Capítulo I

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Cuándo la adolescencia empieza la mayoría de chicos se la pasan en quedadas con amigos o pasándola bien, empiezan los cambios fuertes y un humor distinto, y ser alguien sociable y popular es algo de esperar, pero ¿todos piensan lo mismo? No, porque todos somos diferentes, aunque no necesariamente siempre.

Hay cosas, eventos del pasado, provocan en cada quién reacciones diferentes; a veces llegas a perder la confianza, y ya no es lo mismo, ¿o es acaso la nueva etapa que se vive?, balbuceos incompatibles.
Todo parece confusión pero con un poco de tiempo y mente comprendes la mayoría de cosas a tu alrededor, pero debes ser muy observador. Nada tiene que faltar.

-Buenos días-habló una voz repentinamente, siendo poco notable su figura para el adormilado chico que estaba a duras penas abriendo los ojos.
6:00 a.m. Marcaba el reloj junto a su cama otro día cualquiera en la vida de un estudiante promedio.

Misma rutina de todos los días: directo al baño a tomar una ducha, sentir la cálida agua sobre su piel desnuda, despertando y volver al mundo real para dirigirse a su armario y ponerse ese delicado uniforme, para después desayunar.
El mismo uniforme de la semana: un pantalón holgado negro, unos pulcros zapatos del mismo color, una playera perfectamente planchada de vestir blanca, una corbata a la medida marrón con azul y como toque final un sacó negro con el respectivo logotipo de la escuela.

Para el castaño era a veces cansado repetir lo mismo, aun siendo las materias e información diferente, cada día llegaba a ser tedioso para alguien como él.
También llegaba ser incómodo sentirse un estorbo a cada segundo, empezar el día para tener que tener momentos incómodos con tus amistades por no tener un tema de conversación era raro, nada normal. Llegó incluso a pensar que realmente no eran sus amigos, pero ellos se volvían a acercar.

Siempre fue un joven bueno respecto a las reglas del salón, incluso más, la mayoría del tiempo se quedaba solo en su banco sin moverse aún sin maestro en el salón. Pero muchas veces se sintió solo, no se acercó a nadie por no tener tema de conversación, o simplemente no saber seguir temas de conversación, pensaba que solo aburría a las personas.

Muchas veces le llegaron a atormentar cosas como: ¿seré buen amigo?, ¿los molesto?, ¿se alejarán?, aunque lo intentara su mente navegaba en mil pensamientos iguales.

¿A caso siempre fue así?

Muchos siempre lo incluyen en sus equipos por su inteligencia, aunque no se siente así, muchos problemas abundan cerca de él, pero a veces no llega a ver los errores o los ve y no los corrige.

¿Por qué siempre cae en lo mismo?

-Jungkook vámonos, se nos hace tarde-soltó de repente el hombre con prisa, el tiempo corría y él no quería ser responsable del porqué de la tardanza.

-Voy- respondió rápidamente y bajo cómo pudo intentando hacer el menor tiempo. Sus pisadas eras grandes y sonoras, pues en solo unos minutos completo su cometido: no hacer enfadar a papá, ocupando un espacio más en ese auto blanco.

En segundos el auto arranco, dejando ver cómo se alejaba su casa, haciéndose pequeña desde la ventana; todo era tranquilo, había un silencio un poco abrumador, intentando disiparse con la música que se reproducía: pop en inglés.

Aunque los recorridos cambiaran dependiendo la hora de salida y el tráfico, era lo mismo, caminos que conocía desde la salida hasta él destino. Podría decirse que era aburrido, pero a veces esas mismas calles podrían tranquilizarlo; a veces llegaba a estar muy atento al pasar de los carros, aunque le pesarán los ojos y no los aguantará más, era difícil intentar luchar por no cerrarlos, ya que no quería mostrar o levantar sospechas erróneas de su sueño, pero a veces la competencia no siempre se ganaba.

En esos caminos que iban al instituto, pasaban por su mente millones de cosas, desde sus hermanos hasta el mismo, tareas y mil historias. Pero lo que más odiaba era esos pensamientos de vibras nada favorables, pero terminaban llegando, ¿qué pensarán mis compañeros? ¿no seré el primero en llegar?
Nadaba entre olas de mil tamaños, pero de dos colores: negras y azules.

-Hola-respondió por cortesía uno de los compañeros junto a él.

Cada mañana los mismos pasos diferentes resultados, al llegar y pasar por las puertas que daban entrada al instituto, caminaba a su izquierda y junto a la sala de dirección se sentaba y esperaba que llegaran los demás.

Realmente su grupito de la mañana no los conocía bien, hablaban de temas diversos, pero no sabía mucho acerca de ellos, le caían bien, pero de ese grupito solo dos era con los que más hablaba, sus dos amigos, los conoció desde que llegó a la escuela Jimin y Seokjin.

Jimin era de estatura baja y tenía una gran personalidad: extrovertido e infantil, era guapo, con sus cabellos rubios y una sonrisa encantadora, no estaban en el mismo salón, pero era gran compañero y amigo pese a la diferencia de salón y maestros. Pero por otro lado estaba Seokjin un chico alto, con gran belleza y con un gran carisma, y si era más egocéntrico, pero se le adora sin importar que se la pasaba peleando con un compañero junto a Namjoon, él mejor amigo de Seokjin. Este último era su compañero de salón y eso lo ponía feliz.

En minutos se hizo sonar la campana marcando inicio de clases, muchos iban de un lado a otros, unos más apurados por entrar a su respectivo salón y otros con la calma suficiente para entrar. La escalera de los pisos de arriba era ocupada tanto por maestros como alumnos, intentando ir en orden y que nadie se quedara afuera; el grupo subía las escaleras a su ritmo separándose con cada piso que se subía, segundo piso, tercero y directo al salón.

Jimin se quedó un rato con él hasta que la maestra apareció y se despidió.
Hablar no era lo que más hacia, también porque con los que más hablaba estaban al otro extremo del salón, estaba solo ahí en ese pupitre.

A cada parpadeó más se aburría, pero le gustaba estar ahí, cuando los profesores se iban, él no se inmutaba, solo movía su mano frente a las hojas de papel marcando trazos suaves, escuchando todo los sonidos y palabras que se decían en ese salón mediano. No se acercaba a sus compañeros de más confianza y a sus amigos, no solo por miedo a ser regañado, a veces sentía que no encajaba, era como una pieza de rompecabezas en otra caja.

-Hoy en la clase haremos triángulos rectángulos con ángulos en pareja, cada quien hará seis, tres para ti y tres iguales para tu compañero-pauso para anotar en el pizarrón frente a él y prosiguió-, los recortaremos y colorearemos de diferentes colores para no revolvernos y los pegaremos en nuestras libretas, si tienen alguna duda me avisa-miro a todo el alumnado para dejar su última instrucción-. Ya pueden juntarse.

Todos inmediatamente cual robots se pararon buscando pareja, él solo observaba como todos se movían con un gran escándalo y alegría, todos sabían con quién ir, pero él no sabía qué hacer, no había nadie en su campo de visión con quien juntarse y sentirse cómodo, en su mente ya estaba planeado hacerlo solo, pero su sorpresa fue inminente cuando alguien tapo su visión y habló.

-¿Quieres hacer equipo conmigo?

Levantó su mirar y lo vio, un chico con cabellos rubios, alto y de sonrisa extrañamente encantadora, nunca había intercambiado palabras con él, pero lo había visto charlar con su amigo Seokjin y con sus compañeros.
Al principio pensó que era tímido, pero ahí comprendía que era muy diferente a lo que él pensaba, ya ni le importaba que tuviera que mover su pupitre al otro extremo del salón, lo haría. Un cambio de rutina no dañaría a nadie.

-Claro, me gustaría.

-Claro, me gustaría

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⏰ Última actualización: Jan 25, 2022 ⏰

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