Capítulo 2.

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Juana y Arián seguían haciendo los deberes de la lista y no se dieron cuenta de que ya había anochecido. Serían las ¿20? ¿23? Nosé, en ese tiempo la hora no se tomaba en cuenta, al igual que los días. Cuando amanecía era de día, tiempo de actividades laborales y tareas en el hogar, también los niños iban a la escuela, ya que estaban a mano de los burgueses. Y de cuando anochecia, era de noche, tiempo de la cena y el descanzo, aunque si querías salir y que te asalte algún rebelde, era el momento exacto, como siempre, estaban esos cabarets y bares nocturnos donde está la mafia y el ocio.

A todo esto, cuando Juana y Arián calleron en ese típico silencio incomodo, ella reacciona de que ya era de noche y en cualquier momento su madre llegaría, y si la veía con un chico, con el cual no podía poner la excusa de "es un amigo de la escuela, estábamos platicando sobre unas tareas", simplemente porque ella no tenía amigos y no iba a la escuela.

-Arián debes irte antes de que... -La puerta "principal" se abrió ya allí estaba Elsa, con cara de odio y sorpresa-.Diablos- chillo Juana.

El rostro de Arián era el de un perrito al que los dueños lo regañaban y el no entendía por qué.

-¡Juana! ME EXPLICAS AHORA MISMO QUIEN ES ESTE MUCHACHO Y QUÉ ESTÁ HACIENDO ES MI CASA.

Juana claramente no le podía decir que era un chico que saltaba por las casas, y mucho menos que estaba siendo perseguido.

-Arián es un chico que golpeó la puerta de casa en busca de auxilios médicos, ya que se calló y se había hecho mal el pie, y lo que hise fue ayudarlo. -Parecía tranquila pero mor dentro estaba que los nervios se la comían.

-Muy bien muchachito, mi hija no esta para hacer de enfermera, y parece que en tu casa tampoco les faltara. Así que largate y no te quiero volver a ver esa cara de ángel en mi casa.

-Si señora, ¡Adios Juanita! -Respondió Arián y miro a Juana con una sonrisa de lado, pícara sin que Elsa lo notara.

Cuando por fin Arián se fue, Juana sabía que llegaría el peor momento de su vida, justo en el mejor día que había tenido. Qué irónico ¿no? Ella lo sabía porque su madre la regañaba muy estrictamente por hacer mal un deber, no se quería ni imaginar lo que sucedería en instantes.

Ella tenía razón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora