Capitulo 1: Inicio

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Está bien...¿Cómo puedo iniciar esta historia?...¡Ya sé!, esta historia empieza con nuestra protagonista luchando contra un...un...¿un?

-Ahhhh! No tengo ni idea!...Piensa Cat...piensa...Ah!...Ya sé...a ver

...Luchando contra un lobo...

- Cat!- Una chica de pelo rosa y tez azulada se asomó desde la puerta- Cat te he llamado más de 10 veces! Venga ven a tomarte el paracetamol.
- Sí, sí señor, solo deja que guarde esto...- Dijo mirando el extraño inicio de la historia que acababa de escribir- ¿Sabes qué?, mejor no, no valgo para ser escritora.- Dicho esto la menor de pelo avellana y orejas de duende se levantó de la silla en la cual había estado sentada toda la noche tratando de escribir. Zeta y Cat ninguna de ella tenía lazos de sangre con la otra, pero aún así se trataban como verdaderas hermanas.

En su camino en dirección a la cocina pasaron por el baño donde una peli-castaña estaba lavándose los dientes, estaba bastante sumida en sus pensamientos así que no se dio cuenta de la presencia de su mejor amiga, Pandora, una peli-negra con cuernos de fauno y ojos verde menta, la cual aprovechó la distracción de su compañera para abrazarla por detrás y asustarla, sin embargo su pequeña sorpresa no terminó tan bien como la de cabellos azabache esperaba, ya que, la contraria de ojos castaños empezó a ahogarse por culpa de su cepillo de dientes que ahora estaba en su garganta.
-Ahgg...Aghhh- la castaña trataba de escupir el cepillo pero le era imposible.
- ¡Madre mía Ros! - la de ojos verdes empezó a hacerle la maniobra de Heimblich, tratando de ayudarla a que no se ahogara, por suerte, después de un par de segundos el cepillo fue expulsado de la boca de la castaña y esta por fin pudo recuperar el aire en una gran bocanada.
-Casi me matas! -grito Ros una vez que su respiración se normalizo- ¿Es qué no piensas las cosas antes de hacerlas o que?- después de la última oración Ros se agachó para recoger el cepillo y lavarlo.
- Lo siento mucho Ros..- dijo la contraria mientras bajaba la cabeza tratando de no hacer contacto visual, por la vergüenza que sentía en esos momentos. - Solo te quería decir que Nyu a preparado el desayuno...-La azabache espero una respuesta por parte de la castaña que no tardo en llegar.
- No te preocupes, no me mataste...esta vez, y eso es lo que cuenta.- La castaña dijo esto con una mirada entre seria y divertida, ya que el susto inicial había pasado.
-Ahhh, ¿de verdad me perdonas? Se nota que me quieres muchoooo- la peli-negra abrazo a su amiga a la vez que decía esto último, Pandora tenía muchos defectos pero se notaba cuando realmente sentía cariño hacia una persona.
-Pero te juro que si vuelves a intentar matarme borrare todos los episodios de School Days de mi portátil.- Dijo esto último con un tono tan serio que realmente sonaba a amenaza y Pandora como buena dramática que era decidió tomarse esto con verdaderos sentimientos de dolor.
-¿¡Qué!? ¿¡De verdad!? ¡No!, ¡ Por favor Ros te lo ruego, no lo hagas!- La de ojos castaños soltó una pequeña risa, no sabía si su amiga estaba actuando o no pero, si lo estaba haciendo se merecía un Oscar, sinceramente, ya que incluso logró que el color de su piel pasara de su característico tono amarillento a uno pálido.
-Bueno deja de sobreactuar y vamos a desayunar, anda que me muero de hambre- dijo para después salir del baño y dirigirse a la cocina.
- Ara mā Rosu wa dono yo ni reitan- La pelinegra mencionó esto por lo bajo mientras seguía a su amiga hacia la cocina.
- No tienes porqué susurrar, soy consciente de que has dicho algo de mí-Ros había vivido tanto tiempo con Pandora que perfectamente podía identificar oraciones en japonés que iban relacionadas con ella aunque no sabía que decía podía imaginárselo.- Mejor vamos a desayunar.
Pandora y Ros llegaron a la cocina, aunque era una cocina-comedor-salón no era muy espaciosa que se diga.
