Comienzo a recorrer las calles de Oniria, con su cielo completamente cubierto de esta niebla verde, sus edificios derruidos, y un viento que hace volar envoltorios de papel, hasta encontrarme con Neil, un sujeto de cabello oscuro que utiliza una larga gabardina con el que me había contactado con anterioridad, este sujeto que, si bien no me introdujo en el mundo de la onironáutica, fue quien me presentó varios conceptos que jamás hubiera concebido como posibles.
-Aldrin, has venido como lo prometiste -me extiende la mano con la otra guardada en el bolsillo de su gabardina, a la vez que yo correspondo su saludo-. Acompáñame, aún hay muchos conceptos con los que debes familiarizarte- asiento con la cabeza y comienzo a caminar detrás de él, el sonido del viento se hace especialmente notorio produciendo que la gabardina de Neil se levante mientras este continúa caminando con confianza absoluta.
-¿Qué es lo que deseas mostrarme? -Este tipo me inspira un gran respeto, al igual que sucedía con mi padre, quien tenía una habilidad para el boxeo que siempre me resultó admirable, no puedo dejar de sentirme fascinado por este sujeto, me explica reglas del mundo onírico con una naturalidad que es simple y llanamente sorprendente, es alguien a quién de seguro quiero tener en mi bando.
-¿Por qué crees que somos capaces de desarrollar esta habilidad? Hay millones de personas que dedican su vida a la meditación y a desarrollar técnicas para inducir sueños lúcidos, apenas pudiendo lograrlo de vez en cuando de forma muy efímera. Nosotros tenemos una percepción del reino onírico mucho más desarrollada. Podemos comunicarnos entre nosotros, e inclusive habitamos una ciudad en común, Oniria es conocida como la ciudad de los onironautas, sin embargo, existen muchos más sitios propios del reino onírico, que no son simples creaciones del subconsciente de otras personas -este guarda ambas manos dentro de los bolsillos de su gabardina mientras camina junto a mí, pasamos por el cine y se frena en seco.
-No entiendo que es lo que quieres decirme con todo esto, esta situación de por sí ya me resulta lo suficientemente extraña.
-¿Has practicado tus habilidades oníricas? -asiento con la cabeza mientras mi mirada se intercepta con la suya, a lo que este realiza una pequeña mueca que no llega a convertirse en una sonrisa. El viento continúa soplando, lo cual hace necesario que meta las manos en los bolsillos de la chaqueta, a la vez que siento el aire frio en mi rostro. Neil me ve fijamente y comienza a elevarse del suelo muy despacio mientras mantiene sus brazos extendidos, con una majestuosidad abrumadora, su gabardina no deja de moverse y yo lo miro impactado desde el suelo; este se continúa elevando, aumentando la altura progresivamente, a la vez que mantiene una expresión de completa serenidad en su rostro, sin dejar de ascender con la majestuosidad de un ángel. No puedo creer lo alto que se encuentra, debe hallarse al menos a unos trescientos metros de altura, lo veo como un ente minúsculo en el cielo, al cual puedo tapar con mi pulgar.
La gabardina de Neil no deja de moverse en el cielo como si tuviera un ventilador gigante debajo, mientras este gira su cuello y su cuerpo en el aire como buscando algo, mientras tanto yo me siento insignificante desde aquí abajo, como si él fuera un Dios y yo un simple mortal. Él posa su vista sobre la azotea del hotel "Drifter" y se dirige hacia él, descendiendo con lentotud sobre su superficie.
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El onironauta
RandomLa frontera entre el mundo real y el reino onírico es indistinguible. Luego de descubrir que puede controlar sus sueños, Apolo se adentra en Oniria, un reino que se oculta tras el velo del sueño. Allí se embarca en una travesía para descubrir los se...