Una acción peligrosa

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Un arma sería demasiado violenta. Una soga sería demasiado anticuada. Y el
filo de un cuchillo sobre las muñecas, demasiado silencioso. Así que la
pregunta pasó a ser: «¿Cómo se puede acabar con una vida que ha sido
gloriosa de un modo rápido y preciso, con el mínimo desorden y con el
mayor impacto posible?».
Tan solo un año antes, las circunstancias habían sido mucho más
esperanzadoras. La emprendedora gozaba de un amplio reconocimiento como
gigante de su sector, líder de la sociedad y filántropa. Con treinta y tantos
años, dirigía la empresa de tecnología que había fundado en el dormitorio de
la universidad, con un dominio del mercado en crecimiento constante y
fabricando productos que sus clientes adoraban.
Pero ahora la estaban atacando por la espalda, se enfrentaba a un ataque
inesperado, mezquino y avivado por la envidia que pretendía diluir
considerablemente su participación en la propiedad de un negocio en el que
había invertido la mayor parte de su vida y se veía forzada a buscar un trabajo
nuevo.
La crueldad de este giro inesperado de los acontecimientos resultó ser
insoportable para la emprendedora. Bajo su habitual apariencia gélida latía un
corazón cariñoso, y profundamente amoroso. Sentía que la vida la había
traicionado. Y que merecía mucho más.
Pensó en engullir un bote gigante de somníferos. Una acción tan peligrosa
sería más limpia de ese modo. Tómatelas todas y acaba con todo rápido,
pensó. Tengo que dejar atrás este dolor.
Entonces vio algo sobre el elegante tocador de roble de su dormitorio
pintado de blanco: una entrada a una conferencia de optimización personal
que le había regalado su madre. La emprendedora normalmente se reía de la
gente que acudía a este tipo de eventos, a los que llamaba «alas rotas» y de
los que solía decir que buscaban respuestas en un seudogurú, cuando todo lo
que necesitaban para vivir una vida productiva y llena de éxito lo podían
encontrar en ellos mismos.
Quizá había llegado la hora de replantearse su opinión. No veía
demasiadas opciones. O iba al seminario y experimentaba algún tipo de
revelación que salvara su vida, o se buscaría el modo de descansar en paz.
Con una muerte rápida.

El club de las 5 amDonde viven las historias. Descúbrelo ahora