Esa mañana, me levanté para ir a trabajar como todas las mañanas, a último momento, sabiendo que iba a llegar tarde. 9:00 am tenía que estar en mi trabajo haciendo mis labores y eran las 8:42. Exactamente en 18 minutos tenía que estar ahí para fichar. Caminé rápido hacia la parada del colectivo, rogando llegar a tomar el de las 8:45, cuando al llegar, ví que justo pasaba. Insulte al aire, cuando ví que detrás venía otro.
Subiendo noté algo extraño en el conductor, una cara que antes había visto, a la cual le preste poca atención pensando en que estaba llegando tarde. Me ubique en el asiento individual de la última fila, todavía dormido incline mi cabeza hacia la ventanilla. En la siguiente parada subió, una chica de unos veintitantos de pelo castaño, con una sonrisa deslumbrante, indicando su destino. Una señora detrás de ella, la cual tenía problemas para caminar que le preguntaba si pasaba por un lugar en particular que no alcance a escuchar, a lo que el chófer le respondió cordialmente que si y un hombre alto de unos 45 años, quien me hacía recordar mucho a mi padre.
Mientras observaba con detenimiento a aquella chica que me llamaba la atención, empecé a pensar en su vida, en el afortunado que está con ella, de qué equipo de fútbol que sería, en qué clase de música escuchaba cuando se sentía feliz, entre otras preguntas que le harías a alguien que estás conociendo.
Unos segundos después mire que al lado de ella estaba estaba la señora, quien tenía una mirada cansada, como si ya no tuviera fuerzas para seguir viviendo, pero con algo que la mantenía con vida, un propósito, sus hijos, nietos tal vez o esa inercia que a veces nos maneja cuando no le encontramos sentido a nuestra existencia.
El sujeto que si tuviera el pelo largo le hubiese dicho: "papá que haces acá?" Hablaba por teléfono, parecía tener compromisos y hablaba muy fuerte, de hecho, hasta yo que estaba en el fondo podía oír que al mediodía se vería con su hijo y que las cosas con su ex mujer no iban muy bien porque no lo dejaba verlo seguido, una fantasía proyectando a futuro se me vino a la cabeza, la de tener un hijo, eso que tantas veces dije que no, se convirtió en un: "puede ser algún día".
Faltaban 10 minutos para que el colectivo llegara a la parada que está a una cuadra de mi trabajo, eran las 8:53. Irremediablemente llegaría tarde, ya me imaginaba a mi jefe enojado, exigiendo puntualidad, a lo cual asentaría la cabeza antes de sacar a relucir mi simpatía hablando de cualquier del partido de anoche, para que se olvide rápido de mi cotidiana irresponsabilidad.
La señora mayor le preguntó al chofer cuánto faltaba para que pasara por Lacroze, él le respondió que esa calle era en la siguiente parada, el hombre cortó el teléfono, la chica que mire gran parte del viaje miraba los comercios. Cuando llegó el momento, sentí un fuerte impacto del lado izquierdo. Recobre consciencia a los minutos, me arrastré como pude hacia la parte de adelante, solo quedaban los cuerpos de ellos, la señora había cumplido su sueño, el chofer con signos de haber fallecido al instante, estaba al costado del primer asiento, el hombre, quien va a estar ausente a las 12:30, cuando su hijo salga de la escuela y vaya al Mcdonald's del centro como habían acordado, estaba a su lado, con un trozo de vidrio clavado en el pecho. Y atrás del segundo asiento, estaba ella, parecía como si la conociese hace años, se me aguaron los ojos, pensé en lo que hubiese pasado si le hubiese hablado, si me hubiese dado la oportunidad de tomar un café, de conocerme, de conocernos.
La abracé como pude, pensando en un futuro juntos que nunca va a pasar. Me fuí yo tambien, nos fuimos todos.
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La Ultima Mañana
Short StoryOtro día de rutina, en el cual todo parece normal pero...