Prólogo

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Como toda buena historia esto merece una presentación como es debida, no seré la persona más interesante a ojos de la sociedad moderna, pero desde que tengo conciencia puedo ver a demonios y ángeles, como podéis imaginar uno habría de apoyar a los ángeles, pero para eso ya están muchos superhéroes y protas de series cutres.

Hoy me conocéis a mí, Knasis, no se donde nací ni que edad tengo, tan solo se que tengo un aspecto joven a ojos de los humanos, creo que soy eso, sí un humano, realmente en estos momentos nadie estará leyendo el tostón que le suelto, por eso os voy a resumir mi pasado, para que podáis entender todo lo que ocurrirá en esta historia.

A ver, todo empezaría por una simple palabra, soy adoptado, mis padres me eligieron y aunque parezca imposible me tratan como la mierda, ambos se quejan y me maltratan diariamente, mis supuestos abuelos me odian por no tener una fe, me he peleado con la familia de mi padre y de mi madre adoptivos.

Ahora estaréis pensando que vaya mierda de historia tengo, pero ahora viene lo bueno. Cuando tenía tres años empecé a ver cosas raras, ellos me decían que eran ángeles enviados a cuidarme, pero no les hice nada de caso, total era un bebé, como les iba ha hacer caso, durante los siguientes años tuve encuentros casuales con distintos seres celestiales y de luz, todos ellos supongo que siempre te dicen lo mismo, te engatusan diciéndote que si les ayudas vas al cielo, pues sabes que, te engañan y es una estupidez creerles. Me creas o no está mucho mejor servir a la oscuridad, o mejor aún hacer que ella te sirva a tí.

Empecé a comunicarme con los demonios y seres oscuros a la edad de diez años, ellos estaban ahí pero no decían nunca nada, les tenía mucho miedo, hasta una noche en casa de mis abuelos, en la que uno de ellos se me acercó, le miré a los ojos, nunca olvidaré aquellos ojos inyectados en sangre, y amablemente me dijo que le acompañara, sin pensarlo dos veces lo hice y me encantó, empecé a llevarme bien con ellos, el lado malo de aquello es que las almas en pena se te acercan a pedirte ayuda, ahí nos encontramos con la primera regla, no ayudes a nadie a cambio de nada, porque si no acabarás ayudando a todo el mundo.

Algo que no os he mencionado es que en este mundo existen los dones o magias, algunos apoyados en los elementos y sus derivados, otros en la luz y otros en la oscuridad. Mi don no es otro que la deformación de la realidad, pero al ser de un nivel superior tengo varios dones, y aparte de la deformación tengo el don de la clarividencia, todas las personas potencian sus dones y magias con runas que pueden dibujar en el sitio donde se encuentren  o como hago yo, o tenerlas tatuadas.

Este mundo está dividido en varios reinos, están el Reino Dorado los más ricos y que mejor les va en cuanto al comercio, también el Reino Copas que está inexplorado por el resto de reinos, pero tienen una potencia de ataque y defensa increíble, después está el Reino Basto que como su nombre indica son todos unos bastardos casi neandertales, y por último el Reino Espada un reino en el que los nobles y la realeza discriminan al resto de las clases sociales.

Yo en concreto soy del Reino Basto, pero vivo en el Reino Espada, soy un desertor, allí todo el mundo me odia y aquí soy un mercenario, actualmente tengo la cuenta de asesinatos en 2486, sí lo sé es poco, pero poco a poco empiezo a destacar, tengo pocos amigos pero cuanto menos amigos tengo menos amigos me traicionan, además en el Reino Basto ahí ciertas personas a las que me quiero encontrar y matar con mis propias manos.

Bueno y esto es todo a partir de ahora leereis mis vivencias a lo largo de mi existencia.

KnasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora