Hoy se cumplía un día más de su muerte, las voces en mi cabeza se encargaban de repetírmelo diariamente desde hace ya dos años. Otro día más donde un señor con bata blanca se acercaba únicamente para dormirme a base de drogas.
Una de las tantas voces me echaba la culpa por no haber podido protegerla de ese hombre que día tras día abusaba de su poder y apagaba un poquito más esa llama que tan única la hacía. Otra de ellas pretendía hacerme sentir que nada de eso lo pude haber evitado, pero en el fondo de mi corazón yo sabía que si pude haber hecho algo.
Ese miércoles de hace dos años marco mi vida para siempre, salíamos de la universidad con dirección a su "hogar" donde ese hombre la esperaba inundado entre las botellas de alcohol, esta misma rutina se repetía diariamente. A menos de una cuadra de su casa logro ver como sus manos comienzan a temblar y su respiración comienza a agitarse, sus pasos se vuelven indecisos y sus ojos escudriñaban la cuadra en busca de alguna anomalía. Luego de ver como ella se perdía detrás de la puerta logro escuchar gritos enfurecidos y sonidos de vidrios estrellándose sobre el suelo.
Estaba preocupado, esta vez los ruidos eran más fuertes. Me decidí a entrar, y ahí estaba él, pegándole e insultándola, al verme, se abalanzó sobre mí con un cuchillo que saco de quien sabe dónde, me quede helado contra la puerta, ella al verlo le grito, pero le hizo caso omiso, entonces se echó sobre el para que no me hiciera nada a mí, todo sucedió en cámara lenta, el como él se giraba y la agarraba proporcionándole varias apuñaladas, esa sonrisa en su rostro salpicado de sangre, no pude más y me eche sobre él, la soltó, se giró, y me miro con esa sonrisa maliciosa, se acercó e intento apuñalarme en el pecho pero solamente me corto el brazo, ya que intente detenerlo. Luego de forcejear un poco, logre salir de ese lugar, rezando para que ella siguiera con vida.
Llame a la policía y a una ambulancia, pero me desmaye un momento después de que la última llego, lo último que recuerdo es a mi madre sentada al lado de la camilla con sus ojos llorosos, mi mundo desmoronándose y las lágrimas cayendo.