•.¸♡ 𝐈 𝐂 𝐔 ♡¸.• ¦ ChanIn.

Capítulo Único.

Jeongin tenía que ir de compras y oh, no se imaginan cuánto Jeongin odiaba hacer las compras.

Estaba de un especial malhumor ese día debido a que su queridísimo mejor amigo cabeza de coco, es decir, Han Jisung, no lo acompañó al súpermercado porque "Honnie está en celo y no puedo dejarlo solo" puaj, patrañas.

Con su bonito ceño fruncido y un puchero casi desapercibido en sus rosados labios, el precioso omega arrojaba las cosas de la lista en su canasta, parando en seco cuando a su nariz llegó un muy agradable aroma.

El aroma más agradable que había olfateado en sus cortitos diecinueve años de vida.

Peinando su cabello rosa hacia atrás con su gran mano, continuó cargando gomitas y chocolates a la canasta, hasta que detrás suya escuchó algo caer, como una caja, y por inercia se volvió hasta de donde provino el sonido.

Y no esperaba encontrarse con la imagen que captaron sus bonitos ojos miel.

Un chico, algo más bajo que él y vestido con un hoodie negro y pantalones de algodón grises, estaba tanteando con sus manitas el suelo en busca de la pequeña cajita -al parecer de té- muy lejos de donde esta se encontraba, a decir verdad, justo al lado de él había una especie de bastón. Lo que aumentó la curiosidad en su ser.

Vio al chico bufar cansado al no dar con la cajita, tanteando nuevamente hasta dar con el bastón y con cuidado el estante frente a él para pararse y volver a tocar los productos con la punta de sus dedos, mientras su mirada estaba fijamente observando los mismos.

Jeongin recién cayó en cuenta de que ese exquisito olor que había sentido hace unos minutos venía precisamente de ese chico, y sintiendo su nariz picar -al igual que sus dedos-, tomó más fuerte su canasta y se encaminó al castaño un poquito apresurado, sorprendiéndose a sí mismo por sus acciones impulsivas.

Tocó con su dedo índice uno de los hombros del más pálido, sonriendo enternecido cuándo este dio un pequeño respingo, pero luego con una mirada confundida al verlo detener sus movimientos por un segundo, justo como él había hecho antes.

Y entonces se volteó.

El chico pálido con lindos rulitos castaños en su cabello se volteó, mirándolo con aquellos ojitos tan pequeñitos y... Completamente blanquecinos.

Y entonces, Jeongin lo entendió todo.

"Y justo ahora ibas a entender, omega tonto" escuchó cómo su lobo le recriminaba dentro de sí.

Antes de que alguno de los dos dijese algo, el omega se agachó a recoger la cajita de té y se la entregó al contrario, sonriéndole aunque este no pudiese verlo.

―Hola, me llamo Jeongin. Vi que se le cayó esto y quise ayudarle, disculpe si le asusté― por primera vez habló, sintiendo un vuelco en su pecho cuando el, estaba casi cien por ciento seguro, alfa, le regaló una gran sonrisa, haciendo notar unos adorables hoyuelos a los costados de sus labios rellenitos.

―Mucho gusto, Jeongin— el pálido se sintió bien al probar ese lindo nombre en sus labios, agregó― Mi nombre es Christopher, pero puedes decirme Chan, es más fácil― rió un poco― Gracias por tu ayuda, no mucha gente suele hacerlo.

―No hay de qué, si quiere yo... Puedo ayudarte, digo, ayudarlo―se corrigió rápidamente―, ya sabe, con el resto de sus compras, hyung...

Y cuando dijo eso, Jeongin pudo jurar haber visto un destello cruzar por los ojos blancos del aparentemente mayor.

―Oh, ¿en serio? Eso sería estupendo― y un lindo color rosado se plantó en las mejillas blanquitas de Chan.

Luego de que Christopher le pasase su lista a Jeongin, (y luego de que quedara embobado por un segundo cuando confirmó que el aroma a crema y duraznos en realidad era desprendido por el mismo) ambos se dispusieron a caminar lentamente por el supermercado hasta tener sus respectivos suministros e ir a la caja.