O N E

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Año 20--

Cuanto tiempo ha pasado? Un año, dos quizá o hasta más, la última vez que lo vi fue mientras usaba ese traje blanco que tanto le gustaba, sus facciones relajadas, parecía que estaba durmiendo, se veía tan lindo!

Aún recuerdo cada detalle de esos días, cuando todo iba bien, éramos felices...

"-Amor quieres ver una película?
-Sip! Iré por las mantas y los dulces"

"-Pero cielo! En color negro se ven mejor!!
- Ya tenemos muchos hoddies en ese color, probemos algo distinto si?
-Esta bien, te amo"

"-Basta cariño me haces cosquillas!!
-Te dejo ir si me dices que me quieres
-Te amo
-Te amo más"

Pero también recuerdo cuando todo cambió...

"-Amor, veamos una película si?
-Ahora no, estoy ocupado
-De nuevo? Llevas más de tres meses así, hasta parece que me evitas
-No empieces, sabes bien que no es así
-Claro que sí! Llegas muy tarde a casa, casi no hablas conmigo, ya no quieres que salgamos y hasta te cambiaste de habitación! Dime que sucede, es que acaso ya no sientes nada por mi?
-No seas absurdo por dios, déjame tranquilo
-No lo haré hasta que me digas que sucede
-Estoy bien, no es nada
-No te creo, estás mintiendo, puedo sentirlo
-Que no es nada joder vete!
-Por favor, hablemos, estas mal! No comes, no duermes, estás bajando mucho de peso! Cariño por favor habla conmigo dime que te sucede, te lo suplico!
-Basta de esto, me cansé
-A dónde vas? Vuelve
-Necesito tiempo para pensar"

"Te esperé por mucho tiempo, esperé pacientemente. Todos los días me preocupaba por ti, había perdido cualquier contacto contigo, quería saber cómo estabas, si comías bien, si dormías mejor que antes, e incluso si tenias a alguien más a quien amar. Cualquier cosa, pero necesitaba saber de ti.

Los días nublados me recuerdan mucho a ti y a tu manía de cojer un libro, sentarte junto a la gran ventana con tu taza de humeante café para leer mientras escuchabas el sonido de la lluvia golpeando el cristal; hoy es un día nublado, pareciera que va a llover y no he traído paraguas pero supongo que está bien.

No puedo olvidarte, día y noche te pienso, trato de hacerlo pero sabes que soy muy necio me conoces a la perfección, hoy tampoco podré dormir, no he comido bien desde que me dejaste...

Desearía que todo fuera un sueño, estoy viviendo una ilusión todos los días. Joder es tan difícil! No puedo olvidarte, tu piel, tu voz, tu cara, tu sonrisa... Por qué no puedo hacerlo?

Todos los días tengo la esperanza de volver a tenerte entre mis brazos... A pesar de que ha pasado mucho tiempo, aún estoy tratando de encontrarte en mis sueños que son cada vez más pasajeros, sin embargo todo mi mundo gira entorno a ti, puedo escucharte hablar cuando cierro los ojos... Mi sueño sigues siendo tú, vives en mi toda la noche.

Es momento de decirte adiós. Esta es mi larga despedida, es estúpido lo sé, pero debo hacerlo... Adiós para siempre mi amor, espero poder encontrarte en otra vida."

Taeyong se levantó y sacudió el pasto que había en su ropa, miró una vez más aquel lugar que acostumbraba a visitar y leyó lo que estaba escrito en la lápida,  pues esa sería su última ida.

"Nakamoto Yuta 1995-2020
Un gran hombre, hermano, amigo, hijo y esposo"

Nunca olvidaría a ese chico, su primer amor; con quien compartió infinidad de aventuras, tristezas y sonrisas, su compañero ideal, su esposo, su amante, su mejor amigo, con quien quería formar una familia, su todo.

Yuta era... Un hombre increíble en todos los sentidos, era comprensivo, amable, amoroso, delicado cuando se trataba de las personas que amaba, era sencillo pero detallista. Taeyong nunca olvidaría la forma en la que lo conoció, nunca olvidaría cuando le pidió salir a una cita y después de unas cuantas más por fin se armó de valor y le pido que fuera su novio.
Mucho menos olvidaría que justo cuando cumplían 6 años de noviazgo el japonés había organizado una reunión con sus amigos más queridos para pedirle matrimonio.

Nunca imaginó que algo como eso pudo pasarle a una persona tan alegre como Yuta, no entendía como una enfermedad como esa le había robado a su amante, mucho menos lograba comprender la razón por la cuál este nunca se lo mencionó y decidió sin más alejarse de él. Habían pasado recién 4 meses de su partida cuando recibió una llamada de su cuñada quien por supuesto se encontraba llorando y cuando por fin logró calmarse le soltó sin más "Yuta... Mi Yuta, nuestro Yuta ha fallecido Tae."

Su mundo se vino abajo, como podía ser posible? Debía ser una jodida broma y seguramente Yuta estaba bien, listo para reencontrarse con el después de un tiempo. Lamentablemente no fue así; tomó el primer vuelo disponible directo a Osaka, solo para confirmar que era real, Yuta ya no estaba, se había ido y junto a él las esperanzas de Taeyong

Al llegar al aeropuerto la familia Nakamoto lo recibió con un fuerte abrazo y palabras de consuelo por lo sucedido, en el transcurso le contaron que Yuta había llegado a Japón cuatro meses atrás y se veía muy mal, había grandes ojeras en sus ojos, estaba más delgado y decaído, "justo igual a como se fue de casa" dijo el coreano interrumpiendo un momento su relato; pronto les informó que en una visita a su médico le habían dectado cáncer, que al parecer estaba en fase terminal y que no quería que su esposo lo viera morir, así que decidió acudir a ellos, también les había pedido que por nada de él mundo le contaran donde se encontraba que si lo buscaba dijeran que no se encontraba con ellos, al menos hasta el día de su muerte, ahí debían informarle lo que había sucedido.

El peli azul se rompía un poco más con cada palabra que salía de la boca de sus suegros, se odiaba por no haberse percatado desde un principio lo que sucedía con el nipón, quizá no habría podido hacer nada pero al menos quería pasar sus últimos días con el y hacerle saber que aún después de la vida seguiría amandolo incondicionalmente.

Al llegar al funeral corrió al ataúd de su amado, lo observó, parecía estar dormido, sus facciones se encontraban relajadas, pequeñas medias lunas moradas se formaban debajo de sus ojos, sus labios abultados y rosados se encontraban secos y pálidos, sus pestañas largas y hermosas que tanto amaba ahora era cortas y muy pocas, estaba más delgado, signo de que la enfermedad lo había golpeado demasiado fuerte, portaba un traje blanco, el que usó en su boda, eso descolocó un poco a Taeyong, la hermana de Nakamoto se acercó a él solo para decir "Quería llevarse con él algo que le recordara a ti, por eso nos pidió usar el traje con el que se casaron ya que simboliza el día que juró con todas sus fuerzas te amaba más que antes". Fue cuestión de segundos para que el joven rompiera en llanto, Yuta nunca había dejado de pensarle al igual que él, incluso había mantenido su promesa de amarlo aún si moría. Sin duda alguna Nakamoto Yuta jamás dejaría de sorprenderlo.

Después de todo, Taeyong decidió quedarse a vivir en Osaka unos años pues, tenía una gran lista de aventuras que él y su esposo querían vivir ahí, pero desafortunadamente tendría que vivirlas solo. Cuando todas y cada una de las cosas en esa lista estaban marcadas con tinta roja, signo de que habían sido realizadas decidió que ya no tenía lugar ahí, debía seguir adelante, no podía aferrarse a un recuerdo. Por supuesto que siempre amaría a su chico de grande y reluciente sonrisa, sin embargo era momento de soltarle, de avanzar y rehacer su vida.

Miró al cielo tratando de contener las lágrimas que comenzaban a rodar por sus mejillas, la noche había caído, era despejada y limpia, justo como a ellos solía gustarles porque era perfecta para tener una velada.

Salió del Panteón mirando atrás una vez más, sintiéndose un poco más libre y mejor, sonrió al pensar en su amado y caminó a casa bajo la atenta mirada de la blanca noche.

"Te amo por siempre Yuta..."

>𝑾𝒉𝒊𝒕𝒆 𝑵𝒊𝒈𝒉𝒕 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora