Laguna (Síntomas, revelaciones y consecuencias del Efecto Banano)

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"Antes yo era muy seria y malaclase, pero me di cuenta que cuando bebía le agradaba a todo el mundo, era el alma de la fiesta y hasta me agradaba yo misma… entonces decidí vivir todo el tiempo así…”

Dr. Doctor

 

“No confundas mi personalidad con mi actitud”.

Anónimo

 

 Viernes, 8:00 p.m.

Quedé de encontrarme con unos amigos a esta hora y no había salido de casa. Como tengo la costumbre de salir tarde, siempre llego más tarde. “En Medellín todo queda a 15 minutos en taxi”, me digo y con esa excusa me hago esperar; pero ni son 15 minutos los que tienes que esperar a una mujer mientras “se arregla”, ni los 15 minutos de fama que nos augura Andy Warhol son 15: son más o menos, pero nunca 15.

El caso es que a las 8 y 15, yo apenas bailaba en mi casa, sin camisa y sin bañarme… ponía canciones en el youtube, como si nadie me esperara. Cuando ya dieron las ocho y media, me llamó Guillermo, y ahí si me sentí acosado. Así que puse dos canciones más en el youtube, repetí una tercera mientras me echaba loción, a lo francés, -ya no había tiempo de bañarse-, y salí. “Bueno, aún está temprano, a las 9 llego, igual como es fiesta no hay obligación de llegar con puntualidad…”, me dije, y salí acordándome de la regla de oro de los guionistas: “en las fiestas como en las secuencias siempre es mejor llegar tarde y salir temprano”.

Viernes 9:30 p.m.

Mi mamá dice que “voy a llegar tarde hasta a mi propio funeral”… Y no se equivoca. Cuando llegué al parque de El Poblado, no encontré a nadie… Así que mientras preparaba una mentirilla para explicar mi tardanza llamé a Guillermo, pero me contestó su correo de voz. Como tengo rabo de paja, y no me gusta esperar, yo también me fui. Y me fui a lo que vine: a beber.

Justo en el Bodegón del Parque, una oscura garita de salsa, me encontré con Carlos, con Guillermo y con una monita treintona que los acompañaba. Luego supe que la monita era la prima de Guillermo.

Ellos hicieron esa cara que hacen los que tratan de esconderse y son pillados. Y sin embargo, fingieron efusividad.

-      Conste que aquí te guardamos campito…- me dijo Guillermo mientras pedía una silla a la mesa del lado.- Pero con vos si no se puede: de día te mantenés de afán, y siempre llegás tarde a todo, pero de noche, que vivís borracho, también, - se desquitó cansado de tanto desplante mío, de decirle mil veces “en 15 minutos les caigo”, de tanta llegada tarde o no llegada nunca.

Pero Carlos, si me las cantó:

-      Así es como recibís a un amigo que vuelve del extranjero y que no ves en años?”…

Y con este reproche no me quedó más remedio que mentir:

-      Qué pena Caliche, pero es que se me varó el bólido...- le dije.

-      Tranquilo, demorate otro rato y venís cuando pidamos la cuenta…- me contestó con una estridente carcajada muy propia de él, nos abrazamos y a beber se dijo, para recuperar el tiempo perdido, para reencontrarnos, a beber como si todo el trago del mundo se fuera a acabar esa misma noche.

Viernes 10:15 p.m.

Tras 4 años, Caliche recién había regresado de Argentina, con su eterna novia Lina, ahora convertida en su esposa y con dos hijos.

- Pero sin pan bajo el brazo- nos aclaró-, porque me volví profesor de cátedra como ustedes.

Esa agudeza era lo que más extrañaba de Carlos.

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2014 ⏰

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