-Ya llegasteis, genial he hecho tortitas.- Una chica de pelo blanco y ojos bicolor se acercó hasta la mesa donde Pandora y Ros se habían sentado y depósito dos platos hasta arriba de tortitas- Disfrutad- dijo con un tímida sonrisa en su rostro.
-Guaa muchas gacias Nyu! Eres la mejor!- Dijo la azabache mientras daba una palmada haciendo referencia a los personajes japoneses que tanto le gustaban.- Pues a comer.
-Daos prisa o no llegaréis a la parada de autobús a tiempo- Zeta apareció y se sentó en el sofá parecía cansada pero en cierto modo tenía sentido, ya que ella se ocupaba de que todos en la casa salieran a flote, ella era la única con la mayoría de edad por lo tanto era la encargada de cuidar de las demás y aún así, aunque repitiera un curso, seguía estudiando y trabajando.- Hoy también me quedaré.
- Otra vez? Creo que Cat puede quedarse sola durante las clases no crees? - La albina dijo esto en un tono casi inaudible, pero aún así lo suficientemente claro como para que la peli-rosa la escuchara.
-Dejar a Cat sola? Sí claro, ¿Y qué es lo siguiente que me salgan alas y empiece a volar? Sinceramente creo que dejar a Cat sola es casi tan peligroso como dejar la chimenea encendida e irse al Caribe.
-¿Y yo que? ¿Estoy pintada o que mierdas?¿Por quė no me tenéis en cuenta?- Una " chica",(Si se le pude llamar así) apareció en la cocina iba vestida con una camiseta holgada con la frase "Let's eat" escrito en letras rosa pastel.- A ver que alguien me explique por que no puedo cuidar a una mocosa de nueve años.- Dijo mientras cruzaba los brazos de forma indignada.
- ¡Vaya, mirad quién decidió salir de la cueva y honrarnos con su presencia!, si tan pocas ganas tienes de estar con nosotras quizás deveriamos devolverte al vertedero en el que estabas- Ahora la que hablaba era Ros, Peweiis Chica, que era como se llamaba la muchacha de metal amarillo canario, era la integrante con menos tiempo dentro del pintoresco grupito conformado por las chicas, ella había llegado hacia poco más de 3 años, las chicas estaban buscando en un vertedero algo que pudieran vender cuando Ros encontró una caja y dentro a la robot medio destrozada y después de varias horas y arreglos consiguieron repararla desde entonces Peweiis se había convertido en un miembro muy importante del grupo, sin embargo sus orígenes se convirtieron en una coña recurrente.
-Vaya,vaya,¿Qué ocurre Ros? Te has levantado más cabrita de lo normal- Comento la rubia mientras pasaba su brazo por el cuello de la recién mencionada.
- ¿Es que no has dormido bien?- dijo mientras ejercía un poco de fuerza, no le hacía daño pero visto de lejos podría parecer que la estaba agrediendo de forma un tanto violenta.- ¿O es qué as vuelto a fumarte algo antes de irte a la cama?- Tras decir esto solto el cuello de Ros y apollo las manos en el respaldo de la silla.
-Peweiis cállate anda- mencionó la castaña mientras se levantaba y dejaba el plato vacío en el fregadero-Al menos, Zeta sí confía en mí para cuidar a una niña.
-¡Es cierto! volviendo a esa conversación, ¿Por qué no confías en mí?.
-Eso es fácil- comentó la mayor de piel verde azulado- es porque tu eres el peor ejemplo de persona en este mundo.
-Explica- dijo la azabache limpiandose los labios con la muñeca del brazo.
- Verás- interrumpio la oji-castaña terminando de guardar un par de cuadernos dentro de su mochila- Peweiis es, de forma simple, una alcohólica, drogadicta, pirómana, y con cierto aire egocéntrico- Hizo una pequeña pausa para colocarse la mochila y prosiguió- Eso junto con que Cat es una bomba de relojería con hiperactividad, hace que Peweiis sea la peor opción como niñera- Al terminar la oración agarró a la chica albina y la azabache de los brazos y salió por la puerta antes de que la rubia le replicara- Adiós Zeta.
-Id con cuidado, y no os entretengais.- Grito la peli-rosa.
-Oki doki, mamá- respondió la de ojos verdes con cierto tono de burla y con una expresión divertida en la cara, ella sabía que eso la molestaba y le hacía gracia.

Ros, Pandora y Nyu iban corriendo tratando de alcanzar el autobús, la albina y la azabache trataba de que los gorros que utilizaban para ocultar sus orejas y cuernos mientras que la chica menos llamativa del grupo se adelantaba para informar al conductor que esperase unos segundos.
-¡Espere!- gritó la chica una vez que llegó a la puerta.
Después de conseguir entrar y pagar el pasaje las chicas buscaron un lugar donde posicionarse para recuperar el aliento por la carrerita que se habían pegado, y además para poder relajarse un poco antes de enfrentarse a seis horas de clases por la mañana y otras tres por la tarde. Nyu y Pandora consiguieron sentarse en dos asientos libres, por la contra Ros no tuvo tanta suerte, ya que, al contrario que sus amigas ella tuvo que ir de pie agarrada a la barra de seguridad. La castaña aprovechó ese momento para mirar por la ventana y contemplar como el sol asomaba levemente en el horizonte, eran las ocho y cinco de una mañana de octubre, después de contemplar por la ventana la mirada de la chica se posó en su reflejo en el cristal, decidió observarse miró su pelo, su melena le llegaba un poco por encima de la cintura e iba atada en una coleta desordenada, llevaba el uniforme masculino debido a que nunca se sintió cómoda con las faldas o los vestidos, y luego miró su rostro observó sus ojos de un color castaño oscuro y las pequeñas pecas que adornaba el inicio de sus mejillas la zona de la nariz carecía de estas pecas lo cual siempre le había gustado a Ros, sin embargo lo más llamativo de su cara eran las ojeras, últimamente no había dormido bien un pensamiento no le dejaba de dar vueltas en la mente y le ponía de los nervios. La chica volvió a concentrarse en su reflejo quería poder olvidarse de ese recuerdo, almenos durante el día, así que volvió a concentrarse en sus ojos...sus ojos, Ros siempre se preguntó si sus ojos eran como los de su madre o los de su padre, nunca había conocido a ninguno de los dos, bueno quizás si los conoció, ya que fue abandonada en un orfanato y posteriormente enviada a una casa de acogida cuando solo tenía cuatro años, hasta que conoció a Pandora y decidió irse de la casa en la que estaba, pero no recordaba ningún rasgo de sus progenitores, no sabía si ella era parecida a su madre o por la contra era como su padre, esto nunca le importó realmente, pero durante los últimos meses esa duda se había aferrado en su cabeza y no quería salir.
-Ros- La voz de su amiga heterocrómica y un golpecito en su hombro hizo que la nombrada saliera de su mundo para bajar del autobús y entrar en su instituto.
Las chicas llegaron un par de minutos antes de que la campana sonase, por lo tanto aún había estudiantes por los pasillos esperando hasta el último minuto para poder entrar en sus respectivas clases. El grupito de tres chicas se sentaron en sus asientos correspondientes, Pandora estaba leyendo un manga titulado Yarichin bitch club y Nyu como siempre parecía estar ausente o quizás no quería iniciar una conversación que tendría que llegar a su fin en menos de dos minutos, Ros iba sacando sus cuadernos cuando sintió como un escalofrío le recorría la espalda instintivamente miró hacia los fos lados, como buscando algo sin saber el que, entonces la campana sonó y puntual como un reloj la profesora entró lo cual hizo que la chica no pudiera parase a pensar el por qué de ese repentino sentimiento. Sin embargo más adelante iba a arrepentirse de no prestar atención a esa advertencia de su instinto.

Hola: Soy Rareko y soy la narradora, esta es mi primera narración y...dejo esto por si alguien le interesa.

PD: El nombre de Peweiis no sé lee como de escribe sino que se pronuncia Pigüis
PD 2: La canción de arriba tratara de mostrar el tono de cada capítulo.
Un saludo Rareko.
Os veo en el infierno, gracias por leer y gracias por su alma.

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⏰ Última actualización: Feb 09, 2021 ⏰

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𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒎𝒑𝒆𝒄𝒆 𝒚 𝒂𝒃𝒂𝒏𝒅𝒐𝒏𝒆. (𝑳𝒊𝒕𝒆𝒓𝒂𝒍𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora