27 de enero del 2017, 2:30 a.m.
Se siente el calor en la habitación. Al menos así parece para la pequeña Yeimy, la cual es despertada por todo el sudor que hay en su frente y piernas.
Sin dudarlo, se levanta para poder darse una ducha. Torpemente llega hasta donde se encuentra el teléfono. Es de madrugada, procura no hacer mucho ruido.
Por fin llega al destino, el baño. Enciende la luz y se dispone a desvestirse.
El agua se siente muy bien, se siente fresca, es asqueroso sudar, el olor y la sensación. No, detestable.
¿Tendré temperatura?, se pregunta a sí misma.
Recuerda que su madre le ha dicho que en caso de que la tenga, el agua debe dar al centro de la cabeza, así disminuiría.
Lo hace.
De repente logra oír unos pequeños golpes en la puerta.
—¿Todo bien, mi amor? —es su padre.—Sí, es que me sentía muy acalorada y quise bañarme.
—Bueno, aquí voy a estar, ¿ok?
Se tranquiliza un poco, la verdad es que le daba miedo el hecho de estar sola, ya saben, cualquier cosa podría haber, como fantasmas. ¡Ay, no!
Al acabar, se seca, toma su ropa y la coloca en el cesto, busca y encuentra una pijama doblada limpia, se viste y sale. Ahí estaba su papá, sentado en el sillón viendo hacía el suelo, lo cual cambia cuando la ve salir. Se levanta y toca su frente.
—¿Ya te sientes bien? —pregunta mientras la mira.—Sí, pero no quiero ir al cuarto, siento que me ahogo.
—Deja traigo unas almohadas para dormir en la sala.
Va hacia el cuarto y cuando vuelve junta los sofás, coloca la almohada sobre estos. Él le dice que ella se puede dormir ahí, él, en cambio, se acostará en el suelo. Para ella está bien.
Pero se siente mal porque no quería despertar a nadie o molestar.
Sigue teniendo calor. ¿Es ella o el clima? ¿Debería decirle a su papá?
Lo piensa un poco y la conclusión es que no, ya no quiere molestarlo, así que cierra sus ojos y duerme.29 de enero del 2017, 3:24 p.m.
Genial, una salida al cine. ¿Hace cuánto no salían todos juntos? ¿Un mes, quizá? No lo recuerda, pero se sentía emocionada, le encanta ir al cine. Las palomitas, los asientos, la pantalla, todo.
Según lo que vio, su mamá compró boletos para ver "Batman: LEGO la película". Su hermanito lleva esperándola desde que vio el tráiler en Youtube, lo vio con él, había escenas divertidas. Estaba ansiosa por ya dar el primer paso fuera de su casa.—Yeimy, ven, ponte perfume. —le dijo su mamá desde el baño. Ella se saca de sus pensamientos y va hacía donde su madre.
Se mira al espejo, deja que su mamá rocié sobre ella aquella sustancia. Al terminar abre los ojos y lo que ve es su reflejo. Mientras se observa mejor logra ver unos pequeños puntos rojos en sus parpados.
¿Qué será? Casi no se notan por su piel morena, pero ahí están.
—Amá, mira.—¿Qué es? —la toma con delicadeza del mentón, le pide que le señalé donde quiere que observe. —Achis, a ver, échate agua.
Lo hace, talla un poco, pero ahí sigue.
—No sé qué podrá ser. Segura no es nada, mi niña.
—Bueno. —confía en su mamá y se retira para ir con su papá y su hermano quien oye ya están afuera.
Mientras, Adriana —su madre— queda pensativa. Le preocupan esas pequeñas manchas. Ella por un tiempo trabajo en una sucursal de medicamento. Aunque no lo crean, se ve de todo. No solo venden chucherías y leen jeroglíficos de doctores. Ella no es experta en eso y lo sabía, no tuvo estudios sobre ello, pero algo le inquietaba.4:06 p.m.
Por fin llegaron.
Miguel y Santi —papá y hermano, respectivamente— se formaron para comprar los boletos y asientos, en eso, Adriana y Yeimy se adelantaban para comprar las palomitas que nunca deben de faltar. ¡Nunca! Es que son demasiados deliciosas, lamentablemente esta vez el dinero lo guardaran para ir a comer, solo compraran un combo individual para los niños, es para ahorrar.
Estos días la fábrica donde trabaja Miguel no le ha ido muy bien... La verdad es que, si les va bien, solo que, como cualquier otro trabajo de México, el salario no es lo mejor. Es un asco.
Pero un regalo de vez en cuando no está mal, menos para Miguel, que para él, demostrarle a amor a su familia, nunca será suficiente.
Y ahí los tienen, yendo a donde su esposa e hija. Al llegar puede oír como Yeimy se queja de su abdomen.
—¿Qué tiene? —se dirige a su esposa. Voltea a ver a la niña. —¿Qué tienes?
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C Á N C E R
Non-FictionSolo tiene 11 años, no se supone que debería estar viviendo esto. Los otros niños se memorizan las tablas, ella el nombre de cada quimioterapia. Los otros niños tienen como regalo juguetes, ella anti-bacterial y cubre bocas. Los otros niños aprenden...