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Durante todas las dos horas que estuvo en el club de tiro, Genya no falló ningún disparo

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Durante todas las dos horas que estuvo en el club de tiro, Genya no falló ningún disparo. Su hermano tenía razón, cortarse el cabello habría sido fatal, podría sentir ni observar el viento con tanta precisión de haber cometido esa locura. Aunque sabía que todos esos disparos acertados en el blanco eran para canalizar sus nervios. El día anterior también había sucedido, pero pasaron cosas que no planeó. Ahora tiene una segunda oportunidad, y ni loco va a desperdiciarla.

Cuando terminó tomó sus cosas y ordenó su casillero de los vestidores lo más rápido que pudo. Disculpándose con algún compañero que estaba por pedirle algún consejo, solo se fue corriendo con un solo sitio en la cabeza, sin mirar atrás.

Fallar dos veces seguidas en un tema como ese sería lo más patético del mundo, aunque ya no tenía muy en claro lo que iba a decir. El día empezó demasiado deprimente cuando se miró al espejo, pero ahora que surgía un rayito de esperanza no lo iba a desperdiciar. Iba a pensar tanto positiva como negativamente. Si esta vez iban a rechazarlo, sería directamente, y él lo aceptaría. Pero no obtendría un posible rechazo sin luchar.

Aunque, como estaba corriendo tan rápido para llegar al patio trasero, casi choca con alguien girando por el callejón que llevaba a ese sitio. Y ese alguien era Tanjirou.

Se detiene en seco cuando lo vio, haciendo equilibrio para no chocar o caer, ambos mirándose a los ojos un poco sorprendidos al inicio. El silencio rodeándolos al inicio. Se quedan ahí, en el callejón estrecho, solo los dos.

—Hey —dice Genya, apretando la correa de su bolso escolar, tratando se no sonar tan nervioso, aunque la voz cansada por la carrera que acababa de tomar camuflaba un poco eso.

— Hey —dice Tanjirou de vuelta—, aquí estoy.

Genya lo agradece internamente, que se tome el tiempo de ir a verlo a pesar de que debe estar cansado por las actividades de su propio club. Pero ahí estaba, mirándolo con ojos atentos porque realmente quería saber qué le pasaba. Porque Tanjirou era así, y a él le encantaba que fuera así.

—Sí... —comienza a decir, y decide de repente que no tiene tiempos para rodeos—. Mira, ayer sí llegué, pero tarde y te vi con Inosuke.

—Oh, sí, él llegó de repente y me pidió un favor peculiar —se explica Tanjirou, y Genya entiende a qué se refiere.

—Lo sé, los vi, pero no me acerqué porque, bueno, los escuché y...

Entonces Tanjirou parece sorprendido, un poco alarmado inclusive.

—Genya, no es lo que piensas, eso solo fue...

—Yo sé, yo sé —le tranquiliza, levantando una mano en señal de calma—, Inosuke me contó. Pero de todas formas me fui porque... —se lo piensa un segundo, solo uno, porque si es más tiempo podría arrepentirse—... me sentí mal. Escucharlo decir eso para ti.

—¿Por qué? —pregunta Tanjirou, obviamente confundido.

Genya respira profundo en su interior, dispuesto a soltar la bomba en forma de palabras sin contenerse de ningún modo.

Life is short [GenTan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora