调酒师 - 𝐜𝐜𝐯𝐲𝐚𝐜𝐪𝐛 | junhao 🌷 ✦ ࣪ ˖

('∩｡• ᵕ •｡∩')

Minghao meneó la copa entre sus dedos, mirando al líquido oscuro deslizarse en el cristal y las luces neón fuera de la ventana reflejarse en el mismo.

Su reloj marcaba las ocho treinta, el ambiente un tanto y las estrellas opacadas tras el humo que contaminaba el cielo, su clase de la noche estaría casi a la mitad si el no hubiera decidido ir antes.

A veces no quería ir a la universidad.

Rió un poco pensado en lo infantil que, de algún modo, sonaba eso, pero no era cuestión de infantilismo, quiso escaparse, por lo menos una vez.

Una suave música de jazz adornaba el ambiente de la noche, la mesa redonda de madera se sentía un poco sola y, cuando miro alrededor, notó que el bar en general lo estaba.

Solo había en él un par de personas, un estudiante charlaba con el bartender, una pareja de ancianos brindaban con vino tinto, una joven rubia hablaba frente a su teléfono con una sonrisa de añoro en sus labios y un muchacho castaño entraba con un viejo portafolio de cuero balanceándose en su mano izquierda.

Minghao miró un rato al muchacho castaño, hasta que éste lo miro devuelta y le dedicó una sonrisa cansada, caminando hasta la barra, a minghao le gustó esa sonrisa cansada.

El castaño pidió una copa al bartender, con una sonrisa apenada por interrumpir su plática con el estudiante de antes, que parecía inmerso en la mirada del empleado.

Aunque el peli negro apartó la mirada, le devolvió cuando el otro caminó hacia su mesa con una copa vacía entre sus dedos.

Los ojos de minghao brillaban en las luces de neón, empañados por el vino y perezosos de la noche.

- ¿Puedo? -preguntó el muchacho alto y castaño.

Xú no supo si hablaba de hablarle, de sentarse, del vino. Pero el asintió, lo haría incluso si el otro hubiese estado hablando de entrar a su vida.

El contrario se sentó, llenó hasta la mitad su copa del vino que minghao pidió antes y cerró los ojos removiendo el contenido frente a su nariz antes de beberlo.

La mirada del chino se trabó en sus ojos cerrados, entonces no pudo evitar enfrentar sus pupilas cuando sus párpados se levantaron.

- Me llamo Junhui. -habló el muchacho alto, Minghao sonrió recargando su cabeza en la ventana.

- Me llamo Minghao. -habló quedito, deslizando sus dedos sobre la orilla de la copa, a Jun le gustó su hablar quedito.

- ¿Que hace un muchacho bonito bebiendo solo? -pregunto el castaño entonces, Minghao sonrió más grande.

- No tiene a nadie con quien beber. -respondió tomando la copa para dar un sorbo, su mirada se deslizó sobre las personas en el bar de nuevo, el muchacho aún charlaba con el bartender, la chica rubia lloraba sobre la mesa, los ancianos descansaban sobre el hombro del otro, el muchacho castaño bebía de su copa frente a él.

- Venir es como leer un libro. -habló el alto mirando al rededor como el otro.

- ¿Te sabes la historia? -dijó Minghao.

- ¿Te la cuento? -Jun ladeó la cabeza, mientras el otro asentía con su cabeza.- los ancianos de allá son los dueños.

Minghao los miró de nuevo, sí, se nota que tenían una vida juntos.

- Abrieron el local cuando se casaron, el viene de japon y comenzó esto poco a poco, ella se enamoró de su perseverancia, brindaron cada noche -explicaba el alto con una sonrisita tierna, Minghao notó lo bonita que su sonrisa es, cansada o tierna, se preguntaba si será igual de bonita con sus labios sobre ella.- La chica de allá habla con su hermano.

Él chino miró a la chica rubia de antes, sus ojos aún estaban empañados pero sigue sonriendo a su celular.

- Son estados unidense, ella vino a estudiar y él trabaja allá, charlan cada jueves a la misma hora por video llamada. -la muchacha mostraba su lengua infantilmente a la persona en la pantalla antes de reír, a minghao le hace sonreir aquello.- No importa cuánto tiempo lleva aquí, llora cada vez que se llaman.

Él chino menor asintió lentamente.

- El chico en la barra. -continúa Junhui tranquilamente- Estudia cerca, es huérfano, su novio es el bartender- Minghao se preguntaba cómo Jun sabía todo eso- Viene siempre que puede por la noche, charlan y se consuelan, ninguno de los dos viven una vida fácil, pero parece que mejoran cada vez que están juntos -a Hao eso le gusta ¿Podría encontrar a alguien que lo haga mejor persona?

- ¿Y el chico alto y castaño? -preguntó con una sonrisa.- ¿Cómo es su historia?

- Su historia es bastante cliché -rió, está vez la copa no evita que minghao mire su sonrisa de lindas perlas y tentadora, el peli negro solo soltó un suspiro- Trabaja en la empresa de su papá, es hijo único y sus padres son un tanto especiales, tanto que lo hicieron estudiar lo que quisieron pero el sabe que lo aman. Vive en un castillo aunque le gusta las cabañas y sabe tocar piano...

- Si, es un tanto cliché. pero que personaje más encantador.

-...Trata de no decepcionar a sus padres y pasar suficiente tiempo con sus amigos, pero a veces se escapa a un bar lejos de su barrio de clase alta, charla con los dueños que son como sus abuelos, le pide lo de siempre al chico enamorado tras la barra y remueve con cariño el cabello de la niña que extraña a su hermano. -Junhui se detiene un momento mirando al otro antes de sonreir.- Un día se encontró unos ojos bonitos viéndolo cuando llegó al bar lejano y decidió que quiere acompañar al chico que lo tiene con quien beber.

Hay destellos en sus copas cuando chocan juntas, en sus ojos cuando se miran, tintinean sus risas en medio de la noche.

Minghao sonríe cuando Junhui le cuenta más historias, historias de gente bonita que sale de cuentos humildes, no hay animales que hablan ni hadas o dragones, pero hay madres e hijos, hermanos, almas gemelas y cielos despejados.

En sus páginas invisibles hay letras sobre amores y esfuerzos, Minghao piensa en las escenas que Jun susurra entre la melodía que aún ambienta al bar, se imagina sus labios moviéndose articulando cada palabra, dibujando familias y cliché.

Minghao piensa en su propio cuento y le pide a Junhui que se lo relate.

Él castaño, habla de un muchacho de ojos bonitos que se escapa otra vez de una de sus clases para ir a un bar cuyas ventanas atraviesan luces de neón, desde el que no se ven las estrellas y en el que tiene a alguien con quién beber.