacta de ello.
—¿¡Eres acaso un vulgar consorte!?— gruñó Taeyang
—Te haré arrepentirte de tus palabras— Dak-ho suspiró profundamente después de hablar, sabiendo que no habría una manera pacífica de cumplir su amenaza— Por favor, deten ésto
—¡No me importa!— chilló Taeyang, sacando su espada
—Taeyang-sshi— advirtió Dak-ho
—¡Cállate!— exclamó el segundo príncipe
Minying sentía la ansiedad en su cuerpo como un incendio que se expandía con cada segundo que pasaba. No soportaba la discusión que se había formado entre sus hermanos luego de recibir una carta del Reino de Seúl.
Semanas atrás, el Rey Dong-yul había fallecido en cama luego de una larga batalla contra una enfermedad que no podía ser tratada. Como resultado, todas las otras provincias empezaron a enviar sus condolencias, junto con todas las peticiones que el antiguo rey les había denegado. Una sobresalía más que las demás.
El Rey de Seúl, Jung Minho envió una carta que contenía un documento firmado por los reyes Dong-yul y Chung-ho. En el documento se establecía que si el heredero de Daegu llegaba a los veinte cinco años de edad sin encontrar a su mate, debería casarse con la princesa de Seúl. Éste documento, implicaba que Dak-ho se casaría con la princesa Min-Ah.
La discusión se había iniciado cuando Dak-ho anunció que los hermanos Jung estarían llegando a Daegu dos días después para organizar la boda. Los príncipes, a excepción de Minying, se enojaron por el acuerdo que su padre había hecho sin siquiera mencionarlo. Lo que realmente desató la pelea fue un comentario por parte de Dak-ho que logró enfurecer a los príncipes.
—Si debo ofrecerme a mí mismo para asegurar mi reinado, entonces lo haré— fueron sus palabras.
De todos los hermanos, sólo Taeyang se atrevió a desafiar al príncipe mayor. Tras un pequeño intercambio, los dos empezaron a pelear. Y Minying estaba a punto de llorar.
Minying era el más joven entre sus hermanos. Era el último heredero de Daegu, aunque nunca obtendría algo de ahí por ser un Omega. Misma razón por la que odiaba ver el conflicto entre sus hermanos mayores.
—Hyung— murmuró tristemente. Le preocupaba Taeyang, al igual que Dak-ho. Pelear no era la solución a sus problemas.
—Minying, vete de aquí— ordenó Dak-ho, mordaz
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El Príncipe Omega Y Su Rey Alfa
WerewolfChoi Minying es el séptimo hijo del Rey de una de las cinco provincias. Siendo el más joven de los príncipes, y un Omega, no tiene ningún derecho a reclamar el trono. Sus seis hermanos lo protegen de todo, hasta el punto en el que no conoce a nadie...