Capítulo Único.

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Aún se mantenían en el café, bebiendo del vino.

-Increíble que me tuvieras esta sorpesa Cheng Ke. El vino, la celebración, el inicio del café.

-Méritos tuyos, Jiang Yu Duo- le sonrió el jóven maestro- Me hace feliz, ver cómo has cambiado. Eres un buen chico. Sólo necesitabas creer.

-Creo que en realidad, necesitaba que alguien creyera en mí, y llegaste tú- sonrió el pelinegro, dando un sorbo a su copa.

Cheng Ke corrió su vista, fijando sus ojos en el vino.

-Tan rojo- habló Yu Duo- Tiene el color de tus labios

El castaño sintió un rubor, subir por sus mejillas.

-Qué dices- rió levemente- Vamos, bebamos.

La celebración y la charla duraron hasta cerca de la medianoche.

-Cielos, es tarde- dijo el jóven maestro, viendo el reloj en la pared- Debemos regresar- se levantó del asiento. Pero apenas su pies tocaron el suelo, sintió un leve mareo. Jiang lo alcanzó entre sus brazos.

-No conducirás.

-Tú tambień bebista- le dijo el castaño, levantando su cabeza, ambas miradas chocaron.

-Tranquilo, llamaré a Chen Qing. Le diré que nos lleve a casa.

El pelinegro sentó a Cheng Ke, y luego tomó su celular, para llamar al ruidoso chico rubio.

-¡Tercer Hermano!- minutos después, llegaba el bicolor a buscarlos.

Dejaron todo cerrado y se dirigieron al departamento.

Una vez dentro, Chen Qing se retiró del lugar, dejando los otros dos solos. El pequeño gatito dormía plácidamente en su lugar favorito.

-Iré a dejar al jóven maestro y luego te llevaré a la cama- le dijo el pelinegro al felino.

-Miau.

Yu Duo llevó al castaño hacia su habitación.

-Beber tú propio vino, no fue buena idea- le dijo Jiang, caminando hacia la cama.

-¿Qué- acaso no te gusta el color rojo?- preguntó Ke, tomándolo por el cuello, dejándolo caer sobre su cuerpo. La cama se hundió levemente por el peso.

El pelinegro se perdió en la mirada del jóven maestro.

-Me gustan tus labios- le dijo Yu Duo.

Cheng sonrió- Ya me lo habías dicho.

-Haré algo, sólo-no me mates- le dijo Jiang, acercando su boca, para darle un suave beso.

Luego de unos breves instantes se alejó, viendo los ojos del castaño.

-¿Cheng Ke?.

-Jiang Yu Duo- dijo, casi en un susurro. El jóven maestro subió sus brazos al cuello de Lao san, cerrando sus ojos.

Aquél acto hizo darse cuenta al pelinegro, que sus sentimientos eran correspondidos. No dudó más, y nuevamente acercó sus labios, besándolo.

-Mh, Ngh- Ke se aferró más al cuello, sintiendo la cálida lengua, moverse dentro de su boca.

La ropa comenzaba a molestar, el roce entre sus piernas, empezaba a endurecer ambos miembros.

La luz de la luna, entraba tímidamente por las cortinas corridas. Jiang liberó los rojos labios de Ke, y dirigió su boca hacia el cuello ajeno, besando y mordiendo suavemente su piel.

Vino Rojo [Antídote]🍷❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora