Única parte.

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Apenas había comenzado el día lunes, y como de costumbre el comisario ya estaba despierto horas antes de entrar a trabajar, se preparó un café y se sentó en la mesa con su celular a responder unos mensajes pendientes.

Arregló por última vez su camisa frente al espejo soltando un largo suspiro antes de salir de su departamento, dirigiéndose a su vehículo y conducir hasta comisaría para empezar su jornada de trabajo.

Al llegar a comisaría fue recibido por Conway en la puerta, quien le hizo una señal para que lo siguiera hasta su despacho, allí se encontraba Gustabo sentado en una de las sillas jugando con su teléfono.

    —¿Cómo estás? —preguntó el mayor apoyándose en la mesa.

    —Bien por ahora, espero estar igual de bien cuando vaya a verlo...—susurro dirigiendo su mirada al suelo moviendo sus pies con nerviosismo.

    —Aquí nos tienes para lo que necesites, si quieres puedo acompañarte esta vez—mencionó Gustabo levantándose de la silla y palmear el hombro del ruso.

    —No se preocupen, estaré bien. Me voy a patrullar. –Forzó una sonrisa, saliendo del despacho y empezar a hacer su trabajo.

Después de esa charla los recuerdos empezaron a surgir, uno tras otro, haciendo resonar la voz del chico en su cabeza.

El día estuvo bastante pesado. Apenas era la mitad del día y ya había tenido dos atracos y una persecución. La comisaría se mantenía con un ambiente tenso, ya que hace días no había señales del tipo de la calavera, y eso probablemente sería malo.

Volvió a comisaría después de la persecución, caminando a la armería y sacar unos cargadores para su pistola. Sacando su teléfono y dejando caer una foto de Horacio que solía llevar consigo.

    —Se me hace tarde para ir a ver a Horacio, tengo que irme ahora.

Volvió a guardar la foto y se despidió de sus compañeros, para luego ir a sacar del garaje su auto y subirse conduciendo hasta una florería cercana. Mientras el atardecer se hacía presente en Los Santos, se podía apreciar un paisaje realmente hermoso y la ciudad en completa tranquilidad.

Se bajó del vehículo al llegar a la tienda, admirando todos los tipos de flores que estaban en el lugar mientras se acercaba al mesón.

    —¿Lo mismo de siempre? –preguntó el chico que atendía acercándose a las flores.

    —No, hoy quiero llevarle un ramo de rosas rojas, es un día especial. – mencionó el comisario con una pequeña sonrisa dibujada en sus labios.

El chico solo se limitó a asentir, tomando un ramo de rosas adornándolo con una cinta.

    —Debes quererlo demasiado para llevarle rosas todos los días —sonrío el chico entregándole el ramo— Es muy afortunado de tenerte.

    —Yo soy el afortunado de haberlo conocido...-- Soltó una pequeña risa sintiendo como sus mejillas se tornaban de un tono carmesí.

Tomó el ramo y pago el respectivo dinero, volviendo a subir al vehículo dejando las rosas en el asiento del conductor, tomando su teléfono al ver la pantalla iluminarse por una llamada del viejo, Conway.

    —¿Dónde estás Volkov?

    —Voy de camino a ver a Horacio, ¿hay algún problema en comisaría?

    —Se han visto sospechosos alrededor de comisaría, así que estamos haciendo perímetro por la zona.

    —10-4* termino de ver a Horacio y voy para allá

Terminó la llamada, guardando el teléfono en su bolsillo y encender el vehículo dirigiéndose a su próximo destino, Horacio.

Tomó el ramo de rosas entre sus manos y bajo del auto sintiendo como como el aire frio de la tarde abrazaba su cuerpo despeinando un poco su cabello. Empezó a caminar con pasos lentos hasta llegar en frente del chico, jugando con las flores en sus manos pensando en algún tema de conversación.

    —Hola Horacio, ¿cómo estás? Espero que bien... hoy no vamos a poder hablar mucho tiempo ya que tengo que ir patrullar más tarde... —río mordiendo su labio con nerviosismo— Conway está igual que siempre, mandando a todos y haciéndose llamar Dios...y detrás de él esta Gustabo, siguiéndole los pasos como su fuera realmente su hijo. A demás Gustabo se ofreció para venir conmigo, pero me gusta charlar a solas contigo, solo tú y yo. —soltó un suspiro intentando calmarse un poco— Hoy me desperté con un mensaje de Paola... decía que quería una cita conmigo después del trabajo, creo que aún o entiende que yo solo estoy para un hombre, y ese eres tú. Siento que te fuiste demasiado rápido, o yo me di cuenta demasiado tarde de la persona que de verdad amaba, que mi destino era estar contigo y no debí haberme dejado llevar por lo que decían mis compañeros, tuve miedo en su momento de ser rechazado por la sociedad por el simple hecho de ser gay, ahora me da igual solo que... ya no te tengo aquí conmigo para ser feliz. Un día como hoy hace unos meses llegaste a la ciudad y te vi por primera vez, nunca pensé en ese momento que terminaría enamorándome tan locamente por ti.

Soltó un suspiro dejando el ramo de rosas encima de la tumba, mientras miraba la foto del chico con los ojos llorosos.

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˚ "Me gustas, ¿te gusto?" ⠀    ,      .
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—Horacio me gustas, ¿aún te gusto?

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10-4*: ¨Mensaje recibido. ¨

Roses🥀 //VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora