LUNA 🌙 | luimelia

LUNA

¡bienvenidos a este nuevo one shot!, espero que os guste y que bueno, me comentéis cualquier cosa porque me hace mucha ilusión leer vuestros comentarios. Es un poco largo y tenéis que saber que vais encontrar algo de smut al final. Lo digo por si alguien se siente incómodo o simplemente no le gusta. No es nada explícito, pero igualmente aviso. Gracias por leer🌙

L U N A

Marcelino miró a Luna, y con la vista anclada en el pasado, pudo afirmar una vez más que era un claro reflejo de su madre.

Durante unos segundos, en los que observó la nada, le pareció incluso distinguirla: dibujando a rayones sobre un folio en sucio, un albarán del King's, quizás, al mismo tiempo que le contaba a su hermana Leonor, —la cual apenas prestaba atención—, todo lo que había hecho durante el día. Tuvo que pestañear varias veces para cerrar aquel baúl.

Se fijó en el dibujo:

Era una mujer. Su vestido rojo... con unas largas pestañas que se salían del círculo que componía su rostro. Si te fijabas bien, podías distinguir como estas se fusionaban con los largos rizos que llenaban el espacio en blanco y casi se escapaban del folio.

— Anda, Luna, ¿Quién es?, ¿La abuela?, ¿La tía Marisol? —preguntó Marce interesado—. A mí también me puedes dibujar, eh. Que no sé tú, pero a mí me han dicho, que tengo la cara muy artística—dijo mientras se inclinaba para ver mejor el retrato.

Luna no levantó la mirada del papel. Arrugaba la nariz al mismo tiempo que sus pequeños dedos envolvían la cera con fuerza. Al igual que Luisita, con media lengua fuera cuando estaba tan concentrada que la realidad parecía un mundo paralelo.

— Abuelo, que no es la abuela. Y Merychun menos—negó, con esa redundancia que compartía con su madre, —Bueno, y la capacidad para corregirle, también—. Luna había empezado a imitar a la rubia llamando Merysun a su tía, pero como la pronunciación en inglés a sus cinco años no era su fuerte, su hija menor se había quedado así: Merychun— La tita tiene un súuuper flequillo de gorra, abu. Y mi dibujo tiene espiralitos.

Espiralitos. Rizos.

Marce asintió.

— Claro... —entrecerró los ojos—. ¿Y quién es?

— La amiga de mami—respondió como si nada. ¿Cuántas amigas tenía su hija?, ¿Quizás alguna de la radio que no conocía? — Es súper guay. Así que le estoy haciendo un dibujo para chantajarla de que me cante una canción tooodas las noches.

Luna dejó el color rojo. Miró el dibujo unos instantes y torció los labios. Sopló. Y pasó sus manos por encima, —como le había enseñado Amelia—, para hacerlo mágico. Acto seguido, orgullosa, lo sostuvo en el aire y se lo terminó de enseñar a su abuelo:

— ¡Tadan tachán!

Marcelino tenía ya el móvil en la mano y le daba al botón de hacer fotos de forma frenética. No enfocó más de dos, pero siempre se le olvidaba revisarlas después.

— Madre mía... madre mía, ¡Qué artista! —exclamó. Luna posaba, sacando la lengua entre carcajadas: meneó el dibujo de abajo a arriba, hasta que se acordó de que era un regalo y que los regalos, se trataban con cariño.

— Si es que, te viene de familia—señaló orgulloso el mayor.

— Abu, las flores— Le regañó. Porque su mami decía que su abuelo siempre se echaba muchas flores, y aunque no sabía muy bien qué significaba, le hacía gracia la cara que ponía Marcelino cuando le replicaba de aquella forma.