Anna.
Entro a la habitación de mi jefe temblando, es un hombre mayor, bueno, tampoco tanto, tiene cuarenta y seis años por lo que tengo entendido, pero está súper conservado, tanto que ni le das esa edad, uno cree que aún está en sus treinta, a parte que se viste bien y anda siempre bien arreglado, cuida de su imagen entonces menos demuestra la edad que tiene, aparenta diez años menos de los que tiene y yo doy diez más de los que tengo, y es porque no sé muy bien como vestirme, menos que menos cuidarme el pelo y la piel, pero hago lo que puedo.
Hace cinco años que trabajo acá y me siento tan mal de estar enamorada de él por el hecho de que tiene esposa, aunque no duermen juntos, desde que llegué que cada uno en su habitación y jamás, jamás supe nada de que pasaron la noche juntos, cosa que cada día al llegar de cierta forma me alegraba el no ver que durmieron juntos, pero luego se me iba toda alegría porque casi todos los jueves se va y vuelve el lunes, y esos días debe estar con otras mujeres y pensar en eso me parte, me parte al medio mal, y a la vez me siento terrible tonta por sentir dolor cuando él a penas y me da la hora.
Pensando en todo eso me pongo a limpiar su habitación, miro la cama imaginándome el como será para dormir, cuando llegamos a trabajar ya está levantado y la cama tendida, siempre la tiende, obvio la desarmo y la vuelvo a armar o van a decir que ellos hacen lo que yo debería hacer, me inclino a sacar las sabanas sucias para poner limpias cuando me tocan la espalda de atrás asustandome.
—AAAGGGG. —caigo acostada boca abajo en la cama, escucho un carraspeo que hace que me gire acomodándome la pollera que se me subió un poco mostrando mas de la cuenta mis muslos, lo sé porque su mirada estaba en mis piernas—. Disculpe... Disculpe señor, no lo escuché entrar. —muerdo mis labios al verlo venir del gimnasio de la casa, sin remera y transpirado, le recorro su cuerpo todo tatuado y trabajado y sudoroso, alza las cejas y trago duro porque fui mas que obvia—. ¿Desea algo señor?.
—¿Dónde está mi reloj? Creo que lo dejé debajo de la almohada. —miro hacia abajo y estoy sentada, me paro de un salto tropezando y él me agarra de los brazos impidiéndome caer y que lo lleve conmigo al suelo—. Tranquila mujer, no te pongas nerviosa por estar en mi cama.
—Yo... —miro mis manos moviendolas ya que no sé donde tocarlo para cargarme y acomodarme porque estoy sostenida por él—. Mil disculpas por estar en su cama, me asusté y no me di cuenta.
—Ya. —me estabiliza ya que no me animo a tocarlo por si no puedo soltarlo después—. Vi todo, no hace falta que me lo expliques, quedate tranquila. —asiento media incómoda ya que no me suelta y me mira fijo a los ojos que me hipnotiza tanto que siento mi cara ir hacia la suya como ya imaginando sus labios en los míos, me giro a agarrar lo que me pidió asi ya se va o me voy yo porque si seguimos juntos me las voy a mandar, le tiendo el reloj sonriendo—. Gracias.
—Salgo así se baña tranquilo, después sigo.
—Esta bien. —salgo apurada y sintiendo la sensación esa que es como que alguien te va a agarrar de atrás pero no con miedo sino con anhelo, agitadísima por lo que pasó me agarro de la pared.
—Dios santo ayúdame. —respiro hondo y decido ir a la otra habitación a terminar de limpiar porque me toca esto hoy.
—Annita hija, ¿Puedes ayudarme con el desayuno?.
—Si tía, ya voy. —voy limpiando mi sudor de nervios, cuando llevo todo a la mesa veo que es para uno como siempre y él está ahí esperando para comer—. Hola otra vez.
—Hola. —le pongo todo como me gusta y paso mis manos por el delantal secando el sudor de mis manos.
—Si desea algo llame. —me mira serio como siempre, bueno, las pocas veces en las que me mira.
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Otra Oportunidad
RomanceHardy y Ana. Hardy es un hombre envuelto en una relacion toxica con su esposa desde hace treinta años, ya no tienen nada pero viven en la misma casa fingiendo ser pareja creyendo que asi sus nietos son felices al verlos juntos pero en secreto esta p...