Capítulo 1

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〝Como vivir con un parásito en el culo y no volverte loco en el intento〞

Mi vida es perfecta.

Nuestra vida querrás decir

Mi vida era casi perfecta.

Ya deja el drama princesa, pensé que ya habíamos pasado por esto❞ Se mofó Zilv.

Si debía ser honesto, no podía rememorar cómo era mi vida antes de tener a un fastidioso parásito taladrar mi cabeza con sus estupideces. Las veinticuatro horas, cada día de la semana, los doce meses del año, los trescientos sesenta y cinco días del año sin falta. Era simplemente extenuante.

¿Como que fastidioso? Onda, que no me ando quejando de tener que vivir en el cuerpo de un flácido liliputiense  Reprochó fastidiado Zilv, rodando sus brillantes orbes ámbar.

Nuestro encuentro había sido una experiencia utópica, algo que solo había podido gozar en las típicas películas de ciencia-ficción. Jamás en mi vida habría pensado que sería capaz de apreciar en todo su esplendor a un jodido alienígena, y mucho menos que sería elegido por este para ser su medio de subsistencia en la Tierra. Ya que al parecer, la raza extraterrestre a la que pertenecía no contaba con una estructura corporal que incluyera los instrumentos necesarios para que pudiera vivir por sí mismo.

Me llamo Park Jimin y estaré encantado de contarles como obtuve un jodido parásito haciéndome la vida imposible. El como pase de tener el absoluto poder sobre mis decisiones a tener que discutir cada una de mis próximos movimientos.

¿No me digas que enserio vas a iniciar un monólogo de nuestra vida?Protestó mi querido parásito, toda una perita dulce.

Si pasamos por alto al agradable —para nada— parásito residente en mi interior, mi vida era sencilla, al punto de rozar lo monótona.


Oh, shit, he were go again  susurró casi abatido el alienígena.








Park Jimin nació en el distrito de Geumjeong Gu, Busan. Teniendo la dicha de nacer y crecer bajo el cuidado de una cálida familia amorosa, propietaria de una extensa y reconocida cadena de cafeterías esparcidas por Busan.

En sus recuerdos no protagonizaban los malos momentos si estaba su familia, eran su apoyo y lugar seguro. A excepción de las reprimendas que recibía junto a su hermano menor por comerse los postres de exhibición de la vitrina de la cafetería donde ayudaban, lejos de la aguda mirada de su querida madre.

Cada que recordaba las tardes que pasaba ayudando y atendiendo en la cafetería, su cuerpo no podía soportar la calidez que empezaba a desprender. Gracias a esas amenas tarde había encontrado el camino que anhelaba tomar, en su adolescencia le resultaba fácil formar lazos afectivos profundos con los clientes, según decían soltaba un aire de confianza tan grande que se les dificultaba no sincerarse. Debido a esto, las gente volvía a regresar una y otra vez, todo por el chico de dulce carácter.

Su habilidad de conectar con las personas era tan grande, que las personas siempre pedían un café y una pequeña charla con el agradable camarero, hasta habían tenido pensado ponerlo en el menú. Y bueno, Jimin, el era demasiado amable como para negarse.

Cada tarde le veías ayudando a los clientes, indagando —con su permiso— en sus vidas y ayudándoles a encontrar una posible solución. Lo que había comenzado como un pequeño pasatiempo se transformó en lo que sería la carrera de su vida.

𝗣𝗮𝗿𝗮𝘀𝗶𝘁𝗲 | 𝗝𝗶𝗸𝗼𝗼𝗸.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora