C A P I T U L O. 1

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Las precipitaciones de esa madrugada no era para nada agradable y más en el sitio lo hacía ver una desdicha, desde su perspectiva, la ventisca tremenda ya hacia calar le hasta los huesos por dentro, con solo una bata puesta, y eso era de pocas, el sitio donde se encontraba, aparte de el, otros gritos maternales se escuchaban por toda la sala. Una sala de miedo. La sala de parto de omegas. solo pensando, maravilloso; estaba ahí solo, por su cuenta, solo una mujer desconocida lo acompañaba, recien habia cruzado las puertas de ese hospital. Y con una insistencia pertinente. Desde su llegada programada.

ㅡQuerido, ¡mírame!. No te desmayes, ¡mírame a los ojos! ¡mírame a mi!ㅡrepetía una enfermera a lado de su camilla, mientras se señalaba a si misma.

El aroma de ella, le brindaba una picazón a su olfato, no era irritable, tal vez por ser una beta. sostenía su mano derecha, mientras el la tomaba, las contracciones se volvían mas frecuentadas y hacia más firme el agarre con sobre naturalidad,  pero ella se negaba al dolor, ni pestaña ba para quitarle la vista a el.

Sentí su cuerpo partirse en dos, tan dolorosamente dejaba salir sus gritos agonizantes por toda la sala, y esa mujer a su lado parecía una parlanchina hablando sin cesar, pero no tenia en cuenta de ello, que si dejaba de hablarle, aunque sea por unos segundos, dormiría y seria su final.

ㅡQuerido. ¡Mírame de nuevo!, cuéntame de tu vida, ¿si? ㅡle sigo con un tono fuerte, que no le permitía cerrar sus ojos, pero la vista la tenia empañada con el cansancio inevitable.

El dolor de un parto era tan sorprendente mente agonizante, como su cuerpo hacía maravillas a la vez, que seguro si le hubieran advertido, lo tomaría en cuenta, pero que va. Uno aprende hasta haberlo vivido en su propia carne.

ㅡHijo, tu nombre es keigo ¿no?ㅡAun con la poca noción que tenia en su mente, la miró sorprendido e inconcertado, un nombre tan vago en su mente, que le perteneció hace mucho.

ㅡSi.

Al fin la primera palabra logro decir.

ㅡkeigo hijo, cuéntame de tu vida, pero por favor prométeme, que no cerraras esos bellos ojos que tienes, estas apunto de ser madreㅡElla lo había dicho con tanta rapidez, pero el logro oírlo con total claridad, llevando una mano a su vientre, y de manera a la vez murmurando una sola palabra tan débil, y una mirada vacía, que para esa mujer fue inaudible de oír, aun con la poca distancia entre ellos.

la respiración se le agitaba con saber ese hecho, el dolor lo había segado, hasta el punto de olvidar todo, hasta su estado, que si no se lo hubieran recordado, que el tampoco lo hubiera hecho.

Luego, esa misma enfermera beta, le siguió hablando miles de cosas, que luego se hicieron un sonido distorsionado.

Aunque lo dudo, empezó contando su historia a aquella mujer, su tono de voz era tan trasparente.

ㅡLo conocí...

●¤●

Diez meses atrás.

ㅡJóvenes, hoy un nuevo estudiante se sumará a la claseㅡel catedrático informo, a sí mismo, abriendo la puerta del color caoba de la clase.

En la clase no faltaban los murmuros.

Los chirridos del metal de los escritorios, siendo arrastrados empezaban, los estudiantes jalaban de ellos con sutileza siendo inútil y se hablaban entre sí.

Un joven menor, con un físico peliculiar, pero que nadie imaginaria era el mismisimo hijo del segundo heroe actual. Aunque su aspecto no era igualada al de su padre, ni al de su madre, exceptuando ese cabello revelelde rojizo. El quirk verdaderamente era fuerte, sin embargo eso había causado estragos y desvarío en su cuerpo, algunas extremidades estaban cubiertas, envueltas en vendas, que el ocultaba muy bien en ese uniforme.

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2020 ⏰

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