Este es un relato donde se narra la decadencia de la humanidad y el trágico futuro que nos depara si continuamos actuando despreocupadamente.
Ante ello se busca encontrar un nuevo orden. Viendo que la generosidad ni la bondad dan frutos, surge la pr...
Ya decía Kant, el ser humano es el único animal que necesita de un amo para poder vivir. Hoy puedo afirmar que no hay nada más real que esas palabras.
El mundo es vago y melancólico. La gente vive sin propósito.
Lloran para que alguien los consuele. Se enamoran para no sentirse solos. Miran arriba para no tener que ver la basura sobre sus pies.
Viven esperando que otros resuelvan sus problemas. Hay quienes esperan despertar y ver su sueño hecho realidad y hay otros que trabajan por los sueños ajenos sin siquiera conocer los suyos.
¿Qué ha sido de nosotros? ¿A dónde hemos llegado?
¿Por qué reclamar derechos si no respetan el de los demás?
Creen que la tierra es suya y aun así no la cuidan. Mienten como si respiraran y con cada mentira ensucian más su alma
Creen que vivir se limita a obedecer y ganar dinero. Pero, ¿sabes lo único que no compra el dinero? El futuro
El mundo no lo creamos, pero seremos quienes lo destruyan. No hay pasado que se quiera recordar, o presente que se pueda reparar, pero el futuro, se puede cambiar.
El mundo necesita un nuevo sendero, un nuevo guía, un nuevo amo.
No merecemos amor. No merecemos la guía de un dios bondadoso ni la presencia de ni ningún santo.
Es hora de recurrir a lo opuesto. Si la bondad ni generosidad no han dado frutos es hora de sembrar otro árbol. El árbol prohibido del edén. El árbol del caído. El árbol de quien profetas reconocieron como enemigo.
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Aquel quien realmente conoció el significado del dolor y la vergüenza. Quien posee el conocimiento prohibido. Aquel que vivió en carne propia la perdición y la llevaba tatuada sobre la piel. Aquel que goza de poder sobre tiranos y pecadores.
Es hora de cambiar las cosas y solo él podrá hacerlo.
Muchos han olvidado su nombre y se arrepentirán de hacerlo. Que habrán las puertas y rujan las fieras. Es hora de despertar y dar la bienvenida a Samael, hijo del tormento, quien porta la luz. La antigua serpiente de quien en el pasado solo se escuchaban lamentos.
El nuevo amo del mundo.
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