la melodía del corazón ♡⃕chaesoo

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제2장 │ El llamado inaudible de una memoria olvidada.

JiSoo ni siquiera recuerda con exactitud cuáles fueron las últimas canciones que la joven entonó con su inefable voz, aquella que la hace sentir miles de sentimientos en un solo que desembocan en una amplia sonrisa cada vez que la chica la miraba de reojo antes de continuar con su trabajo. 

Han transcurrido unos cuantos días, en los que ella no ha podido parar de sobre pensar la situación que no le incumbe en lo más mínimo. Y es que, por más lamentable que suene en su cabeza, la muchacha no ha sido partícipe de una amena charla junto a ella. Mucho menos sabe sobre sus preferencias, detalles y sueños en la vida.

Por Dios, tampoco conoce su simple nombre. Y si aquello no es sencillamente desolador, ella no conoce entonces la definición correcta de la palabra. 

Cuatro toques sonaron contra su blanca puerta de oficina, a lo que pronuncia un suave permiso para la joven mujer que entra con las comisuras de sus labios carmines alzadas, en una apacible sonrisa que conmueve al corazón de la mayor entre ambas.

—JiSoo unnie —llama con la confianza tintando sus palabras dulces, sentándose con total comodidad en la silla en frente del escritorio a lo que Kim alza una ceja cómica—. ¿Ha escuchado las nuevas noticias? 

La fémina azabache menea la cabeza, pidiendo poco después—: Ilumíname. 

Y quizá ella ha pedido específicamente otro tipo de iluminación, pero no le importa mucho cuando Jung EunBi sonríe un poco más y le brillan sus bonitos ojos. Predispuesta a hablarle con lujo de detalle sobre el asunto que quiere contarle, a lo cual JiSoo sólo se acomoda en sus antebrazos en la superficie de madera y deja libre su mentón en su puño. 

—Bien —dice, para dar inicio a su repertorio de palabras—. ¿Recuerda al hombre que estuvo aquí meses atrás? Aquel que vino a una reunión con el superior para hablar de negocios supremamente importantes; pues ahora se puede decir con hechos que eran para comprometer al jefe con la hija mayor de aquel viejo hombre —La azabache queda boquiabierta por uno corto tiempo, para prestarle aún más atención—. Se dicen por los pasillos del sector B que aquella joven es estéril y que, por ello, no ha tenido muchos pretendientes aunque su belleza es amplia. ¿Puede creerlo? Los hombres sólo la evitan por no poder llevar en su vientre a su descendencia, es completamente tonto. 

JiSoo se queda inmersa en sus revueltos pensamientos por unos cuantos minutos. A decir verdad, lo menos que se le cruzó por la mente cuando saludó a aquel hombre sofisticado fue que viniera a comprometer a su hija por motivos tan devastadores. Y menos pensó ella que fuera con su jefe, Park JinYoung. 

La vida realmente es curiosa.

—¿Sabes el nombre de la chica? —cuestiona tomando un pequeño papel amarillo para escribir en él un párrafo con sus últimos descubrimientos. La chica frente a ella menea la cabeza, dudando un poco antes de mencionar. 

—No estoy realmente segura, pero se dice también que la chica no es asiática. Que viene de fuera, aunque su procedencia es coreana. 

Queda mirando el papel para subir la mirada hasta la rubia que la admira con cautela, carraspeando levemente le murmura—: ¿Un apellido, al menos? 

—Park —afirma, para entrelazar sus manos llenas de anillos—. El señor es de apellido Park. 

Y después de charlar unos cuantos minutos más, EunBi sale de la oficina con la confianza de que el viernes su unnie y ella tendrán una encantadora salida a cenar. 

JiSoo, entonces, mira detenidamente la lluvia que cubre a Seúl con un deje de melancolía que le recuerda ineludiblemente a la muchacha de datos confusos. No entiende cómo es que dejó de ir de la noche a la mañana a aquel parque proclamado como de ella, la azabache estuvo muy cerca de esperarla más tiempo del que esperó y fue mucho tiempo como para ser simplemente un retraso mínimo. 

La castaña desapareció del mapa, sin más.

Pero JiSoo está convencida de buscarla hasta en los sitios más recónditos y los confines del tiempo que tiene a su disposición.