dos

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Dicen que lo prohibido tiene algo llamativo y satisfactorio y es por eso que es que nos encanta hacer y tener lo que no debemos.

Desde que había conocido al señor Styles, mi enamoramiento por él era peor. Cada que salía para que mi madre me llevara a la escuela él estaba ahí, saliendo para ir a trabajar y nos saludaba de lejos; en alguna ocasiones en las que yo estaba en la cocina, podía verlo llegar desde la ventana; en otras, desde mi habitación veía la luz encendida en la que pensaba que era la suya, pero él nunca se asomaba.

Había venido al super que estaba cerca de la residencial donde vivíamos a comprar las cosas de la despensa. Mi mamá no había tenido tiempo para hacerlo ella así que me lo había encargado, estaba debatiendome entre qué carne comprar cuando sentí una mirada y al voltear vi que el señor Styles estaba a mi derecha.

Me sorprendí al verlo y él sonrió y me saludó, moví mi mano también y creí que se acercaría, pero no, siguió con sus compras y yo sólo me decepcioné.

Algo molesta seguí comprando y fui a pagar, salí con el carrito dispuesta a pedir mi Uber cuando el claxon de un auto provocó que volteara hacia el frente sorprendido y entonces estaba ahí, el sexy señor Styles me miraba desde su bonito carro negro y me dijo:

- Te llevo.

¿Acaso esta era una señal divina de que debía seguir mis instintos?

Sonreí sin poder evitarlo y asentí, fui hasta el carro y él se bajó al verme. Fui a la cajuela cuando se abrió y al llegar el señor Styles me miró con una sonrisa y me saludó:

- Hola, Charlotte.

Sentí que la respiración se me iba, lucía tan bien con esa camisa negra de vestir desabotonada, podía ver levemente su pecho y noté unos tatuajes en él. Las mangas estaban arremangadas, y su cabello un poco revuelto.

- Señor Styles, qué tal -sonreí con educación.

Como si no me muriera por él.

Tomé las bolsas y las metí a la cajuela, cerró la cajuela y entonces caminó a la puerta del copiloto y abriendola me dijo:

- Adelante.

Entré y cerró la puerta, vi cómo rodeba el carro y al ver mi falda del uniforme, la levanté discretamente lo necesario para mostrar mi muslo y suspiré. El señor Styles entró y también suspiró mientras encendía el carro.

- Que bueno que te vi para poder llevarte -comentó volteando a verme.

- Lo mismo digo -respondí-. Gracias.

Asintió y entonces comenzó a conducir, nos mantuvimos en silencio unos segundos y yo miré hacia afuera para relajarme. Honestamente la idea de estar en un carro con él, ambos solos, me daba tantas ideas de lo que podía hacer, pero no quería arruinarlo.

¿Estaba dispuesta a sacrificar su amistad por un beso? Honestamente, no estaba segura.

- Y dime, Charlotte, -comenzó a hablar- ¿En qué años de preparatoria vas?

Giré mi cabeza hacia él y le respondí:

- En último año.

- Recuerdo cuando tenía diescisiete -sonrió-. Que facil y buena era la vida.

- No tengo diecisiete -fruncí el ceño divertida-. Tengo diesciocho, pero mi madre creyó que si me daban un año libre de alguna manera esa me haría la vida escolar más sencilla -me reí al decirlo-. Soy un año mayor que todos los de mi salón.

Alzó las cejas.

- Nunca escuché tal cosa -se rió-. Un año libre para hacerte la vida más fácil... ¿Si sirvió?

Encogí los hombros.

- Ella dice que sí, pero honestamente yo me siento normal -mire hacia el frente y entonces antes de que puediera pensarlo le pregunté-: ¿Usted qué edad tiene, señor Styles? -lo miré con cautela-. Claro si no le molesta decirlo.

- Para nada, -me miró de reojo- tengo veintiseis.

Dios, ni era tan grande como creía. No me llevaba ni diez años, tan sólo ocho.

- Parece ser ya un hombre exitoso para su edad -comenté.

Frunció el ceño.

- ¿Lo parezco? -se rió ampliamente- Nunca nadie me había dicho eso, pero bueno no te mentiré, me va bien.

Asentí sin saber qué más decirle, entramos a la residencia y condujo hasta nuestra calle. Creí que se estacionaría frente a mi casa, pero en cambio giró hacia la suya y picó un botón para comenzar a abrie su garage. Volteé a verlo algo confundida, pero él rápidamente me dijo:

-Sólo quiero meterlo, pero si quieres me quedo aquí.

Asentí.

- Está bien.

Comenzó a entrar, y la idea de que estabamos en un punto más privado pasó por mi mente. Honestamente, no iba a hacer naea tonto, pero mi cuerpo se moría por tocarlo; se acomodó realmente rápido y entonces apagó el carro y suspiré.

- Listo -me dijo volteandome a ver.

Giré mi cabeza y la puerta del garage seguía abierta, pero no había nadie. Regresé mi atención al señor Styles y dandole una sonrisa dije con amabilidad:

- Muchas gracias por traerme.

El castaño negó con la cabeza.

- No hay de qué.

Lo miré un segundo fijamente evaluando si hacer algo o no, no quería arruinar todo por lo que cuando una idea llegó a mi mente, mi sonrisa se amplió, abrí la puerta de mi lado y antes de bajar, me acerqué un poco a él y susurré:

- Es tan amable.

Y deposité un beso en su mejilla, a centimetro de la comisura de su boca y le alejé. Sin voltearlo a ver, salí y caminé a la cajuela, quise reírme de la emoción, pero guardé la calma. El señor Styles tardó en salir del carro, pero cuando abrí la cajuela, él salió y decidí agregar algo más. Me recargué en el carro y estiré para tomar las bolsas causando que mi falda se levantara por atrás, se aclaró la garganta cuando me enderezaba y miré de reojo que se movía incómodo.

No sabía si habia hecho bien o mal, pero no iba a demostrarle nada, yo iba a actuar como si nada. Miré al hombre con mis bolsas en la mano y antes de que dijera algo, él habló.

- Si quieres te ayudo con eso -se ofreció.

- Tranquilo, señor Styles, -contesté- puedo con esto -cerró la cajuela-. De nuevo, gracias, que amable es usted -ladeé la cabeza-. Nos vemos luego.

Asintió.

- Hasta luego, Charlotte.

Salí del garage moviendo mis caderas más de lo normal, si bien aún no sabía como resultaría esto, tampoco me arrepentía. Si en verdad quería conseguir algo, debía empezar a tomar acciones.

Ya veríamos los resultados despues.

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⏰ Última actualización: Jul 11, 2020 ⏰

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