2

1 0 0
                                    

Noté una a una las plumas siendo arrancadas de mis alas. Padre, juro que no he pecado, ¿tan malo iba a ser enamorarse? Me arde. Me arde cada una de las punzadas, tanto en mis alas como en mi corazón, al saber que no volvería a verle. Él era un humano; yo, un ángel. De él me enamoré. Sé que jamás lo veré. No me arrepiento haberle visto como alguien que siempre busqué; la perfección personificada encontré. No me arrepiento ni ahora ni cuando me tires al vacío con una espalda ensangrentada.

No merezco estoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora