𝖀𝖓𝖎𝖈𝖔

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Un bufido débil escapa de sus delgados labios. Le parece increíble como aquel ruido que pareció estruendoso a sus oídos, se desvanecía entre tanto barullo.

Al pensar en ello, se siente estúpido, demasiado, pero vagar en su mente es lo único que puede hacer para deshacerse de ese sumo nerviosismo que lo estaba devorando. Era imposible, como aquel hábito que había adaptada unos años atrás; morder sus uñas.

El sonido de la campanilla aumenta su ansiedad, da la vuelta débilmente mientras piensa en las posibles respuesta que puede recibir. Ambos ojos miel están estancados en la puerta, analizando a cada persona que pasaba por allí. Parpadea repetidas veces y, como si fuera magia, la persona que tanto ha estado esperando aparece, con una sonrisa pacífica.

Hijo de perra. Hoseok insulta mentalmente. Quiere abalanzarse a ese chico pelirosa y comenzar a golpear todo su rostro. Claro que eso nunca sucedería, pues es su mejor amigo y no puede hacerle nada, por lo menos hasta que hablara.

Simplemente, alza su mano.

—Hey, Hyung. —saludó amablemente Jimin. Una gran sonrisa es dibujada en su rostro, marcando sus mejillas rojas debido al frío invernal. —Lamento la hora.

Hoseok achica sus ojos. —Ajá. —responde de manera vaga. Aún mantiene su rostro serio junto a sus labios estirados hacia abajo, lucen tristes— ¿Y...?

La mirada dirigida por Jimin le transmite paz y respira mientras lo ve buscar una pequeña carpeta verde en su maletín desgastado. Algo de pena comienza a acapararlo, sea cuál sea la respuesta hará todo lo posible para comprarle un maletín a su amigo, ya que él es la mejor persona que ha conocido.

—Aquí está. —Jimin sonríe. Abre la carpeta y la da vuelta, dejándola frente a Hoseok quien está notablemente confundido. —El viernes en la mañana deberás madrugar. Tendrás una entrevista.

Ante aquella respuesta, Hoseok se limita a gritar con euforia mientras da pequeños saltitos en su asiento. La gente lo ve como si fuera un bicho raro, pero no puede importarle menos. Con una flexibilidad que había olvidado estira todo su cuerpo y comienza a llenar de besos las mejillas de Jimin, este se sonroja a más no poder.

—¡Prometo que te compraré un auto con mi primer pago! ¡Lo juro!

Él ríe. —Lo harás, estoy seguro de que obtendrás ese puesto. Eso sí, tuve que decir puras mentiras sobre ti. —se burla. Hoseok frunce su ceño, consecutivamente lo golpea con la carpeta— Ya. Solo no hagas nada que no le guste al Sr. Min.

—¿Min? —Jimin rueda sus ojos debido a esa particular pregunta, le quita la carpeta y, automáticamente, el pelirrojo comienza a sentirse inútil y torpe.

—Es él. —indica con su dedo índice la imagen de un hombre serio. Hoseok expande sus ojos asombrado— Min Yoongi, el gran hombre rodeado de dinero que ni tú ni yo conseguiremos aunque trabajaramos como esclavos. ¿Sabes? Es raro, o por lo menos a mí me asusta. —repentinamente, su mente se llena de momentos en donde le ha temido a ese hombre. Tiembla y traga saliva con debilidad.

Sumido en su burbuja, Hoseok mantiene un efímero silencio desviando toda su atención hacia aquella foto que le ha provocado miles de sensaciones en un mismo momento. Esta seguro de que es cientos de veces más caliente en persona; ese semblante serio de alguna forma capta toda su atención, dejándolo en un completo estado de curiosidad.

—¿Raro? —indaga, pues siente demasiada curiosidad ante ese apuesto hombre millonario, más conocido como Min Yoongi.

Hasta su nombre es perfecto.

—Sí. Se acuesta con todos y todas, para él no existen las "limitaciones". -guiña torpemente- Por eso prefiero mantenerme alejado, ya sabes... por si acaso.

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