Ya desde muy pequeña mi abuelo siempre me había contado sus batallas de cuando era mas joven en la gran guerra. Le gustaba contar sus viejas historias donde siendo un mero soldado raso llego ha ser un héroe salvando vidas y aunque no le guste reconocerlo un asesino. El era una buena persona, pero el amor ciego a la patria le llevo a el y a muchos a cometer locuras a favor de los nefastos reyes que consumían el reino con su ambición.
Entonces los dioses elementales actuaron: Terremotos en la tierra dirigían lava hacia las ciudades, los vientos elevaban la ceniza candente de los volcanes en erupción al cielo cubriéndolo todo por un manto de sombra desalentador que borraba la esperanza a todo el que se atreviera ha alzar la vista al cielo y el mar tragaba ciudades enteras dejando solo escombros cubiertos parcialmente por la arena.
Ante la respuesta de los dioses frente a la guerra las bestias se revelaron contra los reyes. Poco después la gran parte de la población, guerreros y magos, fieles a los dioses se unieron a la cruzada contra la realeza.
Los reyes estaban protegidos por mercenarios con experiencia pero entre ellos desconfiaban y eran superados en número. Hubo numerosas bajas, pero en menos de 2 días tomaron toda la gran fortaleza de Fausto de Roca.
Los reyes fueron ofrecidos como ofrenda a los dioses para recibir así el castigo divino, la inmortalidad en Koutí. Koutí es una dimensión hecha por los dioses vacía, donde el tiempo fluye de otra manera que no es lineal ,los manuscritos no hablan mucho de como funciona ya que nadie ha estado allá y ha vuelto para contarlo.
Los pocos magos que quedaban, sirvientes de los dioses, fueron obligados ha perder sus poderes o a seguir a sus dioses y aprender a desatar todo el potencial de la magia de cada uno de sus reinos. Los magos que se quedaron se dedicaron a el culto de los dioses y a la preparación de rituales de pacto con los mismos.
Ya hace mucho que los guerreros envainaron sus espadas, la magia desapareció y con ella los pocos que tenían el don de usarla, las temidas bestias volvieron a sus tribus en los bosques… Había llegado una nueva era de paz.