O O 1

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─¡Eres todo un maricón, Lee Minho! ─chilló Jisung con la furia reflejándose en cada una de sus exclamaciones. El nombrado lo miraba sin expresión. ─

─¿Ah en serio? Ya había olvidado que soy gay. Gracias por recordármelo, de todas formas. ─dijo restándole importancia a todo, volviendo la vista a su libro. Jisung abrió la boca, indignado. ─

─¿Estás tomándome el pelo? ¿No puedes tomarte esto en serio? ─preguntó totalmente ofendido por la poca importancia que el pelinegro puso a la discusión. ─

─¿Tomarme en serio qué? ¿Que eres un celoso del demonio y que prácticamente eres como un grano en el trasero? ─exageró solamente para lastimarlo y hacerlo enojar aún más. Dicho y hecho, se levantó del sofá y tomó posición frente a el. ─

Jisung había explotado en palabras, gritos e insultos sin fin. Fué la gota que rebalsó el vaso de su paciencia y Minho lo sabía perfectamente. Estaba divirtiéndose con los notables y resaltables nervios y celos de su novio, quién estaba a un paso de convertirse en su ex por una tontería.

─¡Eres un imbecil! ¡Un desconsiderado de la gran mierda! ¡No quiero volver a verte, Lee Minho! ¡Y si no me pides una disculpa yo...!

─¿Tú que? ¿Huh? ─preguntó con su fría y oscura voz, la cual golpeó e impactó en los puntos más débiles de Jisung. ─ ¿Qué harás? ¿Seguirás gritándome? ¿Me golpearás con tus brazos de fideo? ¿Romperás conmigo?

Obviamente, Minho conocía de pies a cabeza física y sentimentalmente a Jisung, y principalmente lo describiría como una persona con la cualidad de arrepentirse con demasiada rapidez de sus actos y siempre da rastros de volver a lo que lo hace perder la cabeza o en este caso, el causante de toda su perdición: El, su tierno y mal humorado novio.

Y como el otra vez iba a romper con el azabache, ¿Porqué no jugar un poco con su paciencia y consciencia antes de que se vaya otra vez?

Estaban batallando en una guerra de miradas en la cual los ojos del castaño claro estaban cristalizados por las incontables lágrimas que por su dolor, creó inconscientemente, y los del contrario solamente seguían alimentándose gustosamente del grado de la debilidad de su novio.

─¿Que me vas a hacer, Jisunggie? ─dijo ésta vez rompiendo el silencio junto a una sonrisa juguetona. Apretó sus labios para evitar reír a la vez que estiró una de sus manos para acariciar la mejilla de su novio, quién ahora dejaba caer un par de lágrimas sin cambiar si expresión. ─

─Vete a la mierda, Minho. ─escupió con asco en su cara y se dió la vuelta para salir del departamento clavando huellas de fuego en el suelo por toda la furia e impotencia que sintió en ese momento. ─

Por otro lado, el de pelo negro soltó una risa y luego de cerrar la puerta por completo, suspiró:

─Que dramático más lindo. ─y volvió a reír. ─

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