Capitulo 5

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Draco la llevó hasta un lugar fuera del castillo, hacía mucho frio pero él le aseguró que a donde iban era más cálido, caminaron alrededor del castillo por un rato hasta llegar a una banca de concreto que se encontraba en uno de los lados del castillo. Él tenía razón ese lugar era cálido, era el único espacio donde no había una blanca capa de nieve, ambos se sentaron con intención de seguir con su conversación.

Iniciaron hablando de cosas tan sin sentido, que no se dieron cuenta en que momento la conversación se había vuelto más profunda, sin darse cuenta ya estaba compartiendo sus más profundos secretos, sus más grandes miedos, sus sueños y planes a futuro.

El primero en notarlo fue Draco, no daba crédito de sus palabras, no sabía como pero ya le había contado a la Gryffindor que él se veía obligado a hacer muchas cosas que él no quería, le había contado que su padre no era una buena persona, le contó que él estaba seguro que su padre había ayudado a Voldemort cuando abrió la cámara de los secretos, también le contó de su preocupación por la posibilidad de que el mago obscuro regresara, sabía que si eso pasaba si vida sería convertida en un infierno.

En un giro inesperado él fue el que terminó exponiéndose más delante de su enemiga, quería confiar que como se rumoraba ella era una persona que tenía palabra y no usaría esa información en su contra, en ese momento se dio cuenta que gracias a esa tregua él se sentía mucho más ligero, a ella le había contado cosas que a nadie más le diría porque lo tomarían como una señal de debilidad, y la debilidad no está permitida para un Malfoy.

-¿Alguna vez has besado a alguien? -preguntó el dándole un giro completo a la conversación que sostenía -Granger -la llamó al ver que no respondía.

-¿Para qué quieres saber eso Malfoy? -respondió desviando su mirada.

-Vamos Granger te he contado secretos más grandes que ese -no era como si realmente le importara saberlo, o al menos eso se decía el mentalmente -responde -le pidió.

-No, ¿contento? Nunca he besado a nadie, Viktor intentó hacerlo el otro día en la biblioteca pero lo detuve, pensé que era muy poco tiempo de conocernos.

-¿Tiempo? ¿Qué tiene que ver el tiempo? -preguntó el confundido -digo tú y yo nos conocemos hace 4 años y no por eso nos basaremos. El tiempo no tiene nada que ver, ¿quieres besar a alguien? Pues lo haces y ya, que importa que lo acabes de conocer.

-Perdón si se te complica entenderlo, pero a mí me educaron para no andar dando falsas esperanzas, y un beso es dar señales de que sientes algo por una persona.

-Como dices estupideces -dijo Draco acercándose a ella -mira.

Planto sus labios sobre los de la castaña, por unos segundos ambos movían sus bocas al mismo ritmo, hasta que ella recobró la cordura y se alejó de él.

-Malfoy -le gritó.

-Granger -grito el imitándola -¿lo ves? Te besé porque quise y eso no significa que este enamorado de ti, ni que tu vayas a creer que lo estoy.

-No vuelvas a hacer eso -le advirtió ella.

-No te preocupes no es como que un día nos encontraremos en un pasillo lleno de estudiantes y correré a besarte -dijo el desinteresadamente -es solo un beso, que cuando tú y yo nos vayamos de este lugar nunca más se volverá a mencionar, ese es el trato.

-Creí que te daba asco estar cerca de mí.

-¿Te parece que de verdad me da asco estar cerca de ti? –preguntó el señalando la cercanía que tenían en ese momento -ya te expliqué que mucho de lo que hago o digo es solo porque así me dijeron que debía ser, no porque realmente yo decida serlo.

-Draco -lo llamó ella, para sorpresa de él lo hizo por su nombre.

Uno segundo bastó solamente para que el rubio volviera a encontrar los labios de la castaña, esta vez el beso fue mucho más larga, no se dieron cuenta cuando duró, aumentaba poco a poco a la intensidad, ella solo se dejaba llevar por los labios de él que parecían expertos en esta actividad.

Sin darse cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo los primeros rayos del sol comenzaron a pintar de un color rubí el cielo, habían perdido la cuenta, no sabían cuántos besos se habían dado, no estaban muy conscientes de la cantidad de caricias que se habían regalado, ni en qué momento ella se había sentado en las piernas de él, lo que si estaba muy claro era que la hora de terminar la tregua había llegado.

-Él no te merece -dijo él.

-No lo conoces -respondió ella.

-No creo que exista aquí un hombre que te merezca, Weasley es una basura y Viktor una bestia.

-No puedes saber eso -respondió ella algo indignada.

-Tú sabes lo que haces, solo cuídate y no derrames más lágrimas por ninguno de ellos -le pidió.

-¿Sabes? De toda esta noche loca en este momento es cuando menos puedo encontrar al Draco que conozco.

-¿Sabes? Al final si obtuve mi venganza -ella lo miró con desconfianza -he sido el primero en besarte y ahora tendrás que vivir con la tortura de nunca volver a sentir mis besos, y buscarás a alguien que te bese tan bien como yo lo hice por el resto de tu vida pero no lo encontrarás.

-Ese si suena como el Malfoy que conozco -dijo ella -ahora los dos nos recordaremos eternamente, tu pensarás en mi cada que te veas en el espejo porque recordarás como tu nariz sangraba gracias a mi golpe, mientras yo te recordare por ser el primer chico con el que me besé, aunque todos saben que yo te golpee, mientras que nadie sabrá que tú me besaste.

-Con la tortura psicológica me conformo, no importa que los demás no se enteren -respondió el rubio como si sintiera que había ganado esa "batalla" -ahora vamos que ya está amaneciendo.

Ella no respondió solo se limitó a bajarse de las piernas del chico para después caminar rumbo al interior del castillo, le sorprendió que el la tomara de la mano, a esas hora era posible que alguien los viera. El la acompañó hasta la escalera que la llevaba a su torre, ella le regresó su saco para luego intentar marcharse, pero el rubio la regresó tirando de su brazo.

Una vez más se dieron un beso, un beso profundo que se sentía lleno de sentimientos, culpa, miedo, cariño, agradecimiento y quien sabe que más, se separaron tan pronto recordaron que alguien los podría estar viendo. Ambos miraron en todas direcciones sin percatase que un pequeña niña rubia los había visto, misma que no los quiso interrumpir así que había dado media vuelta y se había marchado.

-Ya vete de aquí rata de biblioteca -dijo el, a lo que ella solo respondió con una sonrisa, para luego subir las escaleras y atravesar el retrato de la dama gorda.

El Slytherin se quedó ahí hasta que se aseguró que si se había ido, después se dio media vuelta para marcharse con una pequeña sonrisa en los labios.

AMOR Y BAILESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora