Capítulo IV

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¿Ya te acostaste con uno de ellos?

Justo en ese momento se ahogó.

Se ahogó… y bien, bien feo. Tosió, tosió y tosió, hasta que su cara roja quedó, sus ojos también estaban del mismo color, su nariz empezó a perder mucosa, le lagrimeaban los ojos y sentía que le faltaba el aire.

La señora fue por un vaso de agua, se lo ofreció y le dio palmaditas en la espalda para ayudarle. Tae bebió del vaso y trató de calmarse, aunque le era difícil con esa pregunta en su cabeza, miró a la mujer impactado, mientras que ella tenía una expresión de preocupación en la cara.
Tae exhaló e inspiró profundo, trató de serenarse sino le daría otro ataque de tos.

Cuando se sintió mejor, le hizo una seña a la mujer de que lo estaba. Ella, no muy convencida, se volvió a sentar, observando las facciones del joven delante. Notó de buenas a primeras que el chico estaba incómodo y levemente alterado, reflexionó unos segundos, y sonrió al ver las mejillas coloradas del otro.

Definitivamente era un chico encantador.

– ¿Estás mejor?– Cuestiona tranquila.

– Sí… cof…– Aclaró la garganta.– Estoy mejor.– Sonrió apenas.

– Vaya que te ahogaste jovencito jajaja.– Dijo divertida viendo que el sonrojo en los cachetes del chico no disminuía.– Creo que te hice una pregunta muy directa e indebida joven… Y me disculpo por eso.– Agregó con tranquilidad.

TaeHyung la vio fijamente, volviendo a tragar saliva nervioso, pasó su lengua por sobre su labio inferior en clara señal de incomodidad, y pensando en qué decir.

– No… yo… Es que u-usted me tomó des-prevenido señora.– Dice algo sofocado.

– Mmm veo que sí.– Lo analiza unos momentos.

<El chico es muy atractivo, a pesar de ese extraño color de pelo, no tiene los labios gruesos pero tiene un hermoso rostro, cuello delgado, dedos alargados, esbelto… aunque con buenas piernas y un buen trasero> Pensó. Escaneaba cada parte de la anatomía de TaeHyung recordando también, brevemente, cuando lo vio poniendo la mesa, el chico tenía lo suyo. <Lástima que sea un beta, sino me hubiera dado hermosos nietos> Agregó en sus pensamientos, bastante triste.

Sin previo aviso, el dúo faltante pasa por el umbral de la cocina, entrando y percibiendo el ambiente incómodo que había, se miraron entre ellos, transmitiéndose pensamientos. Luego, van a tomar asiento, hasta que llega el momento de sentarse y…  ambos toman la misma silla…

Los hermanos se vieron fijamente, en ese instante, sus miradas destellaron, volviendo a comunicarse a través de ella, y por unos segundos ninguno se movió, gesticuló, argumentó o siquiera desvió la vista del otro.

Tae, los veía extrañado por su forma de actuar, o sea, ¡que pedo! ¿Por qué no se mueven? ¿qué estaba pasando?

La madre de los chicos, suspiró, le estaba fastidiando esa escena, se contenía respirando hondo para darse ánimos de no gritar frente al inesperado invitado. Ya lo había hecho demasiado como para seguir con lo mismo, hasta se avergonzaba de su falta de contención en sí misma, ¡pero es que esos dos le sacaban de quicio con sus estupideces!

Vio al chico cohibido por la escena que estaban armando sus hijos, sin poder tolerarlo más, se levantó de su asiento, se encaminó hasta el par y con una fuerza descomunal, apretó las orejas de ambos haciendo que éstos pegaran un chillido de dolor.

Apartó a ambos alfas de la silla, colocándola en la punta de la mesa a mano izquierda, sentó a allí al mayor con fuerza, para después, agarrar del lóbulo derecho al menor y encaminarlo hasta sentarlo a su lado, dejándolo justo frente a TaeHyung.
Después ya obligadamente calmados, comenzaron a comer.

La cena fue en completo silencio, solo se escuchaba el sonido de los utensilios rozar los platos.

Las miradas se enfocaron en un, algo distraído, muchacho que trataba de concentrarse en llenar su estómago, sin embargo, los ojos hacia a él no lo dejaban comer con gusto, hizo una mueca disconforme ante eso.

– ¿Qué pasa cielo, no te gustó?– Pregunta extrañada la mujer. Para ella, no había una razón para no comer su comida.

– Sí, sí, señora… está muy rico.– Dijo esbozando una pequeña sonrisa. Tierna ante los espectadores.

– Entonces, ¿Por qué no comes?– Cuestionó algo inquieta.

– Lo siento… es que…– Miró de soslayo a los hermanos.– No me siento cómodo… siendo observado.– Dijo bajando la mirada apenado.

– Oh cielo.– Hablo enternecida. Propinándole dos coscorrones a los alfas.– Ya déjenlo comer en paz, por los dioses.– Recriminó.

Ambos se volvieron a quejar.

Pero esta vez, TaeHyung se rió divertido por la situación. Recibió la mirada de los presentes sorprendidos aunque sosegados por ver esa linda imagen del chico.

El resto de la velada siguió en relativa calma, los chicos parecían no entender el concepto de dejar de mirarlo por un momento, no obstante, la madre supo como sobrellevar la cena haciendo preguntas casuales y compartiendo recetas con TaeHyung, que, aunque no tuviera noción gastronómica, sabía de sazón y eso lo ayudaba a llevar el hilo de la conversación.

Una vez concluido con eso.

Tae se ofreció a lavar los trastes, sin embargo, la señora de la casa se rehusó, y obligó a los hermanos a encargarse de la labor, mientras ella y Tae se fueron a la sala con tazas de té en mano.

Cada tanto bebían un sorbo de su té, escuchando como los chicos murmuraban y movían cosas.

TaeHyung se sintió en calma, era un agradable momento el que estaba compartiendo con la madre de los chicos. Hasta que se percató de algo que no había pensado antes…

¿Por qué o cómo es que esos dos son hermanos? Ellos no habían dicho nada de eso antes. Y sobretodo, ¿Por qué actuaban tan diferentes con él? ¿Cuánto tiempo llevaba allí? ¿Y por qué razón no reflexionó sobre el tema?

Quedó maquinando al respecto, confundido y consternado consigo mismo. Porque ¿Cómo no se va a preguntar eso con anterioridad? Es decir, habían pasado horas ¡Y él recién lo tuvo en cuenta!
Se sentía indignado, y lo peor, ¡consigo mismo! ¡Eso era el colmo!

Tan metido en su mente estaba que no se percató de que la señora quería su atención.

Carraspeó varias veces pero el chico parecía sumergido en un pantano de pensamientos. No le quedó de otra que dejar, en la mesita de centro frente a ella, su taza, levantarse, ir hasta el chico y tocar su hombro para sacarlo de sus cavilaciones. Consiguiendo su cometido.

Tae la mira perdido, la mujer tan sólo sonríe, caminando de nuevo hasta el sillón, sentándose y volviendo a tomar su taza.

– Lo siento, estabas muy distraído, y no me hacías caso jaja.– Se excusa.

– Ohh… di-disculpe.– Dice avergonzado haciendo una inclinación.

– Está bien.– Da otro sorbo, y enfoca la vista en él.– Quería preguntarte algo, nada más.– Dijo bajando nuevamente la taza, dejándola cerca de sus piernas.– Espero puedas responder ahora.– Agrega.

– Sí, por supuesto, señora.– Responde recto, colocando su taza en la mesa, esperando la pregunta.

– Ay por favor TaeHyung-shi, dime Dara.– Sonríe ante el comportamiento del joven.

– ¿Dara?– Curiosamente ese nombre se le hizo familiar…

– Sí, bueno, en realidad me llamo Sandara, pero puedes decirme Dara.

– Ohhhh.– ¡No puede ser! ¡Era ella! ¡Era una de las chicas de 2ne1! ¡Por eso esa sensación de conocerla! Pero, ¿por qué…?– Que… que bonito nombre tiene.– Dijo en voz, audible pero, baja.

– Gracias cielo.– Expresó alegre.

– De nada.– Correspondió el gesto lo mejor que pudo.

– Con respecto a la pregunta… – Empezó.

– Sí, dígame.– Sentía gran curiosidad por lo que preguntaría, concentrándose en eso y tratando de apartar el asalto de cuestiones sobre todo lo que estaba pasando.

– Tú… mmm… ¿Ya tienes pareja?– Cuestionó cuidadosa.

Tae parpadeó rápido, no se la esperaba, carraspeó un poco.

– No… no tengo.– Contesta despacio. Los ojos de Dara brillaron.

– Entonces, estás disponible.– Habla feliz.

– ¿Di-disponible? ¿P-para?– No. Que no sea lo que estaba pensado por el amor a diosito.

– Pues en vincularte con uno de mis hijos, claro.– Decía todo con tanta jovialidad que asustaba al pobre de Tae.

– ¿Di-disculpe?– Cuestionó espantado.

– Sí, ¡sería fantástico que fueras pareja de uno! Eres un encanto, tan tierno, atento y amable, me haría muy feliz el que seas pareja de uno de ellos.– Soltó como si nada, dejando mudo al pobre de Tae.– Tal vez no puedas darme nietos pero aún así me agradas TaeHyung-shi.– Finalizó con una sonrisa.

Tae quiso decir algo, pero sólo le salieron balbuceos.

Dara estaba muy encantada con él, esperaba que el chico aceptara a uno de sus altaneros hijos, y que tuviera la paciencia para aguantarlo.

En eso, HoSeok hace acto de aparición, llevándose la mirada de esos dos, puesto que se recargó en la pared que daba al costado del sillón de su madre y justo al lado, a dos pasos de distancia estaba JungKook muy contento.

– Mamá… ya que estás en eso.– Refiriéndose al paso de datos.– Éste chico dice que no ha tenido su celo.– El ceño de la mujer se frunce.

– ¿Cómo que no ha tenido su celo?– Pronuncia incrédula.

– Pues eso… que no se ha presentado.– Dice obvio. Dara mira fijamente a TaeHyung extrañada.

– Pero… yo percibo la leve esencia de un beta.– Eso seguía descolocando a ambos alfas. Dado que ellos, no detectaban ningún olor, y su madre durante su regaño había mencionado al chico como beta.

– Nosotros mamá.– Dice para captar su atención, y ella lo mira.– No olfateamos nada.– Al oír eso, abre la boca por el asombro. Miró de nuevo a TaeHyung, esta vez, examinándolo.

– ¿Qué edad tienes TaeHyung-shi?– Cuestiona desconcertada.

– Ahh… 24.– Responde algo dudoso mirando a los tres.

La cara de la mujer se deformó en una mueca de incredulidad ante su repuesta.

– Pero… ¿cómo es…?– Dejó a medias la pregunta por la impresión.

– No es sólo eso… tampoco sabe lo que es un alfa.– Añadió serio.

– Pero… eso no es nada bueno.– Dijo angustiada.– Lo más importante aquí es que no se ha presentado, la noción de categorías puede deberse a que fue criado como ermitaño o que sufra de amnesia por una lesión.

– Por eso debatía qué hacer con él, madre.– Alega.

– ¿Cómo que debatías?– Expresa molesta.– Es claro lo qué debes hacer jovencito.– Dijo autoritaria.

– Tú misma lo dijiste antes madre… él no tiene nada que ver conmigo ni con la manada.– Esboza una sonrisa autosuficiente. Provocando que la mamá le viera un peldaño más arriba de enfado por su descortesía.

– ¿Ahora re-utilizas mis palabras Jeong HoSeok?– Dice con la quijada tiesa.

– Sólo explico mis acciones madre.– La sonrisa prepotente que tenía enervaba a su progenitora.– No trato de faltarle al respeto, es más, buscaba aclarar lo que haría con él.

– ¡Pues que más! ¡lo vas a llevar con su eminencia!– Ordena.

– Pero que tal sí…– Intentó decir, pero fue interrumpido.

– Nada. Lo llevas mañana en la mañana y punto.– Sentenció seria, mientras que HoSeok agrandó sus fosas nasales.– Y no te atrevas a cuestionar.– Pronuncia lo último con frialdad.

– Como ordenes, madre.– Agacha la cabeza en señal de respeto, retirándose.

JungKook mira al peli negro irse sin rechistar, con los puños apretados y una vena saliente de su cuello. Clara muestra de que estaba muy enojado, controlado, pero iracundo. Dirigió su vista en el chico peli gris, pensativo, para después también marcharse a su habitación.

El silencio en esa sala era notable, la mujer aún no encontraba palabras que expresarle a TaeHyung, estaba muy preocupada por él. Su padecimiento no anunciaba un buen destino para el chico, y eso, le angustiaba de sobremanera.

Realidad Omegaverse (HV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora