A perfect home

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Inhala con dificultad, su apariencia se notaba cada vez más marchita desde que pisó ese lugar. Sus pestañas azabaches y rizadas se batían suavemente, haciendo lucir sus delicadas facciones aún con las pequeñas bolsas que decoraban sus almendrados ojitos redondos. Sus labios estaban ligeramente agrietados, ya que desde hace un tiempo había comenzado el mal hábito de morderlos con fuerza cada vez que sentía próximo algún episodio de ansiedad.

Detalla cada imperfección de su rostro a través de su reflejo en el espejo del baño, el pelirrojo estaba consciente de lo mucho que haría enfurecer a su esposo si hacía eso en su presencia, o en algún otro lugar donde corría el riesgo de ser visto.

Sus ojos se pasearon entonces por sus manos ligeramente elevadas, de tal forma que pudiera ver sus palmas, perfectamente suaves y delicadas. Hacía bastante tiempo que no le era permitido realizar ninguna labor, ni siquiera las domésticas. Jungkook podía afirmar con toda la seguridad del mundo que le recuerdan un mínimo de cinco veces al día que esas tareas no le están permitidas.

Un suspiro sonoro se escapó de sus labios, se apresuró a abrir el grifo y tomar con sus manos un poco de agua, para refrescarse un poco el rostro y salir por fin del pequeño baño, pretendiendo mostrar de nuevo una sonrisa cautivadora en los labios y su mirada destellante, cual cielo bañado de estrellas.

Contuvo el aliento, Jungkook siendo consciente de sus propias emociones propensas a desbordarse, por lo que con una gran bocanada de aire intentó calmarse a sí mismo. Jungkook no debía mostrar sus emociones, simplemente no debía.

Tomando el tomo de la puerta, le fue totalmente innecesario fingir una sonrisa, pues al notar la presencia del precioso rubio de ojitos azules, las comisuras de sus labios se elevaron en una sonrisa sincera, su mirada mostraba cuan feliz se hallaba por sólo verlo ahí, de pie al otro extremo del pasillo.

Movió sus pies con suavidad, relamiendo sus labios al sentirlos resecos a causa de los nervios.
Taehyung levantó la mirada, sus ojitos destellando jovialmente y esbozando una sonrisa.

—Pensé que nunca saldrías —El rubio fue el primero en hablar, notando como el mayor respiraba con cierta irregularidad—. ¿Te encuentras bien? —Estiró su mano y acarició suavemente la mejilla de Jungkook en un vano intento de transmitirle tranquilidad. Al no recibir respuesta, retiró su mano del rostro del chico, notando el ligero mohín que se formó en los labios del pelirrojo, Taehyung entonces no necesitó que el chico expresara palabra alguna —. ¿Quieres hablar de eso?

El pelirrojo asintió y procurando conservar discreción, se giró para observar hacia los extremos del pasillo, asegurándose de que no hubiera nadie que pudiese oírlos.

—Él todavía no ha llegado —Taehyung aseveró, suspirando aliviado cuando el semblante de Jungkook se relajó.

—Vayamos a mi habitación —Y sin esperar alguna respuesta, sujetó la mano del rubio, enredando sus dedos con fuerza.

Jungkook fue el primero en entrar, dejando escapar un vaho de sus labios y relamiéndolos luego, haciéndose espacio en la cama y dando suaves golpes sobre las sábanas blancas. Taehyung entendió la invitación y tomó asiento.

—¿Y bien-?

—¡Estoy malditamente cansado de este estúpido encierro, Taehyung! —Jungkook rápidamente le interrumpió, exaltando al menor ante el repentino alzo en su voz—. No sé hasta cuánto más pueda soportar estar aquí —Miró suplicante a Taehyung al sentir sus ojos arder, las lágrimas amenazando salir. Taehyung suavizó su expresión, devolviéndole una mirada expectante—. Siento que él me odia. Me siento demasiado inútil porque no me permite hacer nada. Además; últimamente no deja de decirme que soy un muñeco… Es desagradable.

Jungkook había sido sorprendido con la noticia hace alrededor de cinco años que ya estaba comprometido, sus padres habían arreglado su matrimonio y, aunque en un principio lo sintió como una condena, su mente quedó totalmente en blanco al figurar con esos ojos oscuros y atrayentes, esa majestuosa tez pálida como la porcelana, sus labios rosados curvados en una sonrisa, esa que hacía relucir su encía superior haciéndole ver como toda una ternura.

No fue difícil lograr que Jungkook se enamorara también de su personalidad y no sólo de su atractivo, Min Yoongi poseía una elocuencia capaz de poner a sus pies a quien quisiera.
Simplemente el pelirrojo se sentía el chico más afortunado de todo el mundo por tener un prometido tan perfecto como lo era el pálido, porque aunque en un principio fue por pura obligación, eso cambió rápidamente al sentir las cálidas caricias y las emociones siendo evocadas con más fervor al enredar sus dedos en las hebras rojizas, cuando depositaba suaves besos en su frente llenos de dulzura o le tomaba de la mano, susurrándole al oído lo perfecto que él también era ante sus ojos.

Sin embargo, esa felicidad le duró casi un pestañear. Desde la repentina muerte de sus padres adoptivos, el semblante de quien creía era su alma gemela sufrió un cambio abrupto.

Ya no le miraba con el mismo aprecio, lo único que recibía de Min Yoongi eran las miradas y muecas de disgusto cada vez que intentaba reavivar su relación.

—No digas eso, Jungkook-ssi. Estoy seguro que él te ama —Habló suavemente, sin apartar ni por un segundo la mirada de los ojos del menor.

El pelirrojo bajó el rostro, apretando sus labios con fuerza, y aunque su pulso se comenzaba a acelerar con la idea que le vino en mente, se dijo a sí mismo que ya no tenía sentido reprimirlo.

Ante el silencio los labios del menor formaron una mueca llena de incertidumbre. La cabellera color cerezo era lo único que figuraba su campo de visión, y de la misma forma que hizo hace unos segundos, quiso tranquilizar a su pelirrojo favorito mediante una caricia. Pero sus intentos quedaron a medias cuando Jungkook se reincorporó en su sitio, dejándole detallar en sus ojitos llorosos y la humedad sobre sus mejillas ruborizadas. Taehyung quedó atónito en su asiento, las lágrimas de Jungkook centellaban como si fuera brillantina y no pudo evitar pensar en lo hermoso que se veía con esa expresión suplicante y desolada.

—¡Pero yo te amo a ti! —Espetó jadeante, elevando levemente sus brazos en exaltación.
Taehyung lo observó con sorpresa, sus ojos abriéndose ampliamente y retuvo por unos segundos el aire, grabándose la imagen del chico frente a él.

—No vuelvas a decir eso. Si Yoongi hyung te escucha se va a entristecer mucho —Llevó sus manos a las mejillas del contrario, retirando con sus pulgares las nuevas lágrimas que se deslizaban por ellas.

—No me importa. Tú no me tratarás como un simple muñeco —Se permitió concentrarse en lo cálido que se sentía las manos del menor sobre sus mejillas, cerrando sus ojos e intentando calmar sus hipidos.

—Entonces huyamos de aquí —Besó suavemente los párpados de Jungkook, calmando a su vez su propia respiración—. Porque yo también te amo, Jungkookie.

 Porque yo también te amo, Jungkookie

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Sean felices♡

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2020 ⏰

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