moon eyes ! 旦

☾ | Iɴᴛʀᴏᴅᴜᴄᴄɪᴏ́ɴ.

— Decidir este camino, ¿es aferrarme a la vida? —

Moon Eyes.

¿Existira vida después de la muerte?

¿Existirán los fantasmas y espíritus que vagan por ahí?

¿Existira algo que los ate al plano mortal?

¿Existirán sentimientos dentro de ellos? 

Nadie sabe con exactitud que pasa al momento en el que la vida abandona tu cuerpo, lo que hace que las preguntas sean difíciles de responder.

Pero, ¿y si hay espectros que puedan responder a esas preguntas?

Bueno, si hay espectros y hasta humanos que pueden responder, entre estos; Asai Akabane, una joven cuya mortalidad fue un simple juego para el destino.

Si bien sabía que por diversos ámbitos podían haber casos peores, ella no podía aún hacerse a la idea de seguir viviendo así, o en su defecto de seguir viviendo, ya que en su día a día no había más que infelicidad y dolor, independientemente de dónde estuviera, nada le jugaba a su favor.

En la escuela, su apariencia que resultaba particularmente extraña le era su problema más grande allí.

Hermosos ojos blancos como lunas que la hacían la atracción principal de la clase a la que asistía, pero no en buen sentido, debido a que esa peculiaridad que poseía fue burlada desde que ella tenía memoria.

Y en el lugar donde residía al cual no se le podía denominar hogar, la situación no era mejor.

Sus padres, o mejor dicho su padrastro le grabó en su subconsciente a base de diferentes tipos de maltrato la palabra 'Defectuosa', refiriéndose a ella  no como persona, si no como un objeto que de fabrica viene dañado.

Dicho hombre la retuvo a su casa por varios años para que ella fuera quien de pequeña le sirviera y de grande le mantuviera, teniendo en mente que algo de lo que hizo con ella fue bueno y esperaba una devolución de sus favores con intenciones de mierda.

Estos tratos le marcaron de por vida, influyendo también en su personalidad, haciendo que su principal característica fuera su inexpresividad.

A pesar de que su rostro estuviera sellado en vida con una sonrisa, esa sonrisa no decía nada y realmente no tenía motivos para hacerlo.. no hasta que murió.

Gracias a que ella en sus últimos momentos en que el calor en su cuerpo existía conoció a alguien que le mostró amabilidad y compresión nada más por la superficie de su verdadero significado, ella decide entregarle su alma.

Y luego de que congenía con más apariciones como ella, la marca que le puso Dios de 'sin expresión' será reemplazada por una sonrisa, aunque sutil, hermosa, expresiva e inigualable.

Aquellos espíritus son quienes elevarán con tan solo su presencia las comisuras de los labios de Asai.

En especial, ese fantasma de aspecto de niño que al principio tanto miedo le provoca.