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- Qué quieres, niño.

- Voy a demostrarte que puedo ser igual de malo que tú. - habló cerrando sus puños y elevando su mentón, fijándose en él, quieriendo lucir intimidante, pero sólo logró sacarle una pequeña risa por lo tierno que éste se veía ante sus ojos.

- Pff, no podrías superarme ni en sueños. - se acomodó en su asiento, posando sus brazos detrás de su cabeza. - Soy el mejor haciendo cosas malas, niño, soy el más malo que hay. Además, no podrías ni matar a una mosca sin terminar llorando, bebito llorón.

- ¿Quieres apostar? - habló, llamando la atención del mayor.

Tratando de esconder lo intrigado que estaba, sabía que Darwin, a pesar de ser un chico bueno y amable, podía llegar a romper esa facha de amabilidad cuando alguien más se lo permitía. Sabía de las cosas malas que llegó a hacer, junto a su hermano, ya que una vez le explotaron la cabeza, pero eso fue con ayuda de su hermano, y ahora se encontraba sólo. Julius ya había sobrepasado la raya de su tolerancia y eso no podía tolerarlo.

Julius sabía a qué quería jugar, y la enorme apuesta que se venía, pero no sabía hasta qué tan lejos podría llegar.

- Si yo pierdo, qué. - habló confiado, inclinándose al frente, poniendo uno de sus brazos sobre la superficie de la butaca, sobando su mentón, con su sonrisa bravucona.

- Si pierdes, tendrás que dejar de maltratar a los alumnos y de hacer cosas malas. - Darwin se cruzó de brazos, no planeaba seguir siendo amable con Julius. - Y te daré un castigo.

Julius fingió no estar interesado tratando de esconder lo sorprendido que estaba. En su cabeza se repetía lo último dicho por el pez. Darwin dándole un castigo era lo último que se le vendría a la cabeza. Y si le castigara, sería probablemente con gatitos o brillitos, o que no le deje postre después de comer.

- ¿Y si pierdes? - sonrió.

- Si pierdo... - Darwin se rehusaba a decir lo que tenía en mente, sabía que el susodicho quería saber su respuesta por la forma en cómo lo miraba, su sonrisa y sus penetrantes ojos le hablaban, le apresuraban a hablar, poniendo más nervioso al naranja. - Si pierdo seré tu esclavo por una semana.

- Hecho. - habló con la misma terrorífica y burlona sonrisa que tenía desde un principio, poniendo a Darwin bastante intranquilo. Extendió la mano para estrechar el interesante trato, o juego, que habían empezado. Trato que se firmó cuando el menor estrechó su mano con la del otro, viéndose fijamente, como si de una competencia se tratase, y eso era.

Darwin se marchó del salón, dejando a Julius con una enorme sonrisa.

Julius no sonreía por felicidad, sino por malicia, ganar esa apuesta sería más fácil que quitarle un dulce a un bebé, sabía que Darwin estaba sacrificando gran parte de sí para mostrarle una lección, lección que al fin de cuentas no funcionaría para nada, terminaría perdiendo, y se arrepentiría de todas las cosas que hizo con tal de ponerlo en su lugar.

Por eso tenía que dar lo mejor de sí. Si quería mantenerlo a raya debía usar toda su imaginación e ingenio para lograr su cometido, se pasó todo el tiempo ideando un plan, y si quería que ganase debía actuar de inmediato.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2022 ⏰

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 Tʜᴇ Dᴇᴀʟ  [Bombwin] One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora