Trᥱs Dᥱ Jᥙᥣιo. ─── NᥱjιHιᥒᥲ.

Trᥱs Dᥱ Jᥙᥣιo.

Sus labios se inclinaron de manera leve hacia adelante, separándose ligeramente entre sí, consiguiendo de esta manera lo que buscaba lograr. Acto seguido, el aire blanco brotó de ellos, pues la lluvia y el frío que el anterior mes les había regalado aún seguía presente en los alrededores de los jardines de todo el clan, causando sabanas extras en todos las habitaciones.

Los climas de este año fueron todo un dilema. No obstante, nadie se quejó, pues la lluvia de Junio había sido de todo menos desagradable. También está bien aclarar que aquél mes ya se había dado por terminado, dando como resultado 31 días fríos y serenos.

Hablando de ello, hoy era, por fin, 3 de Julio, un día importante para ella. No piensa que sea necesario el explicar el motivo, pues dentro de su pequeño circulo de amigos la razón es más que clara.

Ya sabemos cómo es ella, ¿no? Recatada y muy dócil. Por eso mismo, no es raro que sólo sus personas cercanas sepan el por qué.

Hinata envuelve sus dedos alrededor de la palma masculina que tiene entre manos, de manera gentil. Los largos y estilizados dedos ajenos se encogen, a la vez que se tensan con suavidad, pues el tacto y el dulce aliento de esta chica es algo que sigue siendo capaz de desarmarlo.

Ella siempre ha sido capaz de desarmarlo.

Neji, por su parte, tiene las mejillas ligeramente teñidas de carmín, pues su protegida sigue exhalando cerca del pequeño corte que éste mismo se hizo entre las puntas de sus dedos índice y corazón. La razón de aquella incisión es un tanto vergonzosa, al punto de que prefiere no hablar de ello, pues es increíble pensar que el más habilidoso de todo el clan haya tenido que pasar por tal situación.

Ningún conocido, amigo y/o pariente se lo podría creer. La verdad es que hasta a él mismo se le hace un tanto difícil de procesar.

La chica tampoco fue la excepción.

Al estar totalmente segura de que las yemas de su guardián estaban lo suficientemente tibias como para ya no ser una molestia (pues todos estamos de acuerdo en que una herida en un ambiente frío es de lo peor), Hinata opta por abrir el paquete de curitas que tiene adentro del botiquín, el cual se encuentra en el piso madera. Con el fin de ser más clara, he de decirles que estaba a unos 4 centímetros cerca del costado izquierdo de su cadera.

Ella escoge usar una sola mano para su pequeña búsqueda, pues la sobrante ya tiene los dedos ocupados al ser envolvidos sobre la palma de Neji.

La cortada no era, de ninguna manera, la gran cosa. Sólo era una línea ligeramente rojiza entre la punta de sus dedos. De hecho, ni siquiera le dolía, pues se limitaba a ser una pequeña molestia, una no muy notoria, en realidad.