Una última parada

Prólogo.

Título alternativo: Publico esto como una forma agresiva de decirme que tengo que terminar esta porqueria.

El fandom de este juego está más muerto que mis ganas de estudiar, pero he me aquí publicando esto dos años después de jugarlo, hohoho.

La puerta del taxi se abre y las manos se colocan sobre el manubrio. La sonrisa socarrona le saluda y hombre de lentes le ve por lo retrovisor.

'¿Has terminado?'

'¡Yep!'

El motor ruge y oye un suspiro que reconoce como ajeno, por lo que voltea a ver al hombre sentado detrás, con tranquilidad rompe la sonrisa en su rostro para hacer un ademán de burla a su dirección, esta vez deja salir un suspiro propio y saca el freno manual. La extrañeza ante su actitud es momentánea.

Al partir el auto el hombre detrás suelta otro ruido extraño, un quejido, pero esta vez lo ignora y no despega sus ojos del camino.

La noche cae y es inusualmente más silenciosa de lo normal a pesar de los estruendos y gritos que anteriormente habían perturbado la paz de los caminos, quien pasó inocentemente a los alrededores tuvo que avisar ya a las autoridades, pero no la preocupación del momento, los traidores lidiaran con ello. Al avistar carmesí en la comisura de sus labios la velocidad aumenta.

'No ha quedado nadie' Responde el pasajero a la pregunta muda. 'Ni nadie tiene interés en seguirme'

El segundo suspiro extraño rompe la quietud del auto y como si supiese que aquello le incomoda a su medio-hermano empieza a tararear alguna melodía que desconoce, pero no puede decir que es inventada, el ritmo y los tonos son armónicos y regulares, además que la pequeña luz en sus ojos denota nostalgia, cuando pasa un tiempo la melodía está también en su cabeza.

'Entonces... Realmente lo disfrutaste.'

'¿Qué cosa? ¿Lo de antes? ¡Para nada! No comparto los gustos del viejo'

Sus ojos le escrudiñan con molestia a través del retrovisor y el hombre ríe.

'Sé a qué te refieres, no te enfades hermano' La sonrisa se acentúa a la vez que algo de sangre escapa de la comisura de sus labios  y el ceño en su rostro tiembla, la mano aprieta un poco más de lo normal el cuero del volante. 'Sí... por eso quiero volver allá... ¿Me llevarás?'

56... le mira con ojos esperanzados y recuerda el día en que lo llevó a la piscina, ojos que aún no veía los horrores del ser humano y piel intacta parecian brillar en sus recuerdos, la memoria de la risa infantil de aquel día se clava en su corazón y asiente con un intento torpe de sonrisa.

'Tú solo dime donde'

La camisa se empieza a teñir de un color ajeno mientras Haru le explica con el corazón en la garganta, no lo admitirá, pero se emociona ante la afirmativa.

Narimiya sólo entonces puede recordar dos cosas.

Aquel día cuando Haru —el nombre que había decidido adoptar— nadó tan alegremente en el agua llena de cloro y años después, cuando fue a buscarlo cerca de la casa de aquel sujeto.

La dirección sale de sus labios como si saboreara las palabras y el mayor dobla el auto en dirección hacia la última parada.