Reseña

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Nuestro rostro no es más que una máscara.

Para bien o para mal, podemos aprender a manejar y no dar a notar nuestras emociones y sentimientos. 

Soy una actriz, la mejor. Y ese trabajo lo aplico en mi vida diaria.

Nunca nadie sabe si estoy fingiendo, si en realidad las cosas que hago son la verdad, o tal vez.... Solo tal vez, estoy mintiendo.

Me pasó cuando cumplí apenas los 16 años y entré al bachillerato. Me encontré con una persona que me enseñó a ser la maestra en esto: él... Él era alto, delgado, de piel blanca, cabello castaño, con unos ojos grises, penetrantes y severos... Aunque al mismo tiempo dulces, simpáticos y acogedores. Tenía una sonrisa deslumbrante, perfecta. Sus labios carnosos y pálidos que al momento estabas deseando que te besara. Lo conocí el primer día de clases, amigable, social... pero a los pocos meses me dí cuenta de su falsedad, de la máscara que llevaba puesta... De su traición.

¿Alguien podría imaginarlo como un asesino?

Nadie, nadie sabía de su doble identidad. Nadie conocía que debajo de toda esa ficha de persona había un alma despiadada, un ángel oscuro que no se tentaba el corazón para matar a sus enemigos.

Fue ahí mismo donde me dí cuenta que existía una sociedad paralela a la nuestra, vivían entre nosotros...

Múltiples criaturas que desconocíamos aún teniendolas a nuestro lado. También me dí cuenta de por qué mi fanátismo hacia los vampiros iba desapareciendo, y el por qué de los extraños cambios que me sucedían transformandome paso a paso. Ahora entendía por qué mi espalda tenía dos grandes cicatrices y en el lado trasero de mi cuello tenía una marca con un símbolo extraño.

Ahora entiendo perfectamente que los vampiros son mis enemigos naturales, y que mi misión, como lo era también para Alex, consistía en asesinarlos cada noche. Así que...

No es mi culpa. Es mi naturaleza, para eso fui creada. 

Uno de mis dones es detectar las mentiras, aunque también puedo ver el pasado. Irónicamente vivré solamente 350 años. Sólo puedo reproducirme con los hombres de la misma raza, aunque la reproducción es mínima sólo es posible tener dos descendientes, que llegan de los 800 a los 900 años de vida por ser creados.

Yo sólo soy una natural, al igual que Alex; muy rara vez se da un caso igual, ya que es casi imposible que un creado y un humano puedan concebir un hijo, y más raro aún, que salga con poderes. Aunque se cree que nuestro padre Intulmuntus (El primero de los nuestros), dió a nuestros padres como bendición el regalo de procrear a uno de los suyos... Bueno... Aún resulta extraño y confuso para mí, todavía no puedo creerlo. Pero es verdad, lo es porque soy^una de ellos, una natural, no creada ni esperada, y mi existencia en el mundo es para llevar a cabo una misión (que por cierto, aún no he descubierto), pero por ahora soy una guerrera o cazadora (Xamira), como les llaman.

Alex nunca lo supo, nunca supo que pertenecía a este mundo, nunca supo su naturaleza; se enteró cuando cumplió sus 15 años humanos... Yoshima (un boreal creado), encargado de encontrar a los naturales, habló con él. Aunque a Alex le dió miedo, al igual que a mí, terminó aceptando y comprendiendo los cambios que le ocurrían. Debido a la inteligencia, capacidad y fuerza de Alex, le asignaron una doble tarea como Akio o encargado de encontrar a más naturales y Kenshi o Guerrero y cazador. Así fue como él me encontró, en el mismo Instituto, o... ¿Yo lo descubrí a él?

Without Shadow (La chica sin sombra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora