CAPÍTULO 3

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- ¿Cómo te llamas? - pregunto Fernando mientras conducía en dirección a mi casa.

- La pregunta principal para la despedida, eres único.

- No te burles, tú sabes todo de mí y yo no sé ni tu nombre.

- No sé todo de ti, tampoco soy una fans obsesionada.

- Su nombre, por favor.

- Scarlet Medina.

- Bonito nombre, todo de ti es bonito.

- No eres el único que lo piensas - respondí tratando de sonar indiferente para que supiera que si quería conquistarme debería utilizar elogios más elaborados y no a los que ya estaba acostumbrado a decir a todas las mujeres.

- ¿Dónde está tu casa? - pregunto para cambiar el tema.

- En la siguiente cuadra deberás girar a la derecha y seguir largo para girar nuevamente a la izquierda.

- ¿Te podré ver mañana?

- Pensé que tendrías que asistir a ruedas de prensa, se supone que estas aquí promocionando tu disco.

- Si quieres las canceló.

- No puedes ser irresponsable, te debes al público.

- Estoy con mi público favorito en este momento.

- Diez de la mañana - dije tentándolo.

- Tengo un desayuno con el gerente de una tienda disquera del país, lo coordino mi manager, no puedo dejarlo pasar.

- Si quieres verme, deberás suspenderlo, acabas de decirme que estarás con tu público favorito.

- No puedo suspenderla, me matarían si lo hago.

- Detente - sonreí porque lo hizo de manera abrupta - debo decirte que nos veremos el día que regreses a Ecuador, buenas noches, gracias por la cena y por traerme a casa.

-Espera un segundo - quite la mano de la manivela del carro - tú ganas, diez de la mañana en el monumento a la mitad del mundo.

- Hasta mañana. - respondí triunfante aunque un poco sorprendida.

- Hasta mañana, dulces sueños, hermosa castaña. - baje del carro y cerré la puerta sin dejar de mirarlo, a los pocos segundos se alejó y desapareció en el tráfico, vi mi reloj y eran las 12:30 am, mi vista se dirigió a la casa en la que me había quedado, la verdad no le había mentido, esta era mi casa, o bueno lo había sido, la nostalgia me invadió recordando los momentos que había pasado ahí y que por culpa de mi padre habían desaparecido.

-Señorita Scarlet - una voz me hizo girar a gran velocidad, al verla sonreí - ¿qué está haciendo a esta hora por aquí?

-Solo me he equivocado de dirección, aun no me acostumbro a que las cosas sean de esta manera ¿mi papá está adentro?

-No, señorita, el salió con su... Esposa.

-Gracias, nos vemos después. - presione amistosamente su mano y me dirigí hacia la esquina en busca de un taxi, no podía permitir que las cosas siguieran así, una mujer que no era nadie disfrutaba de todo lo que le pertenecía a mi familia legalmente, le había prometido a mi mamá que iba a solucionar todo y había llegado el momento de hacerlo con la ayuda de Fernando.

Llegue a casa a los veinte minutos, todo estaba apagado y entre sin hacer ruido, camine directamente a mi habitación y después de un baño me acosté, mañana seria otra oportunidad para volver loco a mi artista, esta era mi mayor carta y debía jugarla bien.

JUEGOS DE SEDUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora