Parte uno.

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 Diez, o tal vez veinte.

Louis había perdido la cuenta de cuantas burbujas había hecho con su chicle.

Era martes, y Louis entendía perfectamente que no mucha gente hacia un espacio en su ocupada agenda para hacerse un tatuaje.
Sin contar que el frió del exterior causaba que ninguno se expusiera a salir solo para aplicar tinta en su piel.

De todos modos el anhelaba tatuar, quería tomar una maquina y comenzar a dibujar en la piel de sus clientes, aquello había sido su pasión desde que acompañó a su madre a tatuarse cuando él tenia catorce.

Louis aún recuerda cuando hace un poco más de tres años atrás entró en el local de tatuajes, en el cual estaba ahora, para solicitar empleo.

Desde afuera lucia como un lugar atractivo, un local combinado de piedras grises más oscuras y más claras, dos vidrieras al costado de la puerta, de vidrio también.

En la vidriera izquierda se podia admirar la palabra ''Ink'' en unas letras muy bonitas color blanco y en la derecha había un dibujo de una calavera con dos maquinas de tatuaje cruzándose entre si.
En la parte de arriba se encontraba un cartel de neón celeste en vertical que decía ''Tattoo''.

El Ojiazul entró y un hombre se encontraba sentado en una banqueta y otro se encontraba en el fondo del local.
Los dos eran mayores, uno debía rozar los cincuenta y seis años y el otro debía rondar los cuarenta.

Luego de que Louis saludara y dijera que quería trabajar en el lugar, el hombre mayor miró al otro y soltaron una gran carcajada al unisono.

Louis alzó la ceja y el hombre frente a él le clavo la mirada, el joven trago en seco.

El tatuador veterano argumento que él simplemente no encajaba en el ambiente.

Bueno, podría tener razón, Louis lucia más como un universitario que como un tatuador.

Aquellos dos tatuadores veteranos en cambio encajaban perfectamente en el local, ambos poseían la misma camisa negra mangas cortas con el logo de su tienda que dejaba al descubierto sus múltiples tatuajes, el hombre que estaba delante de Louis era calvo y tenia un gran tatuaje sobre la oreja, también tenia barba. El que estaba en el fondo parecía más tranquilo pero de todos modos tenia un expansor y la seriedad pintada en su rostro, en fin, ellos dos tenían esa apariencia ruda y experimentada que simplemente combinaba con el lugar.

Era un lugar más grande de lo que aparentaba por fuera; Las paredes de la parte delantera estaban pintadas de blanco mientras que las paredes de atrás donde se llevaba a cabo el trabajo tenían un color negro que combinaban perfectamente con el suelo de madera oscura, en la parte de adelante estaba el mostrador color azul oscuro con la caja registradora, también había una calavera al lado de esta y unas cuatro sillas negras junto a un sillón amplio para la gente que debía esperar. En la parte trasera se encontraban dos sillones rojos de terciopelo donde la gente era tatuada, también había un escritorio doble y la pared sobre este estaba llena de bocetos y plantillas que casi llegaban al techo.

Bien, Louis realmente no encajaba en aquel ambiente.

El ojiazul jamás iba a olvidar la reacción de los dos hombres, que por cierto se llamaban Dave  y Tom cuando al otro día volvió totalmente distinto.
Tenia en pelo igual que el día anterior pero más revoltoso, su cara estaba adornada de varios piercings; Uno en el labio, otro en la ceja y dos en la oreja izquierda, tenia una campera de cuero y una remera marrón en V que dejaba a la vista la presencia de un tatuajes grande en el pecho de hombro a hombro, también vestía unos skinny jeans negros que abrazaban perfectamente sus delgadas piernas y unas botas negras de cuero.

Opuestos (Larry One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora