He comido demasiado

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Parte 1: Sorpresa inesperada.

La noche anterior, luego de una conversación trivial, convenimos que pasaría al día siguiente por unos libros y notas de clases que le había prestado que no me había dado el tiempo de ir a buscar ni ella de venir a traerlos. Jamás he sido de los que llega tarde por ello me levanté temprano para poder alistarme, ella vivía en M... lo cual quedaba bastante retirado de mi casa. Una vez arreglado me dirigí a la parada de bus. El viaje duró aproximadamente 40 minutos. Al llegar a su casa me encontré con su madre, iba de salida:

Le pregunté -¿Se encuentra k...?-

Me dijo – sí, pero está dormida –

Debí esperarlo ella trabaja en las noches como Payasita para fiestas, una vez mencionó que llegaba tan cansada a casa que caía rendida a en su cama.

-¿Para que me hizo venir tan temprano?- Pensé

-Ella me dijo que viniera, me va a entregar algunas cosas que le preste- le replique a la madre de K...

Había recorrido un largo camino hasta su casa, sería un poco complicado regresar a mi casa para volver más tarde. La madre de K... me miró durante unos segundos y luego dije:

-Le puede decir que D... está aquí-

-Voy a ir a preguntarle- me dijo sin abrir la puerta.

Espere unos minutos, por un instante pensé que regresar para pasar otro día, cuando regresó la madre de K..., abrió la puerta.

-Pasa y espera un momento dijo que ya iba a salir-

Entre a su pequeña residencia y me puse cómodo en uno de los sofás, vi como la madre de K... salía apresurada, se notaba que tenía asuntos importantes que realizar.

Unos instantes después K... salió de su habitación, pero mis ojos no podían creer lo que estaban viendo ni mis oídos las palabras que acababan de escuchar. K... se presentaba ante mí en ropas menores y solo una pequeña toalla, colocada a la altura de sus hombros era el verdadero impedimento de mis ojos. Eso no era lo que más me causaba estupefacción sino todo aquello que sobre salía de sus minúsculas vestimentas. Cuando conocí a K... era una chica delgada que le gustaba ir frecuentemente al gimnasio con sus amigas para intentar combatir el daño colateral que ejercía su trabajo a su cuerpo y ahora estaba algo gordita, simplemente no podía creerlo. Desconozco si fue mi afinidad hacia las chicas algo gorditas o mi interno deseo que engordara pero cuando K...salió de su habitación la escena redujo la velocidad y pude ver como todo su cuerpo rebota al compás de cada uno de sus pasos. No se conformó con mostrarme semejante vista, que causaba mi cuerpo gritara de deseo, sino que complemento la escena con esta frase que no he podido olvidar "he comido demasiado". Contemplé el repetitivo compás hasta que ella exaltando la nota final al sentarse y repitiendo la frase "he comido demasiado". Solo pude responder "puedo verlo". Aunque la escena quedó en silencio, mi cuerpo no paraba de gritar, su elocuencia me incomodaba un poco, no quería que ella lo notara. Mis ojos no paraban de recorrer todos sus puntos focales los cuales sobresalía de sus pequeñas vestiduras, aunque aún se notaban bastante cómodos. La barrera escogida por ella no lograba hacer eficientemente su trabajo,era fácil ver a través de ella, sin mencionar que frecuentemente K... espantaba mosquitos de aire con esa poco confiable barrera, dejando entrever aquello que pretendía dejar oculto. Mantuvimos una conversación trivial intentando informar e informarnos de los que había hecho el otro durante el último mes. Nuestros ojos no dejaban de ver el crecido vientre de K... producto de su alimentación.

Parte 2: Intentos por explicar lo sorpresivo de la situación.

Que habrá producido tan significativo cambio en K... me pregunté al llegar a casa. Mi mente divagando en recuerdos tomo tres, que concordaban con la descripción, y los reprodujo:

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⏰ Última actualización: Jul 07, 2020 ⏰

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