Un rayo de sol se filtró en mi ventana, reflejándose en mi rostro como una dulce caricia para despertar.
Alcé los brazos y estiré los músculos de mi cuerpo que se encontraban tensos. Bostecé mientras reconocía el extraño lugar en el que me encontraba. Por un segundo me desconcerté-¡Oh!- dije- ¿me ha secuestrado un secuestrador que causalmente también es un adonis del sexo?
Me puse de pie completamente emocionada- ¿Justin?- llamé- ¿Harry?, No se escondan, ¡salgan de una vez!
Me sentí decepcionada cuando mis ojos reconocieron el lugar. Mi cuarto estaba tan desordenado que parecía haber sido atacado por una jauría de monos salvajes. –Rayos- susurré con desgano.- Mejor me voy a duchar- y con eso, desaparecí de mi cuarto con una mueca en mi rostro.
Cuando regresé, el desorden aún estaba allí- Mi mamá me matará.- dije mientras intentaba hacerme camino entre los escombros. Me dirigí a mi pequeño closet y por un segundo palidecí.- ¡NO TENGO NADA QUE PONERME!-con horror Saqué las 50 camisas, 70 pantalones, 30 chaquetas, y 48 vestidos del perchero con desesperación.
Una prenda oscura se arrinconaba en el closet como si temiera ser puesta- AJA!, Te encontré falda sin vergüenza!-dije mientras me la ponía- no te librarás de mi tan fácil.- aseguré.
Aguanté la respiración y me la subí hasta el ombligo.- ya no barreré el piso contigo, falda.
Me puse la camisa que utilizo desde hace 8 dias y bajé a desayunar.
-Hola, má.
-Hola hija.
-Que hay sangrón- dije cuando vi a mi hermano.
Estaba tan ocupado comiéndose un panecillo que solo pudo poner los ojos en blanco con fastidio.
-¡No pongas los ojos en blanco Anastasio!- advertí con fiereza.
Mi hermano me mira frunciendo el ceño mientras que trata de articular una palabra con la boca llena- ¿Ah?- logra decir completamente confundido.
Mi mamá me sirve el desayuno y yo como sin chistar, estaba tan delicioso que no me molesté en repetir. –Alguien vendrá a recogerme- informé a toda la audiencia.
Mi hermano solo me mira y mi madre me pregunta- ¿Quién vendrá a recogerte hija?
-Una persona que una chica no debe decir a menos que ya hayan pasado unos meses hasta que se decida completamente a compartir su relación con su familia.
-¿Es tu amiga Paty, verdad?- dice mi madre.
Bajo la mirada mientras asiento- Si.
-Veo que ya es tarde- dice mi madre mirando el reloj. Era cierto, voy tarde.
Me pongo de pie mi entras tomo unas cuantas galletas- Adiós, má- echo las galletas en mi mochila azul, como el cielo y como el mar- Dame dinero.
Mi madre me mira completamente indignada- Pero hija, ya te di la mesada de toda la semana anoche.
-Eh, pero mamá, muchas cosas podrían pasarme- afirmé con ojos llorosos- ¿qué tal si me encuentro en peligro y necesite de 500 dólares para liberarme?
-Claro!- agrega mi hermano interrumpiéndonos- ¡casualmente los quinientos dólares del bookset de John Green autografiado!
-¡Callate, muggle!- escupí
Mi madre puso los ojos en blanco mientras me empujaba a la puerta- ¡No pongas los ojos en blanco, Anastasia!- le dije.
-Hija, necesitas ir al instituto urgente.
Cuando mi madre se deshizo de mí, reconsideré mi despilfarro de dinero. No éramos una familia adinerada, mi madre no me dio más dinero porque somos pobres.
Con lágrimas en los ojos, saco las llaves de mi Lamborghini estacionado al frente del porche. –A la mierda el instituto- me limpio mis lágrimas- A la mierda el book set de John Green!- abro la puerta de mi auto- A la mierda Paty!.
-¿A la mierda qué?- escuché tras de mí.
El sonido de su bicicleta me hizo volverme hacia ella, confirmando mis sospechas- Paty!- dije con una sonrisa forzosa- Creí que no ibas a llegar.
Paty pone los ojos en blanco.
-No pongas los ojos en Blanc…
-Si, si ¡No pongas los ojos en blanco anastasia!-Paty arremeda mi voz- ¡Ya supéralo!, el señor grey no te esperará ni en su despacho, ni en tus sueños, Carla.
Mi rostro se descompone en un puchero- Eres cruel,¿ lo sabias?
-Si, lo sé, y más te vale subirte a mi bici o si no te dejo botada.
-No, no!- dije corriendo hacia su bicicleta, me monté en la parte de atrás y se sostuve es sus hombros. Grité cuando ella comenzó a pedalear, como en las películas.