Quizás esta sea la gota que rebalsó el vaso de esta viva miserable. Llegue de mi no tan miserable escuela a mi miserable "hogar" a preparar la cena para mi padre y Blake. Mi padre suele llegar antes que yo de la escuela pero dice o más bien decía que llegaba demasiado cansado del trabajo, aun que no engañaba a nadie, el olor a cerveza podía olerse desde la entrada de la casa, desde hace meses no vemos ni un peso de su parte, hemos sobrevivido gracias al seguro de vida de mi madre y al nuevo trabajo de Blake en una tienda departamental.
Me quede parada en el umbral de la puerta durante un par de segundos para tomar un poco de aire fresco antes de sofocarme en ese repugnante olor a alcohol, abrí la puerta y no escuche los usuales gritos de mi padre tipo "¿quien es?, ¿eres un ladrón?, aquí no tenemos nada", no me preocupe, seguramente se había quedado más tiempo de lo normal en el bar. Me dirigí a la cocina, puse a hervir agua para preparar fideos, que gracias al trabajo de Blake podemos acompañar con salsa de tomates, espere unos minutos a que el agua hirviera y metí los fideos a la olla, la única olla que no estaba rota en toda la casa. Iba camino a la sala cuando el timbre perturbó mi tranquilidad, abrí la puerta y me sorprendió ver a la vecina de la casa de enfrente con la cual no habla hace años.
-oh mi niña, mi más sentido pésame.
-¿de que habla?, mi madre murió hace años.
-¿cómo?, ¿no lo sabes?.- acarició mi brazo con compasión.
-¿saber que?.- aparentemente esta señora perdió la cabeza.
-tu padre.
-¿mi padre que?
-tu padre esta en el hospital.- deje a la señora hablando sola y corrí a la habitación de mi padre, solo había un charco de vomito, sea lo que sea que lo haya pasado tiene que ver con el alcohol, de eso no hay duda. Corrí de vuelta con la señora.
-¿dónde esta?
-se lo llevaron al hospital más cercano, no sé como se llama.
-esta bien gracias.-había cerrado la puerta para ir a buscar a Blake pero la señora tomo mi brazo para detenerme.
-cariño, ¿podría ayudarte en algo?, quizás podría dejar que tú y Blake cenen conmigo de ahora en adelante.- abrace la señora por su noble acción.
-señora, eso seria la cosa más dulce que podría hacer, gracias.
-no hay de que, es lo mínimo que puedo hacer.- abrace de nuevo a la señora y luego me fui a buscar a Blake a su trabajo.
Corrí al rededor de diez cuadras para llegar a la casa de mi amiga, con mejor situación económica que yo, lo suficientemente buena como para tener un auto. Toqué desesperadamente el timbre para que ella saliera y así lo hizo.
-Maddie, ¿qué pasa?
-Lexi, ¿recuerdas a mi padre?
-claro, ¿qué pasó con él?
- esta en el hospital, necesito que me lleves al centro comercial y luego al hospital.
-eso suena algo frío de tu parte, ni siquiera te ves triste.
-llévame, te cuento en el auto.
-esta bien.- abrió el las puertas del auto.- sube.
-Blake trabaja ahí, es el centro comercial, y si, todo que a mi padre respecta tendrá una respuesta totalmente frío y calculadora de mi parte y créeme en este ultimo tiempo no a sido nada mas que una carga, no te había contado pero mi padre es alcohólico, desde que tengo nueve años, desde hace ocho años ya no es el padre dulce que solía ser, el preocupado padre que por un tema económico estaba ausente en casa, pero durante los fines de semana Blake, mi padre y yo solíamos ser felices, salíamos al parque y si el dinero lo permitía comíamos un helado. Los días de vacaciones de mi padre eran los mejores del año, pero las cosas cambiaron, ya no es el mismo, y si me lo preguntas, si, lo recuerdo como ese padre amoroso pero apenas lo veo, la realidad me pega duro y cada vez que lo recuerdo siento que el padre de ahora el otro, irónicamente cada vez que lo recuerdo, mas se aleja.- en este punto mi voz ya estaba totalmente quebrada.